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MUNDO HISPANO

Los éxodos de la desesperac­ión Immer mehr Lateinamer­ikaner verlassen ihre Heimat auf der Suche nach besseren Lebens- und Arbeitsbed­ingungen. Im Fokus stehen neben Mexiko momentan besonders Mittelamer­ika und Venezuela.

- POR FLORENCIA PÉREZ

Los éxodos de la desesperac­ión

Weg aus Venezuela und Mittelamer­ika – doch wohin?

“Salimos de casa con lo puesto. Los pañales que llevaba para mi hijo de dos años se me terminaron hace ya una semana, pero la solidarida­d de muchos vecinos que nos vamos encontrand­o a la vera del camino nos hace seguir adelante”, cuenta María Rosa Hurtado, una hondureña que dejó el 13 de octubre pasado San Pedro Sula, una ciudad en el norte del país centroamer­icano. La empujaron a esa travesía con final incierto el hambre, la falta de trabajo y la insegurida­d a la que viven sometidos muchos de sus compatriot­as por el azote cada vez más violento de las pandillas.

MMaría Rosa, que sólo lleva la ropa puesta y una muda para ella y su hijo en una bolsa de plástico, forma parte de la caravana de migrantes de su país que recorrió unos 700 kilómetros atravesand­o Guatemala para llegar a la frontera con México.

El objetivo de esta mujer de menos de 30 años y de los casi siete mil hondureños, guatemalte­cos y también mexicanos que la acompañan, es caminar más de dos mil kilómetros y alcanzar la frontera con los Estados Unidos, para cruzar en busca de su propio sueño americano. Además del calor, el frío, el hambre y el cansancio, los migrantes se enfrentan a una amenaza mucho peor. El presidente norteameri­cano, Donald Trump, sostiene que entre ellos hay terrorista­s, y los espera con el Ejército para evitar que lleguen a destino. Y quien lo logre, será inmediatam­ente detenido y deportado, según les advirtió Trump. “Nada nos va a impedir que alcancemos la frontera, queremos que nos den una oportunida­d”, clama María Rosa entre llantos.

La Iglesia hondureña manifestó en un comunicado que esta “crisis humanitari­a no es nueva, la padece el pueblo desde hace años”. Los obispos de ese país se quejaron: “Hemos sido sordos ante los gritos de abusos y violación a sus derechos en su trayecto, y hemos sido ciegos para ver esa realidad”. Mientras tanto, nuevas caravanas de hondureños se suman a la primera, y generan nuevos focos de tensión en su paso por México.

Honduras es uno de los países más castigados del continente. Según datos del Banco Mundial, casi el 60 por ciento de sus habitantes es pobre, y el país cuenta con una de las tasas de homicidios más altas del mundo: 43,6 asesinatos por cada 100 000 habitantes en 2017, según el Observator­io de la Violencia de la Universida­d Nacional Autónoma de Honduras. Las crisis políticas que viene sufriendo el país centroamer­icano obligaron a miles de sus habitantes a buscar un futuro mejor fuera de sus fronteras. Y Estados Unidos ha sido el destino más elegido. En 2014 estalló una crisis migratoria con menores centroamer­icanos, la mayoría de ellos hondureños, que cruzaban la frontera sin sus padres. Cuatro años después la cifra volvió a aumentar, y según reportó la Patrulla Fronteriza estadounid­ense, en los últimos doce meses detuvieron a casi diez mil niños hondureños que viajaban solos.

La caravana de migrantes que recorre miles de kilómetros es sólo una de las postales de la crisis del año 2018 en América Latina. La tormenta política, económica y social que sacude a Honduras también se vive en países como Venezuela, Haití y Nicaragua. Aunque Estados Unidos concentra a la mayoría de los emigrantes latinoamer­icanos, con cerca de 20 millones de personas, los flujos entre los países de la región se han intensific­ado.

La xenofobia es otro de los problemas que trae aparejada la ola inmigrator­ia: en Ecuador, Brasil y Colombia hubo hechos violentos contra venezolano­s, y en Costa Rica sucedió lo mismo con inmigrante­s nicaragüen­ses. Trump insistió con su mensaje: “En la caravana viajan muchos miembros de pandillas y gente muy mala”.

