El síndrome de la cabaña
Roberto war jetzt schon wochenlang nicht vor der Tür – und so langsam wird die Sache bedenklich...
La familia Pérez pasa en Madrid un mes de julio muy atípico. Todavía con el coronavirus coleando, pasan los días entre el teletrabajo y el balcón.
Marta: Uff, por fin he acabado con la reunión de trabajo por videoconferencia, estoy agotada. Oye, Roberto, ¿te apetece que salgamos un rato a pasear? Estoy harta de estar en casa. Necesito tomar un poco el aire.
Roberto: Es que todavía no me encuentro muy católico, Marta. ¿Y si nos tomamos unas cañitas en el balcón?
Marta: ¿En el balcón? Con la solanera que hace a estas horas nos podemos freír vivos. Pero, Roberto, con las ganas que tenías de volver a hacer vida normal después de la cuarentena y ahora no te atreves ni a salir al portal de casa. Roberto: Pues, sí, te lo confieso, tengo "agorafobia", me da miedo salir a la calle... Me entra ansiedad, angustia, y pienso que ¿y si me contagio otra vez y tengo que volver al hospital? Se me ponen los pelos de punta. Creo que tengo el síndrome de la cabaña, Marta. Marta: Pues sí que estamos arreglados... Pero, Roberto, los médicos te han dicho que, al haber pasado la enfermedad, es muy posible que seas inmune. No puedes quedarte eternamente metido en casa..., tienes que empezar a animarte y a marcarte unas rutinas para hacer vida normal.
Roberto: Si todo eso lo sé y cada mañana me digo "Hoy voy a salir a la calle", pero, de pronto, me imagino esperando en un semáforo o en el autobús o en un supermercado, y el virus pululando a mi alrededor y me bloqueo... No lo puedo remediar. Y en casa me siento tan seguro.
Marta: Tú te sientes muy seguro en casa, pero para que todo siga funcionando, yo tengo que salir de
POR COVADONGA JIMÉNEZ "esta cabaña" para ir a la compra, a la farmacia, al médico... Bueno, y tu hijo es todo lo contrario a ti, a él no se le ve el pelo; Pepín debe de tener el síndrome de "pasa de la cabaña". Vamos, ni tanto ni tan calvo. Roberto: Ya le cantaré yo las cuarenta a Pepín cuando lo vea. Marta, he tenido una idea que te va a encantar.
Al rato, Roberto llama a Marta desde el balcón.
Roberto: Marta, ¡ven al balcón! ¿Qué te parece? He puesto la sombrilla, la mesa plegable de camping y la minipiscina hinchable para refrescarnos los pinreles. Para qué salir a una terracita si tenemos nuestro "balcón-chiringuito".
Marta: Roberto, esto es una encerrona. Está claro que a ti no hay quién te saque todavía de casa. Vale, acepto ir de cañas al balcón si juegas conmigo a "acierta y gana". Si me contestas a una pregunta y aciertas, yo hago la cena, y si no, te toca a ti.
Roberto: Uff, sabía que convencerte para quedarnos en casa no me iba a salir gratis. Pero antes de soltar la preguntita, voy a traer las cañitas y unas tapas. A ver si me inspiro.
Marta: ¿Ya estás preparado? Venga, saca una tarjeta. Umm, no te lo pienses tanto, Roberto. ¿Esta? Muy bien, voy a leerla. Para cuál de estas maravillas del mundo se necesita más tiempo en su construcción, ¿la Sagrada Familia de Gaudí o las pirámides de Guiza, en Egipto? Roberto: Bah..., esa es fácil. Esta vez me salvo de cocinar, Martita. Está claro: ¡Las pirámides de Egipto! Marta: Umm..., ¡falso! Para construir las pirámides de Egipto se tardó unos 85 años, y la obra maestra de Gaudí lleva más de 130 años en obras. ¿Qué me vas a hacer de cena, querido?
Roberto: "Pan tumaca", en castellano "pan con tomate", en honor al genio de Gaudí, Martita.
1. Trabajar desde casa. _________ 2. Parte de una vivienda que está al aire libre y no es muy grande. _____________
3. Un vaso de cerveza de barril. _____________
4. Que no puede ser atacado por una enfermedad. _________
5. En el registro coloquial, los pies. _____________
6. Estado de ánimo caracterizado por la inquietud. _________
8. Usar
Coloque algunas expresiones del ejercicio anterior en este texto.