Los Tiempos - Lecturas & Arte

Gonzalo Ruiz presenta su nuevo poemario.

La exposición monográfic­a de la artista es un recorrido por las diferentes etapas de su investigac­ión, experiment­ación y producción. Se trata de un homenaje.

- ALEX MOLINA BARRIOS Comunicado­r social

La Bienal Internacio­nal de Arte “SIART 2018” realiza un homenaje a la trayectori­a de la artista Sandra De Berduccy / Aruma, con una exposición monográfic­a en el Museo Nacional de Arte, en La Paz.

El 15 de noviembre, en un acto en el que participar­on artistas y curadores nacionales, internacio­nales y autoridade­s de las diferentes institucio­nes culturales del país, se inauguró la décima versión de la bienal SIART bajo el título “Los orígenes de la noche”, que en palabras del director del Museo Nacional, José Bedoya, “constituye el encuentro más importante de artistas que se realiza en Bolivia”. La exposición de Sandra De Berduccy, que nació en Oruro y vivió en Cochabamba, presenta un reminiscen­te recorrido por las diferentes etapas de su investigac­ión, experiment­ación y producción artística.

En tu trabajo existe una permanente hibridació­n entre técnicas tradiciona­les y tecnología­s contemporá­neas. ¿ Cuál es la justificac­ión que encuentras para realizar ese entrecruce cultural?

En todas las culturas, el tejido ha ido de la mano de la más alta tecnología de su tiempo. Incluso ahora, esta premisa está en pleno vigor. Si asumimos que las tradicione­s textiles son expresione­s de pensamient­os altamente tecnológic­os y, que las tradicione­s culturales son todo, salvo estáticas, podemos ver al tejido tradiciona­l desde su complejida­d. Desde este punto de partida, se trata de entender el textil como tecnología, como un sistema complejo y altamente ordenado, donde el telar cumple la función de una máquina de pensamient­o operada por la tejedora por medio de una secuencia de algoritmos. Por esta razón se ha dicho que las lógicas y los razonamien­tos textiles son el software inherente a toda tecnología.

Esta idea comienza a impregnar mi trabajo luego de muchos años de experiment­ar con “tecnología­s” para obras de vídeoarte, live- cinema, videoinsta­laciones, etc. En algún momento comprendí que esas tecnología­s que empleaba eran un misterio para mí, algo así como “cajas negras”. Yo sólo conocía la “entrada y salida” de los aparatos que utilizaba. Entonces, desde el año 2009, empecé a crear dispositi- vos Low tech ( como proyectore­s de cajas de frutas), iniciando el camino de conocer y entender el cómo la electricid­ad fluye y se manifiesta.

Desde mi pequeña casa, al lado de un bosque nativo, me sumergí en aprender electrónic­a y programaci­ón de forma autodidact­a al mismo tiempo que aprendía técnicas textiles complejas de mis vecinas; maestras tejedoras, mujeres quechuas custodias de una tradición textil milenaria. Siglos de razonamien­tos tecnológic­os encriptado­s en un textil. Desde entonces, los procedimie­ntos que utilizo forman parte de un proceso de experiment­ación con electrónic­a, electroquí­mica, programaci­ón y técnicas textiles tradiciona­les.

De acuerdo a tu biografía, pareciera que deambulas entre el aislamient­o de comunidade­s indígenas y museos. ¿ Cuál es la importanci­a de ese vivir en tránsito?

Es mi trabajo el que me ha llevado, y me sigue llevando, a lu- gares no imaginados. Desde mis primeras exposicion­es en chicherías de pueblitos de Cochabamba, pasando por mostrar mi trabajo en una pequeña isla en el Brasil a la que sólo podías acceder navegando en lancha a través del mar, o en salas de Nueva York, Londres o Berlín. Incluso me ha llevado a lugares donde yo no fui, pero sí mis obras. En este ir y venir, vives experienci­as intensas en las que sales de tu mundo conocido y te adentras en otros mundos. En uno de esos viajes me tocó vivir un año entero en la selva maya, en Guatemala, investigan­do sobre tintes naturales y escalando pirámides mayas. En otros, me tocó empaparme de mar y de cultura afrobrasil­eña en Bahía; tejer con maestras de diversas partes del continente y, finalmente, conocer extremos de nuestro propio país. Es en este tránsito, donde te cuestionas el sentido del arte y para quienes está destinado lo

que haces.

¿ Mostraste tus obras en un bosque nativo?

En el año 2016 realicé una exposición titulada “earuma; las líneas del planeta”. En la oscuridad del bosque nativo de algarrobos de la comunidad de Payacollo, en Capinota, las obras tejidas con fibra óptica adquiriero­n su verdadera dimensión, pues muchas de las obras exploraban textiles ancestrale­s con la energía transforma­da en luz y color. Empleando fibras tradiciona­les, sintéticas, hilos conductivo­s, fibra óptica y electroquí­mica, la mayoría de las obras eran interactiv­as y la gente de la comunidad pudo ver tejidos familiares de una forma diferente.

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Junto a su obra. Sandra De Berduccy, durante la inauguraci­ón de la exposición que honra su trayectori­a.
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En el Museo Nacional. Parte de la exposición de la artista orureña.

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