Nada es perfecto, ni en las producciones más comerciales
En esta nueva era del entretenimiento, en la que se invierten grandes recursos para las series de televisión, los fans descubren errores desde técnicos hasta los que restan veracidad a la historia
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Eso es imposible”, se ha dicho sobre lo que se relata en una de las series más impactantes de este año. Se trata de “Chernobyl”, una producción que centra su historia en hechos reales. Cabe apuntar que en la trama y en la realidad el límite es la explosión del reactor que ponía en marcha la central de Chernobyl, en Ucrania. Pero el hecho técnico se convierte durante los cinco capítulos de la serie de HBO y Sky en una metáfora que lleva a los creadores a centrar todo lo que acontece en ese punto preciso. Según escribe el crítico Jesús Ruiz Mantilla en El País, existe un mantra que domina todo el comienzo de Chernobyl. Los empleados de la central nuclear, los técnicos, los científicos, los burócratas, lo repiten. Se lo preguntan y lo lanzan continuamente al vuelo, perplejos. “¡ Es imposible!”. “¡ Pero eso… es imposible!”. Se lo van comentando unos a otros entre la duda y la convicción de que antes de que se produzca la catástrofe existe un límite infranqueable, una barrera práctica y a la vez mental que nunca saltará por los aires porque, si lo hace, traerá como consecuencia el fin.
Pero esto no pasa sólo en la popular serie de HBO. Se debe tomar en cuenta que un error de raccord es cuando hay una incongruencia en la consecución de planos y los fanáticos se encargan de develar estos descuidos, sobre todo en las redes sociales.
Por poner otro ejemplo, esta vez el caso es distinto, ya que Netflix ha estrenado la miniserie “Los últimos zares”, que narra la historia de la familia Romanov, que mantuvo las riendas del poder en Rusia desde el siglo XVII hasta que, tras la Revolución Rusa, fueron asesinados todos sus miembros. Una producción que recuerda a la premiada “The Crown”, aunque con mucho menos presupuesto, pero que, a diferencia de la ficción sobre Isabel II, está llena de entrevistas a expertos.
“Precisamente, cuando veíamos ‘ The Crown’ echábamos de menos poder parar el capítulo y buscar información al respecto. Así, ‘ Los últimos zares’ añade distintas opiniones que ayudan a “La casa de papel” ha logrado alcanzar un gran éxito en su primera semana de estreno en Netflix. La serie creada por Álex Pina sumó más de 34 millones de vistas, pero uno de los errores de la trama que los fans han observado es que una vez que empiezan a imprimir los billetes, no surge ni un problema, es más, los recursos parecen infinitos. La solución hubiera sido que la policía corte la luz y así se habría acabado la trama, pero claro esto era imposible que suceda. entender el momento histórico”, dicen desde la productora Nutopia, que tiene como ambición traer un nuevo estilo de ficción a nuestras vidas, bautizado como “megadoc”.
Sin embargo, la serie no ha gustado mucho en Rusia, ya que no se aceptan las imprecisiones históricas de la producción. Hay que tomar en cuenta que tampoco es que Rusia sea un país que vea con agrado producciones occidentales interpretando su historia. Si Putin anunció que habría una producción rusa para “explicar bien” el desastre de Chernobyl y contrarrestar así la versión de la docuserie de HBO, a lo mejor también se propondrá crear su propia ficción sobre los zares. Así, quizá en los planos correspondientes a 1905 no se verá al fondo el mausoleo de Lenin, y en la biblia que lee Nicolás II no se mezclarán caracteres cirílicos y latinos, como pasa con el “megadoc” de Netflix.
Imprecisiones de un gran robo
Respecto a la española “La casa de papel”, también de Netflix, los Los años 80 son esenciales en “Stranger Things”, algo que permite a los hermanos Duffer incluir multitud de referencias y homenajes a las producciones de la época. Sin embargo, la serie de Netflix no está exenta de fallos y en su tercera temporada hay un error científico. Cuando Dustin llama a Susie, el número que ésta da a Dustin es 6.62607004, lo cual es incorrecto.