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CUADERNOS DE VIAJE

Irene Rogatty aus Marburg ist Rentnerin und hat die Schönheit und Freude der Freiwillig­en-Arbeit entdeckt.

- POR IRENE ROGATTY

Unterwegs in Costa Rica

CCuando cumplí los 65 años, tuve mucho tiempo libre y pude cumplir mis sueños, es decir, viajar por el mundo de habla hispana y trabajar como voluntaria en fincas al aire libre, en el jardín y con animales.

La última vez viajé tres meses por Costa Rica y trabajé durante muchas semanas en tres fincas privadas, como voluntaria. Como WWOOFer*, normalment­e trabajas seis horas al día durante cinco días. A cambio tienes alojamient­o y comida gratis.

Lo más interesant­e fue trabajar en Parismina, un pueblo de la costa caribeña. Con otros voluntario­s y un guía local, patrullába­mos a lo largo del mar todas las noches. El primer grupo patrullaba de las 8 hasta la medianoche, y luego patrullaba un segundo grupo hasta las 4 de la madrugada. Vigilamos la llegada de las tortugas y la puesta de huevos, para que los ladrones no pudieran robarlos y venderlos.

Durante estas patrullas he visto cuatro veces las tortugas más grandes (hasta 170 cm). Cuando ponían los huevos (llegaron a ser 140), los recogíamos y los enterrábam­os en un área vigilada. Después de unos 40 días eclosionab­an. Como voluntario­s también vigilábamo­s el tramo hacia el mar que hacían las crías de tortuga. Estas patrullas son muy importante­s, ya que las tortugas están amenazadas de extinción.

El viaje a través de Costa Rica fue genial (a excepción de los muchos mosquitos). El paisaje es hermoso, es un verdadero paraíso con exuberante vegetación. Sus habitantes, los “ticos”, son gente muy amable, abierta y siempre servicial.

Una de las tres fincas en las que trabajé era un hogar para animales enfermos. Los voluntario­s cuidamos de los animales, trabajamos en el jardín, ayudábamos con las reparacion­es y mucho más. Estoy tan contenta por estar todavía en forma y haber podido dar siempre lo mejor de mí.

Los ayudantes –todos de diferentes países– vivíamos juntos en una casita, y aunque no nos conocíamos de antes, había una gran confianza entre nosotros. Después de tres semanas en esta finca, viajamos juntos por el país durante un tiempo. Visitamos parques naturales, caminamos a los picos de dos volcanes y practicamo­s esnórquel en el mar turquesa.

Una visita a Costa Rica también significa ver y escuchar de cerca animales exóticos, como monos aulladores, iguanas grandes, una pequeña boa en una granja y muchos más.

Desde que me jubilé, he estado en muchos lugares para trabajar en granjas, incluyendo Hawai, Mallorca, Suiza, etc., y para conocer los países y su gente. La mayoría de las veces viajé sola, o a veces con otros voluntario­s.

Me gustaría recomendar a otras personas, especialme­nte a las que están jubiladas, que hagan viajes “aventurero­s” similares, que dejen atrás la vida cotidiana y también que abandonen su zona de confort. Nunca he tenido malas experienci­as con gente en el extranjero o con animales salvajes. Por supuesto, uno no debe ser imprudente, uno debe vestir sencillo y no usar joyas valiosas.

Me gusta esta forma de vida, es emocionant­e, he experiment­ado mucha belleza y he aprendido mucho.

* WWOOF = World Wide Opportunit­ies on Organic Farms, www.wwoof.org.

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Irene Rogatty en Costa Rica

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