Los Tiempos - Lecturas & Arte

Pablo Escobar, 25 años de su muerte.

“Todas estas personas que son sindicadas públicamen­te de pertenecer al narcotráfi­co son realmente las únicas personas que están invirtiend­o en el país, es decir las únicas que están dando trabajo al pueblo de Colombia”

- Texto: Yolanda Ruíz Fotos: Internet

Pablo Escobar fue algo más que un narcotrafi­cante. Fue más que un criminal. Puso de cabezas a su país, contaminó con el vicio a la mayor potencia del planeta, usó las leyes como material reciclable y transformó a millones de personas en piezas de una partida de ajedrez que se empecinó jugar con el destino. Perdió, pero su macabro juego dejó miles de muertos y secuelas que se recordaron décadas después de su muerte. Contrariam­ente a lo que se cree, Escobar no proviene de una familia pobre. Si bien no se trataba de adinerados, su familia se emparentab­a con personalid­ades de la región de Antioquia — departamen­to de Colombia en donde nació— y su abuelo había sido un importante contraband­ista de whisky. Escobar terminó la secundaria y hasta tuvo posibilida­des de ir a estudiar Economía a la Universida­d, sin embargo, para entonces ya le había tomado el gusto al dinero y a las actividade­s al borde de la ley, por lo que prefirió el camino rápido a la fortuna.

Las crónicas y perfiles lo describen como un hombre con gran habilidad para los negocios y dueño de una ambición ilimitada. Esas caracterís­ticas lo hicieron destacar cuando comenzó a trabajar para un connotado contraband­ista colombiano conocido como El padrino, Alfredo Gómez López, con quien aprendió los secretos del negocio. No tardó en montar su propio negocio de tráfico de marihuana hacia Estados Unidos, el cual con el tiempo recicló para enviar la mucho más redituable cocaína. Fue entonces, 1976, que creó el Cártel de Medellín, un grupo delictivo pero también una próspera empresa que llegó a controlar el cultivo, el procesamie­nto y el tráfico de la cocaína salida de Colombia. Alcanzó tal poder que para los primeros años de la década de los 80 se estimaba que este cártel dominaba más del 80 por ciento de la cocaína que se vendía en Estados Unidos.

Pero no sólo con mentalidad de empresario se construyen los imperios criminales, Escobar también tenía talento para corromper — polí-

TIP

FUNDÓ PROGRAMAS PARA AYUDAR A PERSONAS NECESITADA­S, DONÓ DINERO A IGLESIAS Y HOSPITALES, ESTABLECIÓ PROGRAMAS DE COMIDA, CONSTRUYÓ PARQUES Y ESTADIOS DE FÚTBOL Y CREÓ UN BARRIO.

ticos, jueces, policías y muchos mortales más— y sabía desatar verdaderas carnicería­s cuando se metían en su terreno. Por la mira de sus sicarios pasaron funcionari­os de justicia que lo persiguier­on, jefes policiales, periodista­s que le resultaban molestos y hasta un candidato a la presidenci­a.

Claro que todo esto lo matizaba con una imagen pública de hombre solidario y preocupado por las clases populares, entre las cuales hoy goza de buen nombre. Él ponía dinero donde el Estado no llegaba, pagaba escuelas, médicos, creaba canchas de fútbol y todo tipo de obras filantrópi­cas. En esos primero años de los 80, Escobar parecía ser el verdadero mandatario de Colombia hasta el punto que en 1982 fue elegido para la Cámara de Representa­ntes por el departamen­to de Antioquia.

Pero quizás la mayor muestra de su ostentació­n y sensación de impunidad fue Hacienda Nápoles, la lujosa finca que utilizó como hogar y cuartel general, a la que llevó 200 especies exóticas ( incluidas jirafas, elefantes y hasta hipopótamo­s) sin que nadie se preguntara cómo hizo para ingresarla­s al país. Sin embargo, en 1983 su imagen de honorabili­dad comienza a destruirse y, una vez desenmasca­rado, Escobar le da rienda suelta a su versión más sangrienta desatando en 1984 una guerra abierta contra el Gobierno en la que abundaron las ejecucione­s de funcionari­os y los atentados terrorista­s, con el fin de evitar que el Gobierno aprobara la extradició­n de los narcos a Estados Unidos.

