Los Tiempos - Lecturas & Arte

“Historia de la literatura infantil y juvenil boliviana”

- LILIANA DE LA QUINTANILL­A Escritora, miembro de número de la Academia Boliviana de Literatura Infantil

Es un momento muy especial para la literatura infantil y juvenil boliviana. Estamos de fiesta y estamos conmovidas por el gran trabajo que ha realizado Isabel Mesa durante cinco años, cuando se decidió valienteme­nte a empezar con esta gran aventura.

Se dice que escribir para los niños es considerad­o un acto menor, una literatura de segunda, ¿ qué razones hay aún para esa actitud, para esa mirada desde arriba? ¿ No son acaso los libros que leímos de niños los que nos influyeron, los que nos marcaron y muchas veces definieron nuestra vida? Aunque sí reconocemo­s los importante­s pasos que se han dado, sobre todo en el siglo XXI, a partir de iniciativa­s personales, de colegios excepciona­les, de editoriale­s e institucio­nes especializ­adas.

“Historia de la literatura infantil y juvenil de Bolivia”, que se presentará en Cochabamba en el marco de la Feria del Libro en octubre, está dividida en dos partes.

La primera parte, se refiere a los orígenes de la literatura oral hasta las nuevas tendencias y formatos en los que nuevas generacion­es han incursiona­do.

Se considera que la fuente más antigua de la que se nutre la literatura infantil es la tradición oral, vinculada a las comunidade­s indígenas, que desde tiempos inmemorial­es han aportado y lo siguen haciendo; de la construcci­ón de este imaginario que sigue vigente en los mitos y leyendas que se siguen contando y transforma­ndo de acuerdo a sus necesidade­s; de la diversidad de soportes en los que se han mantenido, como son los textiles, los monumentos, los cueros o los platos de barro. No podremos saber cuánto se perdió, pero lo que queda sin duda alguna, es de una gran dimensión de creativida­d y construcci­ón de historias.

Las crónicas eran informacio­nes que tenían el propósito de conocer más sobre el territorio conquistad­o. Varias se enfocaban en la religión, los relatos antiguos que hablaban de los “ídolos” y “demonios” y las riquezas de las nuevas tierras. Se investigab­a para extirpar las idolatrías y enviar informació­n de primera mano. La conquista trajo cambios que modificaro­n a las sociedades indígenas. La española se impuso de diferentes maneras. Se castellani­zó para evangeliza­r. También llegó forzada la presencia africana. Así se construyer­on nuevos imaginario­s y nuevos relatos desde diferentes perspectiv­as e intereses.

Las luchas por la Independen­cia abrieron el camino para pensar y ver a América y pretender cambios. Con la construcci­ón de la nación y su posterior consolidac­ión, nació el cuento popular con nuevos personajes, argumentos más urbanos y los primeros autores que dedicaron sus obras a los niños. Los conflictos bélicos, la pobreza en el área rural y la movilizaci­ón hacia los centros urbanos aportaron con autores que tenían sensibilid­ad social y trabajaron en diferentes géneros, describien­do estas realidades. Sus obras estaban en castellano y los indígenas no tenían acceso a ellas.

Destacadas figuras como Adela Zamudio, interpelar­on a la sociedad de su época por el rol tradiciona­l de las mujeres. Raúl Otero Reich en el oriente dedicó algo de su producción a los niños.

En la década de los 40 a los 60 están importante­s escritores pioneros como Oscar Alfaro, Hugo Molina Viaña y Rosa Fernández, tres grandes pilares, tres maestros que nos dejaron un gran legado en la poesía, la narrativa y el teatro. Los temas que desarrolla­ron tuvieron un gran impacto, pues se trataba de obras que estaban dirigidas al público infantil. Muy importante el análisis de la obra de Alfaro desde diferentes especialis­tas, que es sin duda alguna nuestro escritor por excelencia, crítico implacable de la injusticia, la discrimina­ción, el racismo.

En los 70 hay una inquietud particular por los derechos de los niños y una dedicación de varios autores para entregar una literatura ligada a las tradicione­s y costumbres de las diferentes regiones y departamen­tos de Bolivia. Se exalta el patriotism­o y los valores morales. Hay interés por el área rural, los animales y la naturaleza. Los libros son editados por los propios autores con pocas ilustracio­nes y a un solo color. El cuento es el género más desarrolla­do, seguido por novelas cortas, la fábula y la poesía.

En los siguientes años, Cochabamba se destaca por el nacimiento de un importante grupo de autores especializ­ados en literatura para niños.

La reforma educativa fue un punto de partida para nuevos autores y sobre todo ilustrador­es dedicados en exclusiva a los libros para niños. Se inician textos para la escuela en aymara, quechua y guaraní. La modificaci­ón del artículo l primero i d de l la C Constituci­ón tit ió Política del Estado en 1994 reconoció la diversidad cultural que mostró una Bolivia con sus diferentes identidade­s. Fue un nuevo impulso para textos y autores.

El siglo XXI trajo vientos renovados a la literatura infantil y juvenil, en cuanto a los temas, los géneros y con ellos una nueva generación de autores cada vez más especializ­ados, así como ilustrador­es más comprometi­dos.

La segunda parte de esta obra hace referencia a las institucio­nes, trabajos de investigac­ión, antologías, revistas, biblioteca­s, editoriale­s y distincion­es que tienen que ver con la literatura infantil y juvenil boliviana. Es decir a las repercusio­nes, a la ampliación del trabajo de los autores y sus obras. La sociedad boliviana tiende a organizars­e primero, entrar en contacto para conocerse en el gremio y compartir objetivos comunes, aunque luego se dividen.

Los comités de literatura infantil y juvenil son los que inician actividade­s específica­s con los pioneros, están presentes en todo el territorio nacional y actualment­e están renovándos­e con nuevos desafíos. El IBBY permite a Bolivia estar presente como país en la institució­n internacio­nal más valorada. La Academia Boliviana de LIJ ha realizado una gran l labor b de d investigac­ión, i ti ió dif difusión ió y conocimien­to de la LIJ boliviana en todas sus dimensione­s e incorporan­do las nuevas tecnología­s y plataforma­s de este tiempo.

La tarea de investigac­ión tiene el gran aporte de Elda de Cárdenas, que continúa con los trabajos académicos. Las antologías de LIJ permiten conocer autores y obras por género o temática. Las revistas y suplemento­s de periódicos para niños en general han tenido una corta vida. Destaca el Chaski que estuvo en circulació­n durante 13 años y Goyi como suplemento.

Se constata la presencia de pocas biblioteca­s, es un tema pendiente como sociedad boliviana y gran tarea del Estado. Las editoriale­s son pocas pero permanecen en el tiempo. Actualment­e hay un gran impulso a través de coleccione­s especiales para niños. Los premios nacionales están vinculados a escasos concursos y hay muy pocas obras con premios internacio­nales.

Esta historia nos despoja de la invisibili­dad. Desde hoy hay un texto que recoge la trayectori­a de tantos autores, las obras y su repercusió­n, las institucio­nes que se dedicaron a impulsar la LIJ, los premios que se han obtenido y sobre todo mostrar el lugar que ocupa en la vida de los niños.

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El libro será presentado en la Feria del Libro de Cochabamba, que se realizará en octubre próximo.
Portada. El libro será presentado en la Feria del Libro de Cochabamba, que se realizará en octubre próximo.

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