“Un escarabajo en Japón”, una novela que atrapa.
La autora es escritora y miembro de número de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil
Esta novela corta surge a partir de la práctica japonesa del aikido, un arte marcial que, como su nombre lo dice, “cultiva el camino hacia el equilibrio de la energía vital”. Mariana Ruiz escribe una novela en base a esta práctica y en unión a la costumbre japonesa de criar como mascotas a escarabajos rinoceronte, capaces de montar un conocido espectáculo de lucha entre especímenes machos.
Mariana Ruiz es una escritora joven que incursiona en la escritura para niños con una saga cuyo objetivo primordial es dar a conocer mitos, leyendas y tradiciones bolivianas a partir de un personaje con el cual los niños puedan identificarse. Se trata de la saga de novelas cortas cuyo protagonista es Uma, que ya está en el séptimo libro, y por la cual Mariana Ruiz se ha dado a conocer como escritora de literatura infantil.
Una de sus últimas obras, que saca al lector del acostumbrado entorno nacional, es “Aventuras de un escarabajo en Japón”. Se trata de una novela corta muy bien escrita que surge a partir de esta práctica japonesa antes mencionada. Rompefocos es el escarabajo protagonista recogido en Los Yungas y trasladado a Japón, donde entrenan a cientos de su especie para la lucha entre machos. Llega a Japón y allí lo reciben en una habitación varios escarabajos que son entrenados para pelear; el dueño de todos ellos es el joven Fuki. Un escarabajo de nombre Nagashiro lleva a Rompefocos a la cancha de entrenamiento en el club Kanagawa. Allí conoce al profesor Sensei Grant y Rompefocos decide entrenar con él. El encuentro con este profesor cambia la manera de concebir la lucha y esto le gusta al escarabajo protagonista. El profesor explica que hay tres formas de lucha en Japón y que la que ellos elegirán no lastima al adversario. Se denomina aikido y es el camino hacia el equilibrio de la energía vital. Con su entrenador, Rompefocos aprende a utilizar su ki, la energía que se desprende de debajo de su cuerno. El gran maestro explica: “Ahora la batalla es más bien un espectáculo. Nadie debe salir lastimado. Veremos técnicas de defensa y de ataque, pero voy a decirles ahora quién es su principal enemigo: ¡ ustedes mismos! Cuando sepan controlar su cuerno, su peso y la dirección de su ataque, serán verdaderos Aikidoka” ( Pág. 41).
En medio de toda esta aventura, el protagonista conoce a Abril, un escarabajo hembra de la que se enamora perdidamente. Pero a Rompefocos no le gusta esta vida de lucha, extraña la tierra yungueña, entonces le propone a Abril escapar de Japón para regresar a Bolivia. La obra destaca una actividad poco conocida en nuestro medio que es la caza indiscriminada de una especie endémica de Bolivia. Los escarabajos rinoceronte son atrapados y llevados al Japón para realizar esta curiosa práctica de lucha entre machos. Sus cuernos y la estructura de su cuerpo atraen a los niños japoneses que compran escarabajos para tenerlos como mascotas. En muchas ciudades de Japón se organizan peleas clandestinas en las que se apuestan altas sumas de dinero y en las que los escarabajos se hacen daño entre sí con sus cuernos. Bolivia es una fuente de abastecimiento para esta práctica y es importante que nuestros niños estén al tanto de este problema para optar por una posición de defensa de nuestra naturaleza.
Las ilustraciones de Román Nina Nina, incluidas en la apertura de cada capítulo, acompañan perfectamente al tema del libro. Están realizadas sobre trozos de papel de arroz, en tonos negro y sepia, imitando dibujos japoneses hechos con tinta.
“Aventuras de un escarabajo en Japón” es una novela bien escrita, entretenida y que atrapa al lector desde el principio.