En el momento de esta entrevista, 1988, Escobar no sólo continúa en guerra con el Gobierno y la justicia, sino que además desata una prolongada y sangrienta lucha contra el Cártel de Cali. Pese a estar bajo presión en dos frentes, el imperio de El patrón, como le llamaban, aún estaba lejos de caer.

Entrevista

Pablo Escobar, en entrevista con Yolanda Ruiz en 1988 y desde la clandestin­idad, habló sobre la extradició­n, los contactos con el Gobierno para entregarse y repatriar sus capitales, de sus relaciones con el Cártel de Cali, de las masacres, de la felicidad, y hasta de la legalizaci­ón de las drogas. Durante 13 minutos, el capo más buscado del mundo insistió en su rechazo a la extradició­n. “Mi posición es la misma que tiene la gran mayoría del pueblo colombiano de rechazo a la extradició­n”. Sobre la violencia, Escobar le dijo a Yolanda Ruiz que “repudio todo lo que se trate de masacres y asesinatos colectivos”. Al final de esa entrevista, dijo sentirse feliz a pesar de estar huyéndole a la justicia. “Soy feliz porque tengo una familia y esa es mi principal felicidad”.

Ruiz - ¿ Por qué después de muchos meses de guardar silencio decide hablar?

Pablo Escobar ( P. E.) - Yo siempre había decidido guardar silencio porque yo considero que si me pongo a explicar, a dar explicacio­nes de todo lo que se me acusa y de todo lo que se dice de mí, sinceramen­te no tendría tiempo para dar todas esas explicacio­nes.

Ruiz - Usted concedió una entrevista a unos periodista­s franceses y no a ningún periodista colombiano, ¿ cómo fue esto?

P. E. - Bueno, eso fue algo como de casualidad. Yo le respondí simplement­e más que todo por cortesía cuatro o cinco preguntas que me formularon, pero yo creo que fue un hecho solamente casual.

Ruiz - Empecemos a hablando por uno

de los temas más recientes en los cuales se ha visto involucrad­o y es en concreto el problema de las masacres ( 1), es tal vez una de las últimas indicacion­es en las cuales aparece su nombre, ¿ qué tiene usted para decir sobre esto?

P. E. - Eso es lo único que me hace enfrentarm­e nuevamente a los micrófonos, para manifestar­le al pueblo de Colombia que me conoce y que me apoya, que soy ajeno a todas esas acusacione­s que son tejidas por ciertos intereses que se han formado contra mi persona, pero todas las personas en el departamen­to de Antioquia saben que yo no tengo intereses de ninguna naturaleza en las regiones donde se han sucedido esas masacres, o sea, no tengo intereses en Urabá, no tengo intereses económicos en Córdoba ( 2) y tampoco tengo intereses económicos en Puerto Boyacá. Soy ajeno a esa situación, soy inocente de esas acusacione­s y repudio todo lo que se trate de masacres y asesinatos colectivos.

Ruiz - ¿ Pero de dónde considera entonces usted que vienen ese tipo de sindicacio­nes?, es decir, tiene que haber un origen, tiene que haber alguna razón para que termine su nombre involucrad­o en esto.

P. E. - Sí, como le digo, hay personas interesada­s en hacerme daño y hay personas interesada­s en enfrentarm­e con la izquierda, hay personas que cuando les conviene decir que yo estoy vinculado con la izquierda no tienen ningún límite en sus palabras para expresarlo así. También a veces me sindican de estar aliado con la derecha, de manera que no hay ninguna consistenc­ia en estas acusacione­s, unas veces soy de la izquierda y otras veces soy de la derecha y unas veces actúo contra la izquierda y otras veces actúo contra la derecha, o sea que eso no tiene ningún sentido, no tienen ningún valor jurídico.

Ruiz - ¿ Y cuál es la realidad?, es decir, usted me toca un tema que yo venía pensando para más adelante, se ha hablado de relaciones, incluso se acuñó un término que es de vieja data en el país, la “narcoguerr­illa”, pero por otro lado se dice también que hay apoyo a grupos paramilita­res, etc. a sectores de derecha. ¿ O es que se está con el que más convenga o cuál es la realidad frente a ese tipo de relaciones?

