Ecos

Coloquial: La familia Pérez: El regalo envenenado

Um im Lockdown fit zu bleiben, hat sich Marta für daheim ein Laufband kommen lassen. Roberto muss es natürlich auch sofort ausprobier­en.

- POR COVADONGA JIMÉNEZ AVANZADO

Marta se ha dado de baja en el gimnasio del barrio para no correr riesgos y evitar contagiars­e del virus. Pero quiere seguir haciendo ejercicio en casa, por eso, ha comprado por internet una cinta para correr. Llaman a la puerta.

Roberto: Ya voy yo a abrir... ¿Hola, buenas…? No, no habíamos pedido nada... ¿A ver? Ah, pues sí, es el nombre de mi mujer. Espere un momento... ¡MARTA…!, ven..., que han traído un paquetazo para ti.

Marta: Ah, sí, sí..., pase, pase... Lo puede dejar aquí mismo, junto a la puerta. ¿Firma digital o en papel…? Digital, claro. Adiós y gracias. Roberto, ¿me ayudas a trasportar­lo al salón? Allí, junto al balcón, tenemos sitio suficiente para colocarlo.

Roberto: Esto pesa como un muerto, Marta, ¿qué es?

Marta: Es un regalito para ponernos en forma. Ya verás... En unos meses vamos a convertirn­os en una familia saludable y cachas. Roberto y Marta están desembalan­do... Roberto: Bueno, bueno, Marta, ¿y esta sorpresa?, ¿es el regalo atrasado por el día de los enamorados...? Uff, ¡qué aparato

tan grande…! Porfa, pásame el manual de instruccio­nes y los tornillos para empezar a montarlo.

Marta: Toma... ¡Ah!, y para tu informació­n..., la cinta es una máquina de cardio buenísima no solo para bajar los kilos de sobra, sino también para combatir la fatiga pandémica... Por cierto, ¿dónde se ha ido Pepín?

Roberto: Pepín se ha ido a casa de Óscar a jugar al FIFA para combatir el aburrimien­to, digo yo. Ya sabes que él practica el ejercicio del mínimo esfuerzo, y jugar al fútbol con la consola, hasta el momento, no produce ni agujetas ni rotura de ligamentos ni torceduras... ¡Listo…!, ya está puesta la pantalla. Ahora, solo falta conectar el cable al enchufe, encenderla y a ver si funciona la maquinita.

Marta: ¡Eres un manitas, Roberto! Pero, cariño, no seas tan duro con Pepín; como diría él, ya hace bastante ejercicio yendo de su habitación a la nevera y vuelta. Pero estoy segura de que cuando vea la cinta, le va a encantar y hará también ejercicio con nosotros. Mira..., se han encendido las lucecitas...Venga, vamos a probarla. ¿Quieres estrenarla tú primero?

Roberto: ¡Umm…! No, tú primero, que eres la especialis­ta en cintas...Yo primero tengo que ponerme el chándal de entrenamie­nto. Marta ya está corriendo en la cinta y parece que todo funciona a la perfección. Roberto aparece equipado para probar la máquina.

Roberto: ¿Qué tal, Marta?

Marta: ¡¡Uff, genial!, pero después de tantos meses sin usarla en el gimnasio, me cuesta coger el ritmo. Hay que empezar poquito a poco y luego ir subiendo la intensidad. Venga, prueba tú. Pero ten cuidado con la velocidad y mira bien dónde pones los pies, que estas máquinas son muy traicioner­as.

Roberto: Anda, mujer, si esto está chupado, solo hay que cogerle el tranquillo. A ver, baja, baja, que ahora voy yooooo... Achhhhhh..., Martaaaaa..., páralaaa... ¡Ay, ay! ¡Qué golpe! Creo que me he partido los morros..., ¡ay, ay…!

Marta: Chupado, ¿eh, Roberto? No puedes montarte en marcha, tienes que esperar a que la cinta esté parada completame­nte. Anda, ven, que te voy a poner una compresa de hielo en los labios para que no se te hinchen. No vaya a creer Pepín que te has puesto bótox.

Roberto: ¡JA, JA! Esto es un re-ga-lo en-ve-ne-na-do, Mar-tita. Mis la-bios son salchichas... ¡Achh!

Marta: Roberto, cierra el pico y ponte el hielo. Ya verás como mañana estarás perfecto y podré darte una clase básica para usar la cinta de correr y otra de primeros auxilios por si yo no estoy cerca cuando tengas un accidente doméstico...

Roberto: ¿Un accidente do-més-tico o un asesinato ca-mu-flado? Mar-ti-taaa.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Austria