Kunturillo, el verdadero nombre del río Rocha.
Desde épocas precolombinas, los ríos no solamente irrigaron las chacras de cultivo, sino fueron verdaderos caminos de integración étnica entre distintas regiones y permitieron a sus pobladores una convivencia armoniosa entre la sociedad y su medio ambiente. Asimismo, los valles con extensas redes hídricas como Cochabamba actuaron como verdaderas encrucijadas de culturas, permitiendo un intercambio de saberes.
Los primeros agricultores que ocuparon Cochabamba hace 3 mil años atrás lograron que la producción maicera se extienda a lo largo del río, cuyos excedentes permiten utilizar este recurso para desarrollo de su cultura, es también en estas épocas que se elabora por primera vez la chicha, brebaje sagrado empleado en varios rituales mágicos, los vallunos cochabambinos crean para su consumo en un vaso llamado “keru”, vaso que es exportado a otras regiones y posteriormente enriquecen los rituales tiahuanacotas en el altiplano, usado ulteriormente como un verdadero emblema de los Andes. Sus fértiles tierras cochabambinas hace unos 1.600 años atrás permitieron también grandes producciones de maíz, papa, maní y otras plantas, cuya riqueza agrícola fue reconocida por el Estado tiahuanacota como su Capital Económica y considerada mil años después por los incas como un centro de acopio y granero para redistribución de importantes productos agrícolas.
Toda actividad agrícola de este extenso valle estuvo delimitada por las cuencas hídricas que descendían de la cordillera y concentraban sus aguas en el gran Río de Cochabamba. Durante el auge del Estado Tiahuanaco, el valle fue ocupado por varias poblaciones asentadas a fuentes de aguas como el Montículo arqueológico de Piñami en la cual los arqueólogos excavaron más de cincuenta tumbas y se recuperaron alrededor de 340 vasijas. Entre ellas sobresale un “keru” con una curiosa iconografía en la que se agrupaba elementos representativos de un ecosistema primordial, en el “keru” se representaba una cabeza de felino con cuerpo de serpiente en dos colores representando la tierra y el agua, el personaje se encontraba volando con un ala de cóndor y pisando la tierra con un pie humano. Esta representación concentraba importantes elementos ecosistémicos: por un lado, los reptiles, las aves y los mamíferos, todos ellos andando junto con el hombre, quien forma el soporte ineludible de la naturaleza. La iconografía presente en este vaso de Piñami sintetiza cabalmente a una cuenca de Cochabamba: el barro del cual está hecho sintetiza la tierra y el líquido que contiene el agua, por ende, representa la vida.
A raíz de este hallazgo y su interpretación, nos preguntamos entonces cómo se llamó originalmente el gran Río de Cochabamba. Según los registros coloniales estudiados por don Macedonio Urquidi, el Río de Cochabamba llevaba el nombre de Cunturillo ( Kunturillo), con esta designación también hace referencia el paleógrafo e historiador Adolfo de Morales al referirse a un documento de principios de la Colonia sobre un pleito entre los indios del valle de Cochabamba realizado por el escribano Pedro Gálvez en 1556, cuya traducción e interpretación fue publicada como
El capitán Martín de la Rocha, en 1565, con un gran contingente de indios, desvía el río Kunturillo para regar tierras de su hacienda y es desde este momento lo mal llamaron “río Rocha”
“Repartimiento de tierras por el Inca Huaina Capac. Testimonio de un documento de 1556” por A. Morales y Geraldine Byrne de Caballero en 1977, INIAN- UMSS y su reinterpretación por Ricardo Céspedes en 1989, en el que se nombra nuevamente al Río de Cochabamba como Cunturillo. Conocemos que el capitán Martin de la Rocha en 1565 con un gran contingente de indios desvía el río Kunturillo para regar tierras de su hacienda y es desde este momento lo mal llamaron “río Rocha”.
En esta pequeña reseña se muestra que Kunturillo, como toponimia y la iconografía precolombina del “keru”, sintetiza la importancia del río para la sociedad pasada y la proyecta al futuro, desde sus nacientes en las alturas de Sacaba hasta el Río Grande, que es representada por una hermosa serpiente alada que toca el cielo para atraer lluvia que moja la tierra y fluye serpenteando en su cauce. Surge entonces una provechosa iniciativa ciudadana para recuperar la importancia de esta cuenca cuyas aguas aún fluyen en este río cochabambino, que rememora los turbiones que brindaron al valle “su verdor inigualable” y proporcionaron a sus pobladores la dicha de vivir en este fecundo valle.
La unión de varias instituciones permitieron tener un enfoque optimista sobre acciones futuras hacia el río Kunturillo como “Renacer del Río” hacia el futuro y el respeto que siempre debemos tenerle, estas Iniciativas Ciudadanas están siendo apoyadas por la Cooperación Suiza en Bolivia y a través del Proyecto Gestión Integral del Agua, que implementaron un Fondo de Asistencia al Plan Nacional de Cuencas PNC enmarcadas dentro de la Agenda del Agua ( AdA).
Es así que se da inicio con la visión histórica a cargo del personal de comunicación del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny con las “Memorias del río Rocha” en la que se adopta la iconografía precolombina de la serpiente como un elemento integrador de todas las 14 iniciativas ciudadanas, y mediante exposiciones fotográficas se revitalizara la imagen agrícola y recreativa de sus aguas.
La unión de varias instituciones permitieron tener un enfoque optimista sobre acciones futuras hacia el río Kunturillo como “Renacer del Río”