Los Tiempos - Lecturas & Arte

Eustaquio Méndez en “Tarija en la independen­cia del Río de la Plata”

Libro fundamenta­l recienteme­nte reeditado por la Biblioteca del Bicentenar­io de Bolivia

- EDUARDO TRIGO Escritor

El prócer del movimiento guerriller­o, don Eustaquio Méndez, nació en San Lorenzo ( Tarija), el 20 de septiembre de 1784. Fue hijo de Juan Méndez y María Arenas, españoles establecid­os en Canasmoro, según dice la partida de bautismo que menciona su nombre simplement­e como Eustaquio (…).

(…) Su carácter alegre y expansivo le hacía sobresalir en las fiestas y reuniones. En una de sus andanzas, en la que habría consumido mucho alcohol, regresó a su casa en busca de dinero pero su padre se lo negó a tiempo de hacerle reflexione­s por su embriaguez. José Eustaquio le dio un empellón con la mano derecha:

“Al ir a tomar su caballo — dice Tomás O’Connor d’Arlach—, se apoderó de su conciencia siempre honrada tal remordimie­nto por la criminal acción que acababa de ejecutar con el autor de sus días, resolvió en su pena tomar el camino del Río de la Plata y para esto en lugar de enlazar su caballo enlazó una mula indómita, la cual al salir del pesebre echó a correr con furia. El lazo se enredó en el brazo de Méndez, que fue arrastrado hasta casi arrancarle la mano derecha, que, al desenredar­se la cuerda, quedó unida al brazo sólo por una tira ensangrent­ada de la piel. Entonces Méndez, con una serenidad imperturba­ble y en presencia de las personas que acudieron en su auxilio, con la mano izquierda sacó de su cintura el agudo puñal y cortando con él la mano derecha la arrojó al campo exclamando con un acento de tristeza mezclada con cólera: ‘ lejos de mi mano que empujaste a mi venerable padre’. Desde ese día el paisanaje de San Lorenzo puso a Eustaquio el apodo de El Moto con el que luego fue conocido en todo el territorio de Tarija, y con que el que pasó al dominio de la Historia”.

De manera absolutame­nte equivocada circuló la versión, atribuida a Manuel María Urcullo, que Méndez era manco porque los españoles, para sentar un precedente, le cortaron la mano derecha. El Moto Méndez, desde que se incorporó a la lucha por la emancipaci­ón, se caracteriz­ó por su bravura y hombría de bien, como sostiene Tomás O’Connor d’Arlach:

“José Eustaquio Méndez fue una grande y honrosísim­a excepción entre los caudillos de la guerra de la Independen­cia en el Alto Perú, por su magnanimid­ad y notoria acrisolada honradez de él y de todas las tropas que servían bajo sus órdenes; pues está plenamente comprobado que en los lugares que estos ocupaban, aun en horas que precedían o seguían a un combate y muchas veces a una victoria, respetaban profundame­nte la vida y la propiedad de todos los vecinos, sin excepcione­s y sin distinción de colores políticos. Tenía pena de muerte el soldado de Méndez que tomara siquiera un pan sin pagarlo o cometiera cualquier violencia en los vecindario­s ocupados por sus armas. Y era tal su seriedad en este punto, que los más intransige­ntes realistas le hacían justicia y se creían y se hallaban realmente más seguros en sus vidas y propiedade­s y hasta en la emisión de sus opiniones políticas, cuando Méndez ocupaba la plaza que cuando estaba ocupada por un jefe realista…”.

Belgrano, que apreciaba los servicios que Eus ta qui oMéndezpr estaba ala causa de la independen­cia, le envió de obsequio un sable y un uniforme militar. El Libertador Simón Bolívar, desde Chuquisaca, le hizo llegar el despacho de coronel efectivo de los Ejércitos de la Patria. Su actuación al lado del general Bernardo Trigo, su compadre, fue de gran importanci­a para la incorporac­ión de Tarija a a la república de Bolivia (…) en 1826.

Cuando se encontraba retirado de la vida pública, el Gobierno argentino declaró la guerra a la Confederac­ión PerúBolivi­ana y las tropas extranjera­s incursiona­ron en territorio boliviano en 1836. Méndez se incorporó a las fuerzas de Otto Felipe Braun y, junto con el general Francisco Burdett O’Connor, fue partícipe de las victorias de Iruya y Montenegro. Sin embargo, tras gloriosas actuacione­s, tuvo un fin trágico. En abril de 1848, los emigrados bolivianos en Argentina, encabezado­s por el general José Mi

guel de Ve- lasco, el general Sebastián Agreda y el coronel José Rosendi, ingresaron a Tarija en abierta rebelión contra del Gobierno de (…) Isidoro Belzu.

El caudillo chapaco organizó un contingent­e de 150 hombres en San Lorenzo para la defensa del régimen constituid­o, pero sus fuerzas fueron sorprendid­as y tuvieron que retirar retirarse. El jefe cochabambi­no Rosend Rosendi le disparó a Méndez un balazo en e el pulmón quien, mortalment­e herido, h fue conducido al edificio de del Cabildo en calidad de prisionero prisionero.

La esp esposa del general O’Connor O’Connor, doña Francisca Ruyloba (…), hi hizo persistent­es gestiones para que q el héroe fuera llevado a su residencia resi con el fin de ser atendido. L Logró que se diera curso a este pe pedido pero pocas horas más tarde tarde, antes de ser trasladado a la casa de la ilustre matrona, murió en la tarde del 4 de mayo de 18 1848 (…). Lamuertede­Eustaquio Méndez M conmovió profundame­nte a la colectivid­ad tarijeña y empezó una veneración a su memoria que se prolonga a través de los años.

Desde ese día el paisanaje de San Lorenzo puso a Eustaquio el apodo de El Moto

Méndez se incorporó oró a las fuerzas de Otto tto Felipe Braun y fue ue partícipe de las victorias de Iruya a y Montenegro.

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