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Licencias por maternidad y paternidad

Elternzeit, Mutterscha­fts- und Vaterschaf­tsurlaub – wie läuft das in der spanischsp­rachigen Welt?

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POR FLORENCIA PÉREZ

EEl flamante papá tampoco pudo presenciar la primera visita al pediatra ni el primer baño del recién nacido. Como la inmensa mayoría de los padres argentinos, quedó ajeno a todas esas vivencias que promueven una conexión familiar más íntima y un mayor protagonis­mo del padre en todo el desarrollo del niño. Tan solo dos días de permiso de paternidad: eso es lo que contempla la Ley de Contrato de Trabajo de Argentina, que entró en vigor hace 45 años. Esta reglamenta­ción está tan desactuali­zada que ni siquiera incluye a las familias adoptivas y a las parejas del mismo sexo.

Diferencia­s con Europa

Las diferencia­s de Argentina con los países europeos son abismales. En España, por ejemplo, el año pasado ampliaron por decreto a ocho semanas el permiso de paternidad, con una extensión progresiva de 12 semanas en 2020 y 16 en 2021, año en que los permisos de hombres y mujeres quedarán equiparado­s. Y los padres alemanes, además de contar con dos meses de baja, tienen la opción de sumar doce meses remunerado­s parcialmen­te, a repartir con sus parejas. Pero no hace falta ir tan lejos. Basta con mirar a su vecino, Uruguay, donde el permiso alcanza los trece días, para constatar el desfase de Argentina incluso a nivel regional.

El escenario se torna aún peor si se toma en considerac­ión al 50 % de los progenitor­es argentinos que directamen­te no gozan de ninguna licencia por paternidad por estar fuera del mercado laboral formal o por trabajar de forma independie­nte. En el comercio, en la construcci­ón y en el mundo rural se concentra la mayor parte de estos empleados “en negro”. A ellos se les suman los autónomos informales: changarine­s y vendedores ambulantes, entre otros. Ninguno tiene derecho a pasar siquiera las primeras 24 horas de su hijo sin perder el jornal.

Licencia por paternidad en Argentina

Este contexto evidencia que la necesidad de modificar la ley argentina es apremiante. En el Congreso nacional se estudia un proyecto de equidad de género donde se incluye la posibilida­d de brindar 15 días a los padres biológicos, adoptivos y madres no gestantes por nacimiento o adopción. Además, contempla licencias para trámites previos en casos de adopción, para procedimie­ntos de fertilizac­ión asistida y por violencia de género. E incorpora la modalidad de jornada reducida para los padres con hijos e hijas de menos de 4 años.

Los sectores más conservado­res se resisten a la ampliación de las licencias por paternidad porque las relacionan con una menor productivi­dad, un aumento en los costos patronales y una amenaza para el equilibrio de los sistemas de seguridad social. Desde el progresism­o se alienta el proyecto de equidad de género, pero también se señalan sus debilidade­s: no resuelve el problema de los trabajador­es que están fuera del mercado laboral formal, no contempla

Federico tuvo solo dos días de licencia por paternidad; Florencia es autónoma y no está protegida por la ley

Elternzeit,

Mutterschu­tz

la posibilida­d de ofrecer licencias parentales compartida­s ni otras necesidade­s de cuidado, como las enfermedad­es de los hijos o las reuniones escolares. Además, tampoco modifica la licencia por maternidad, que la Ley de Contrato de Trabajo establece en 90 días, por debajo de las sugerencia­s de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo, que recomienda, al menos, 98 días.

Con sus desventaja­s, este proyecto es un primer paso para asegurar un óptimo desarrollo de la niñez. En un país en que solo un 21 % de los niños menores de 3 años accede a servicios de cuidado y educación, hay mucho por hacer para que no sean siempre las madres quienes deban limitar su vida laboral o delegar la crianza en un familiar o vecino, que –no casualment­e– casi siempre también es una mujer.

Uruguay

Este pequeño país sudamerica­no cuenta con niveles superiores a la media regional en esperanza de vida, alfabetiza­ción e ingresos brutos. También se evidencia un trabajo en la ampliación de los derechos de las mujeres y los niños. La licencia maternal se extendió de 12 a 14 semanas, y se amplió de 10 a 13 días la licencia paternal. También se estableció un subsidio que permite reducir a la mitad la jornada de trabajo de los padres y las madres desde el final de la licencia maternal hasta los seis meses de vida del bebé. Se trata de un beneficio transferib­le entre los integrante­s de la pareja que se puede fraccionar de forma alterna.

Chile

Es uno de los países de América Latina con licencia maternal más extensa (126 días). Los padres tienen derecho irrenuncia­ble a cinco días de licencia para el cuidado del recién nacido. Por otro lado, la legislació­n chilena también prevé una licencia parental posnatal, que puede gozar el padre si la madre se la transfiere. En ese caso, ellos pueden tomar seis semanas a jornada completa o a media jornada durante 12 o 18 semanas. Este derecho también es válido para los trabajador­es en caso de adopción.

Costa Rica

En este país centroamer­icano la licencia por maternidad remunerada es de cuatro meses, un mes antes del parto y tres meses posteriore­s al parto. Sin embargo, al igual que su vecino, Honduras, Costa Rica no otorga licencias por paternidad. Solo algunas empresas privadas aplican este beneficio como una política de recursos humanos. La necesidad de impulsar la licencia por paternidad desde el Estado fue un tema tratado en la Cámara de Diputados, pero recibió muchos cuestionam­ientos por su alto costo financiero.

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