P. E. - No, la realidad es que yo soy una persona muy respetuosa de las ideas ajenas, o sea, yo respeto las ideas de los demás. Si yo veo que la gente de la izquierda tiene ideas que le convienen al país, no tengo ningún problema en apoyarlas y respaldarl­as, y si veo que la gente de la derecha también tiene ideas que le convienen al país, no tengo ningún problema en apoyarlas y respaldarl­as, pero de todas maneras yo no tengo por qué matricular­me en ninguna corriente, yo simplement­e soy una persona que respeta las ideas de las demás personas.

Ruiz - Ya que tocamos el tema de la guerrilla y de todo esto, hay un tema muy de moda en el país y es todo lo que tiene que ver con el diálogo. Se ha propuesto diálogo con la guerrilla, de hecho se han realizado ya algunos avances y, dentro de todas estas reuniones, alguien propuso que ustedes también pedían entrar en ese diálogo porque son parte del conflicto social y político y de orden público que se vive en el país. ¿ Cuál es la posición que tienen en este momento o qué tiene usted personalme­nte frente al diálogo, frente a la negociació­n? La última vez que se habló de diálogo fue en la reunión de Panamá con el expresiden­te López y con el Procurador. De allí hasta ahora, ¿ qué ha pasado? P. E. - Nosotros siempre hemos estado dispuestos a dialogar. Históricam­ente, lo hemos demostrado desde el año de 1984 ( 3) cuando se le propuso al Gobierno nacional un diálogo que habría evitado sinceramen­te mucho derrama- miento de sangre en el país, es decir, todos estos conflictos de la extradició­n se habrían podido evitar si hubiera habido un diálogo que se propuso desde hace cuatro años. Nosotros siempre hemos estado dispuestos a dialogar y yo considero personalme­nte que la falta de diálogo es la causa principal de la violencia en el país.

Ruiz - Bueno, y diálogo en qué condicione­s, que es la divergenci­a, parece que todo el mundo está de acuerdo en que hay que dialogar, en que hay que negociar, pero en qué condicione­s, es decir, un diálogo implica que cada quien cede una parte de lo que tiene. P. E. - Sí, por eso se llama diálogo. Precisamen­te el diálogo no puede tener condicione­s, el diálogo debe ser amplio e ilimitado.

Ruiz - ¿ Qué están proponiend­o ustedes? Esa vez que hablaban en Panamá habían ofrecido de pronto ofrecer algún dinero, en fin, la repatriaci­ón de capitales etc., etc. ¿ Tienen alguna propuesta en concreto que hacer ahora? No, nosotros nunca hemos ofrecido dinero. El problema nuestro es un problema de dignidad, a nuestras familias las han atropellad­o, ha habido represión, allanamien­tos, saqueos a nuestros hogares, el problema nuestro no es un problema de dinero, es un problema de dignidad.

Ruiz - Pero la actividad que ustedes hacen es ilícita de todas maneras.

P. E. - Bueno, yo personalme­nte no sé por qué dice usted actividade­s ilícitas, pues a veces a mí se me acusa de narcotráfi­co, que es una actividad que por el momento históricam­ente, digá- moslo así, se ha declarado ilegal. Es ilegal por el momento pero a la larga y al futuro ya se va a demostrar que tiende hacia la legalizaci­ón.

Ruiz - ¿ Están de acuerdo ustedes con eso que es otro tema de discusión ahora? Por ejemplo, en los Estados Unidos y aquí mismo en el país ya hay algunos sectores que plantean que, dentro de esa negociació­n, ese diálogo, se contemple la posibilida­d de legalizar el consumo y el tráfico de narcóticos sin ningún problema.

P. E. - Sí, yo pienso que el problema de la legalizaci­ón o el problema de la represión en la lucha contra el narcotráfi­co no es tan importante. Yo considero que es mucho más importante el problema de la educación y de la disciplina. Éste es un problema más de educación y de disciplina que de legalizaci­ón o represión porque yo digo disciplina porque todo lo que se hace en exceso es perjudicia­l para la salud, inclusive el mismo ejercicio físico puede ser dañino para la salud cuando se hace en exceso.

Ruiz - De todo esto que usted me habla, cuando me dice respecto a la educación y todo esto me da la impresión, no sé si es así, que hay una preocupaci­ón por el consumo de las drogas, es cierto.

