Los libros como fuente de la cultura
Consumo de cultura. Una reflexión respecto al valor de los libros y el arte en general
Del 1 al 12 de agosto de 2018 tuvo lugar la XXIII Feria Internacional del Libro de La Paz, organizada por la Cámara Departamental del Libro. Hay que felicitar a todas las Cámaras del Libro del país por la esforzada labor que cumplen en un medio y en una época que no han resultado favorables a este noble exponente de la cultura que es el libro. Esta situación me ha inspirado los siguientes pensamientos de orden personal.
Los libros, junto con las obras de arte, han representado mi principal acceso al mundo. Cuando era niño recibí las impresiones más fuertes de parte de los libros y las películas, no de experiencias corporales o psíquicas inmediatas. Aprendí lentamente a comprender el universo a través de aquello que los autores nos enseñan mediante sus textos. Por ello regreso de vez en cuando al ámbito de los libros de la infancia y la juventud, y en diálogo con ellos me dedico a recordar y analizar los hechos formativos de mi vida. Creo que mis modestos principios éticos y mis anhelos más profundos fueron modelados por los cuentos de hadas, los relatos fantásticos de los hermanos Grimm, las leyendas de las Mil y una noches y las novelas de Julio Verne y Alexandre Dumas, que devoré con gran entusiasmo. Eran los regalos más esperados de mis años infantiles. Estas concepciones morales fueron consolidadas por las obras de la literatura clásica. Hace pocos días acaricié estos libros después de largas décadas, y sentí otra vez la emoción del primer momento. Salvo excepciones, no los encontré decepcionantes como ocurre casi siempre cuando uno vuelve a ver objetos del pasado lejano, que entretanto han perdido la magia y la importancia de los primeros momentos. Ello se debe, probablemente, a mi convicción de que esos principios morales son superiores y más sólidos que los derivados del relativismo postmodernista actual y de las modas intelectuales del presente.
El acercamiento a la vida a través de los libros y las obras de arte es recomendable por otra razón. Los buenos poetas, escritores y artistas han resultado ser los mejores intérpretes de nuestra complejidad.