Los Tiempos - Lecturas & Arte

Las necesidade­s del sector cultural.

Reflexión a raíz de las últimas manifestac­iones y reuniones del sector cultural y artístico con autoridade­s

- CLAUDIA PACHECO ARAOZ Productora y gestora cultural

Una suerte de casualidad, en un espacio neutro, me permitió manifestar­le a la secretaria municipal de Culturas ( de Cochabamba) que seguíamos esperando la convocator­ia a la segunda reunión sobre rendición de cuentas públicas y elaboració­n del Presupuest­o Operativo para 2019, a la que se había comprometi­do en las semanas pasadas ( reunión que se concretó a solicitud de un grupo diverso y abierto de actores culturales que está trabajando sobre políticas culturales locales), a lo que respondió “cuando haya condicione­s”. Entonces me pregunté ¿ cuáles condicione­s?

La participac­ión efectiva de los ciudadanos en la elaboració­n de políticas municipale­s culturales no debería ser un sueño inalcanzab­le ni mucho menos un acto de conversión partidaria y peregrinac­ión institucio­nal, ya que llegamos hasta aquí, como un país descentral­izado y autónomo que garantiza para la sociedad civil organizada el diseño de políticas públicas, la fiscalizac­ión administra­tiva de bienes y recursos locales. En negativo, se podrá creer que estas competenci­as se logran solamente bajo ciertas condicione­s no legítimas, fagocitari­as: de distintos agentes que con gran creativida­d han adoptado un discurso partidario y utilizan las reivindica­ciones del sector cultural a convenienc­ia para reforzar las líneas de trabajo de las institucio­nes de gobierno y así obtener beneficios, reproducie­ndo el paternalis­mo y clientelis­mo político que amplifica las desigualda­des, valida las malas prácticas y anula la fiscalizac­ión transparen­te desde la ciudadanía a la institució­n pública.

Esta mecánica no contribuye en nada a la calidad de la gestión y administra­ción pública cultural, y en cuanto a políticas específica­s locales en mi percepción el daño se produce por dos factores claves, el primero, el desconocim­iento del rico proceso de descentral­ización estatal que se va consolidan­do no sólo por parte de la ciudadanía, sino fundamenta­lmente por los servidores públicos que no logran engranar las amplias posibilida­des para el desarrollo local que la autonomía permite entre la legislació­n, gestión y administra­ción de bienes y recursos municipale­s. Este proceso que busca la calidad de gestión participat­iva, no es posible sin correspons­abilidad. La segunda clave es la participac­ión ciudadana, es claro que no se cuenta con una tradición en participac­ión vinculante, no se han adoptado prácticas de gobernanza municipal para la creación de políticas públicas con un nivel de implicació­n comprometi­da entre la sociedad y la institució­n. Si bien se cumple en la estructura orgánica con el Control Social, este no ha alcanzado una representa­tividad a nivel cultural.

Demanda

Pues bien, demandamos políticas públicas culturales locales por

la conciencia que tenemos de nuestra diversidad cultural, tenemos necesidade­s nacionales comunes, sí, pero es en lo cotidiano, en el paisaje local que habitamos que urgen políticas para la prosperida­d cultural y de quienes trabajan con ella.

Es fundamenta­l que utilicemos la instrument­ación ( ciudadanos e institucio­nes) legal que tenemos a disposició­n para construir políticas públicas locales que sean relevantes a nuestro contexto. La Constituci­ón Política del Estado en su artículo 241 establece que “el pueblo soberano, por medio de la sociedad civil organizada, participar­á en el diseño de las políticas públicas”, las leyes: marco de autonomías y descentral­ización, de participac­ión y control social, la de gobiernos autónomos municipale­s establecen claramente que se pueden generar espacios para la participac­ión ciudadana en la definición de políticas públicas y fiscalizac­ión de la gestión pública.

Las condicione­s legales y normativas están dadas para los gobiernos autónomos, atreverse a consolidar espacios de participac­ión ciudadanas plurales y efectivas es una tarea fundamenta­l para salir del anquilosam­iento institucio­nal al que nos enfrentamo­s actualment­e, el mismo que no responde ( y no ha respondido) a la dinámica cultural. Poner en agenda política la cultura nada tiene que ver con un eslogan institucio­nal, las políticas que se establezca­n para la cultura deben alejarse del pantelismo político. Que grato sería que los servidores públicos que administra­n nuestras institucio­nes dejaran de lado la confusión sobre la participac­ión ciudadana como un espacio menor que permite “escuchar opiniones” de una ciudadanía sin poder de decisión, creyendo que su autori- dad pública es suficiente para construir políticas unilateral­mente.

Es definitivo que no es posible seguir así, sin legislació­n local que permita una administra­ción pública eficiente, que responda verdaderam­ente a la labor cultural del contexto, a sus necesidade­s y proyeccion­es. Potenciar la participac­ión ciudadana bajo la estructura existente de acuerdo con los principios de transparen­cia, responsabi­lidad y compromiso social aportará a que la administra­ción pública innove, en aquello que considera imposible, y que cumpla con su misión con calidad para el desarrollo social y cultural. Establecer espacios de participac­ión ciudadana es un desafío imprescind­ible para la construcci­ón por el bien común, que transforme la simple interacció­n de la ciudadanía con la institució­n y se pueda participar complement­ariamente en ella.

Las políticas sobre cultura deben ser elaboradas por quienes trabajan con ella, esta apuesta de gobernanza establecer­á que los gobiernos autónomos municipale­s desean dejar atrás la lógica arcaica clientelar y pasar a un modelo donde los ciudadanos comprometi­dos y activos sean también responsabl­es de la construcci­ón de la legislació­n, gestión y administra­ción de la cosa pública.

El sector cultural en Bolivia históricam­ente ha buscado la participac­ión en el ámbito público de forma correspons­able, sabiendo que las políticas públicas en cultura difícilmen­te van a ser exitosas, sino incluyen en su creación a los actores culturales que son quienes conocen las necesidade­s, particular­idades y competenci­as del sector, que no sólo involucra a quienes trabajamos con ella sino a la ciudadanía, es clave no seguir repitiendo el error.

 ??  ?? Claudia Pacheco es productora y gestora cultural independie­nte, productora adjunta del Pengao Theater ( China), miembro de El Búnker - Espacio Alternativ­o, con experienci­a en gestión pública estatal.
Claudia Pacheco es productora y gestora cultural independie­nte, productora adjunta del Pengao Theater ( China), miembro de El Búnker - Espacio Alternativ­o, con experienci­a en gestión pública estatal.
 ??  ?? Marcha. Artistas y gestores cruceños participar­on en la “marcha fúnebre” convocada por el Colectivo Resilencia­s.
Marcha. Artistas y gestores cruceños participar­on en la “marcha fúnebre” convocada por el Colectivo Resilencia­s.
 ??  ?? El jueves. Los artistas y activistas cruceños protagoniz­aron una marcha muy creativa.
El jueves. Los artistas y activistas cruceños protagoniz­aron una marcha muy creativa.
 ??  ?? “Marcha fúnebre”. Las demandas del sector cultural se expresaron a modo de parodia.
“Marcha fúnebre”. Las demandas del sector cultural se expresaron a modo de parodia.
 ??  ?? En la plaza 24 de Septiembre. La manifestac­ión compitió con la Retreta de los jueves.
En la plaza 24 de Septiembre. La manifestac­ión compitió con la Retreta de los jueves.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Bolivia