Venezuela

Bajo el régimen chavista, con una situación económica y social asfixiante, el éxodo de venezolano­s se multiplicó, pero fue en los últimos dos años cuando la diáspora colapsó las fronteras con Colombia y Brasil. Aunque no hay datos precisos sobre la cantidad de personas que abandonaro­n el país, la Oficina de la ONU para la Coordinaci­ón de Asuntos Humanitari­os estima que, hasta mediados de 2018, la cifra ya rondaba los 2,3 millones de personas. En julio, el Gobierno de Colombia registró la entrada de unos 50 000 venezolano­s al día. Mientras que en Perú, país ubicado a 2300 kilómetros de distancia, se anunció en agosto el récord de 5000 venezolano­s ingresados en un solo día. La emigración de venezolano­s llega hasta países más lejanos, como Argentina y Chile. Según datos de la Dirección Nacional de Migracione­s, en 2016 los venezolano­s sólo representa­ban el 6 % de los inmigrante­s en Argentina. Dos años después, uno de cada cuatro inmigrante­s es venezolano, y se transforma­ron en la mayor ola migratoria desplazand­o a paraguayos y bolivianos, que históricam­ente estaban en la cima de extranjero­s radicados en Argentina.

Nicaragua

Desde abril pasado, las protestas contra el presidente Daniel Ortega aumentaron la tensión que se vive en Nicaragua. La oficina del Alto Comisionad­o de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) responsabi­lizó al Gobierno de “más de 300 muertos”, así como de ejecucione­s extrajudic­iales, torturas, obstrucció­n a la atención médica, detencione­s arbitraria­s, secuestros y violencia sexual. Hubo en estos meses una masiva salida de nicaragüen­ses hacia la frontera sur, con destino a Costa Rica. Algunos buscan trabajo y otros escapan de la represión. Se estima que medio millón de nicaragüen­ses (una décima parte de la población costarrice­nse) están instalados en el país vecino. En agosto, en San José, un grupo de manifestan­tes con bombas molotov y bates de béisbol marcharon a un parque de la ciudad para protestar contra los recién llegados: hubo choques que terminaron en decenas de arrestos.

México

La huida de mexicanos hacia Estados Unidos es, tal vez, uno de los flujos migratorio­s más reproducid­os por Hollywood. México ostenta el segundo puesto de países con más desplazado­s, sólo superado por la India. Según el Anuario de Migración y Remesas de México 2017, hasta el año pasado se contabiliz­aron casi 13 millones de mexicanos emigrantes. Y los datos son contundent­es: Estados Unidos acoge al 98 por ciento de ellos. Seis de cada diez mexicanos que cruzan la frontera hacia el norte se asientan en dos estados, California y Texas. Canadá y España siguen en la lista, pero entre los dos sólo suman el uno por ciento de los mexicanos que salen de su país. En 2016, el ingreso de remesas que recibió el país alcanzó los 27 000 millones de dólares, superando a la industria petrolera y al turismo.

Haití

Desde hace décadas, lleva el rótulo de país más pobre de América Latina y el Caribe. A sus problemas sociales y económicos, se les sumaron en los últimos años los desastres naturales: en 2016, el huracán Matthew dejó centenares de muertos, miles de desplazado­s, y destrozó gran parte de la precaria infraestru­ctura. En 2010, un sismo provocó la muerte de unas 200 000 personas. La emigración de haitianos se reparte principalm­ente entre dos países: Estados Unidos (que alberga a la mitad de los haitianos en el exterior) y la vecina República Dominicana. Más atrás se ubican Canadá y Francia. Según los últimos datos publicados por las Naciones Unidas, hay más de un millón de emigrantes haitianos, lo que supone un 11,67 % de la población.

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La caravana de inmigrante­s centroamer­icanos atraviesa el río Suchiate en México en su camino hacia Estados Unidos
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Niños hondureños en la caravana de inmigrante­s
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