Los Tiempos - Lecturas & Arte

Miguel Mateos, el ícono argentino llega a la ciudad.

- ARIEL ANTEZANA Director del Fin del Silencio

Pero la despiadada década de los 90 había llegado y era una obligación reinventar­se.

“Rock en tu idioma”, movimiento del cual Miguel Mateos y ZAS son piezas fundamenta­les.

Miguel Ángel Mateos Sorrentino nació en Buenos Aires, Argentina, el 26 de enero de 1954. Inició su carrera musical desde muy temprana edad. Tenía apenas 15 años cuando, junto a su grupo “Cristal” allá en 1969, llegaría a la final del Festival Pinap, organizado por una revista local. Como dato extra, debemos indicar que en este festival quedarían eliminados Sui Generis, quienes también participab­an.

Diez años pasarían en los que el joven Mateos trabajaría y estudiaría música hasta que en 1979 formaría la banda ZAS, junto a su hermano Alejandro. Fuertement­e influencia­dos por el naciente postpunk y new wave inglés, la oportunida­d para darse a conocer no podría haberse dado mejor, ya que fueron invitados para ser el grupo soporte del concierto de nada más y nada menos que Queen, la banda encabezada por el magnífico Freddie Mercury, que se llevó a cabo en el estadio de Vélez Sarsfield el 28 de febrero de 1981.

Con este increíble impulso, ZAS grabaría su primer disco homónimo en 1982. De esta manera, se inicia la carrera de uno de los músicos argentinos más importante­s de la gloriosa década de los 80. Al contrario de lo que muchos creen. La mayoría de los éxitos inmortales de Mateos se dieron precisamen­te como parte de ZAS, quienes en una movida comercial, de marketing y por el poder y presencia del cantante empezarían a firmar sus discos como “Miguel Mateos ZAS”, es así que lograrían su primer gran éxito con el tema “Tira para arriba” del disco “Tengo que parar” de 1984.

1986 fue el año dorado para Mateos y ZAS, con el lanzamient­o del genial “Solos en América”, probableme­nte el mejor disco en la carrera de la banda, un disco redondo, sin puntos flacos y con grandes canciones como ese himno al complejo de Peter Pan como es “Cuando seas grande”, o el introspect­ivo “Solos en América”, la positiva “Llámame, si me necesitas” y la poderosa “Mi sombra en la pared” sin olvidar la power- ballad “Es tan fácil romper un corazón”, canciones, todas ellas, que forman parte de la historia del rock en castellano.

Justamente, en aquella época surge un movimiento sumamente importante dentro la escena rockera latinoamer­icana, el llamado “Rock en tu idioma”, movimiento del cual Miguel Mateos y ZAS son piezas fundamenta­les.

1987 es el año que ve la luz “Atado a un sentimient­o”, disco tan sólido como el anterior, pero con el plus de contar con la impecable producción del Cachorro López, quien tiene en su currículo haber trabajado con las mejores bandas latinoamer­icanas. De hecho, el Cachorro merece una nota exclusivam­ente dedicada a él, ya lo haremos en otra oportunida­d.

La canción que le da título al disco, se convierte en un himno total, así como “Y, sin pensar”, “Donde arde la ciudad” y la provocador­a “Todo es sexo por dinero”. Este “Atado a un sentimient­o” marca el final de Miguel Mateos junto a ZAS y empieza la carrera solista del músico.

En 1990 Miguel Mateos arranca una carrera solista con el disco “Obsesión”, que fue producido por el norteameri­cano Michael Sembello ( el que hizo bailar a todo el mundo con la banda sonora de la película “Flashdance”), y como no podría ser de otra manera una producción impecable para el inicio de la carrera solista de Mateos, el tema que da título a este disco fue un éxito ya no sólo en Latinoamér­ica, sino que proyectó a Mateos a latitudes impensadas, generando una gira completame­nte exitosa.

Pero la despiadada década de los 90 había llegado y era una obligación reinventar­se. Mateos lo hizo de una manera muy inteligent­e y llena de sabiduría, no se dejó invadir con las nuevas tendencias, sino, más bien, todo lo contrario, volvió en un tour- de- force a las raíces de su música. Con los discos “Kriptonita” de 1991, “Pisanlov” de 1995, “Bar Imperio” de 1998, “Uno” del 2005 y “Fidelidad” del 2008 deja una etapa muy masiva de la música para convertirs­e en un músico sobrio e íntimo, lo cual fue bien recibido y aplaudido, tanto por la crítica como por el público.

Finalmente, como reza el título de su disco del 2013 “La alegría ha vuelto a la ciudad” y también a Miguel Mateos, cosa que confirmarí­a el 2016 con “Electropop” octavo disco como solista y décimo tercer de su carrera. Una que siempre ha estado marcada por la honestidad de su música.

Como hemos visto, hablar de Miguel Mateos no es poca cosa, sobrevivie­nte de varias temporadas musicales dentro una historia como es el rock argentino no lo hace cualquiera. Sin llegar a extremos agresivos como podría ser Sumo o Los Redonditos de Ricota, sin esa ambigüedad de Virus o Los Abuelos de la Nada, sin ese toque snob de Soda Stereo; Miguel Mateos siempre hizo música para pensar, con mensaje directo y sencillo, con la necesidad de sentirse bien consigo mismo, que es exactament­e lo que transmitía a través de sus letras.

¡ Miguel Mateos es un músico digno e íntegro, más allá de modas pasajeras o de clichés baratos, respetado por muchos y querido por más!

En pocos días tendremos la posibilida­d de recapitula­r nuestras vidas a través de su música, la cual hace mucho que dejó de ser suya para convertirs­e en verdaderos himnos de más de una generación, que tuvimos la necesidad de decir que no estamos “Solos en América”.

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En concierto. El cantante llega para una presentaci­ón exclusiva el 13 de abril.

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