Convento-museo
Una joya ya brilla en Cochabamba
“Un sueño se hizo realidad”, dijo anoche el director del conventomuseo Santa Teresa, Linton Guzmán, cuando fue inaugurada la obra arquitectónica restaurada con el apoyo de la Embajada de EEUU. Un concierto magnífico del ensamble Juilliard415, de Nueva York, realzó la reapertura que fue esperada y acariciada por 40 años.
Luces tenues, un escenario instalado en el patio central histórico recientemente restaurado y más un centenar de invitados marcaron la inauguración oficial del convento-museo Santa Teresa, anoche.
El espacio destinado para la concurrencia quedó pequeño para la cantidad de invitados y amantes del arte, por lo que, a pesar de contar con sillas en medio del patio, se dispuso un espacio para los asistentes en la segunda planta del convento. También se instaló una pantalla gigante en la plazuela del Granado para todos aquellos que querían apreciar el evento pero no tenían invitación.
El punto de acceso se con- virtió en un caos, generando una confusión entre personas que hacían cola para entrar con invitación y otras que esperaban que se permitiera pasar sin ella. Una hora antes del inicio, se observaron malos entendidos y conflictos por el espacio.
Sin embargo, el evento formal comenzó puntual con las palabras de agradecimiento de Linton Guzmán, director general del nuevo espacio, quien agradeció a la Embajada de Estados Unidos y a los obreros que participaron en esta restauración.
Posteriormente, Ricardo Pol, a nombre de la Alcaldía de Cochabamba, otorgó reconocimientos a los arquitectos que ayudaron en el diseño final, así como al encargado de negocios de la Embajada estadounidense, Bruce Williamson. Asimismo, Williamson tomó la palabra y comentó
que este proyecto es un regalo para Cochabamba y Bolivia por el profundo respeto por la restauración y el patrimonio cultural en nuestro país.
Por último, en uno de los momentos más emotivos, monseñor Óscar Aparicio cedió el honor de bendecir la obra a monseñor Tito Solari, quien con agua bendita pidió que el espacio sea un signo luminoso del arte y de la fe.
El concierto
A las 20:00, Keiran Campell, miembro de la orquesta Jui- lliard415, subió al escenario e interpretó un solo de chelo.
Siete partes de la obra “Cello suite No. 2 in D minor” de Bach fueron interpretadas por uno de los estudiantes de la Escuela Juilliard para deleite de todos los asistentes.
Al concluir, una gran cantidad de aplausos dio la bienvenida a otros tres músicos de Juilliard415, quienes tocaron “String quartet op. 76 No. 1” de Haydn.
Para esta pieza se contó con dos violines, una viola y el chelo. Cuando interpretaban esta obra, se escucharon un par de fuegos artificiales, que distrajeron a los asistentes, mas no a los músicos.
Por último, los cuatro músicos interpretaron la canción “Salve Regina D 676 op. 153” de Schubert, junto a la soprano Rebecca Farley, quien fue la más aplaudida.
Katia García, una de las invitadas al concierto, comentó a propósito que “me pareció espectacular, me gustó mucho la interpretación de la soprano, fue muy interesante”.
El concierto, que duró cerca de 45 minutos, fue aclamado por el público.
“El concierto me pareció muy interesante, sobre todo para Cochabamba. Realmente es una joya para el nivel cultural. Se debería repetir”, comentó Ana María Gentres, una de las asistentes.
Por su parte, Rosario Casas, carmelita misionera, comentó que este tipo de música no es muy común, por lo que “debería repetirse más para resaltar el arte”.
El evento concluyó con