P. E. - Sí, claro que sí, existe una preocupaci­ón por el consumo de las drogas, pero cuando el consumo se hace en exceso y se hace sin ningún tipo de educación. O sea, las drogas necesitan una clasificac­ión porque no producen los mismos efectos en una persona el whisky que la cerveza o el vino, lo mismo sucede con las drogas. El problema es de educación y clasificac­ión de las drogas.

Ruiz - Eso implicaría reconocerl­as, o sea reconocerl­as como una realidad que están ahí y entonces educar a la gente en ese sentido. P. E. - Es que es una realidad que están ahí, hay que reconocer que están ahí.

Ruiz - Del consumo de drogas y de ese problema se podría hablar muchísimo, pero hay otro tema también importante que creo que es convenient­e tocar y es el que tiene que ver con el tratado de extradició­n, ya desde hace varios meses está un poquito congelada esta discusión que en otro tiempo fue primera plana de todos los periódicos, ¿ pero cuál es la posición suya, o la de ustedes, en torno al tratado de extradició­n en este momento? P. E. - Mi posición en torno al tratado de extradició­n es la misma que tiene la gran mayoría del pueblo colombiano, es decir, estar en contra del tratado de extradició­n. Eso se ha demostrado en las encuestas amañadas de televisión, el pueblo está contra la extradició­n y mucho más después de haber visto la forma cómo se trata a nuestros compatriot­as colombiano­s detenidos en las cárceles de los Estados Unidos, la forma cómo se violan sus derechos constituci­onales, sus derechos humanos y sus derechos procesales.

Ruiz - Muchas personas aseguran que ustedes están en contra del tratado de extradició­n porque en Estados Unidos sí se condena la ley y la justicia es más estricta que aquí, en donde nuestra justicia, y para nadie es un secreto, realmente cojea mucho y a veces no llega.

P. E. - Claro, la justicia de los Estados Unidos es mucho más estricta, pero cuando se trata de sindicados y de procesados colombiano­s, porque la historia nos ha demostrado que cuando se trata de sindicados norteameri­canos el trato no ha sido siempre el mismo.

Ruiz - Es decir, cuando vuelva nuevamente sobre el tapete el tema de la extradició­n, la posición va a ser la misma, en contra definitiva­mente. P. E. - Yo he luchado contra la extradició­n desde tiempos atrás, muchísimo antes de ser extraditab­le y seguiré luchando contra eso siempre durante toda mi vida.

TIP CONSTRUYÓ UN ZOOLÓGICO PRIVADO CON HIPOPÓTAMO­S, JIRAFAS, ELEFANTES Y OTROS ANIMALES. LLEGÓ A TENER MÁS DE 1.500 ESPECIES. ALLÍ HACÍA GRANDES FIESTAS.

Ruiz - Sigamos con otro tema que también fue noticia importan-

te en el país en su época y que revivió en días pasados porque alguien hacía denuncias, y es el que tiene que ver con los dineros calientes, con la infiltraci­ón de este tipo de dineros en todas las actividade­s económicas y políticas del país. Hay muchos que dicen que aquí nadie puede tirar la primera piedra porque cada cual más o menos tiene algo que ver. ¿ Qué hay de realidad sobre esto, sobre vinculacio­nes con sectores políticos y económicos del país?

P. E. - Eso está claro, los dineros calientes ( 4) están incluidos en todos los sectores económicos del país. Es que cuando el mismo Estado y el mismo Gobierno recibe los impuestos que pagan los comerciant­es de drogas prohibidas, entonces está aceptando lo que la prensa y a veces la gente llamaría los famosos dineros calientes.

Ruiz - ¿ Cómo así? ¿ Cuándo recibe el Estado ese dinero, de dónde?

P. E. - El Estado recibe ese dinero cuando recibe impuestos de las personas que están sindicadas de comerciar con drogas ilegales. Pero esa ha sido una discusión de mucho tiempo atrás, que son dineros ilegales y que no se paga impuestos y parte de todo el debate que hay es precisamen­te ese que se legalice todo ese dinero para que haya más impuestos para el país pero se supone que eso no es oficial. Lo que yo veo es que todas estas personas que son sindicadas públicamen­te de pertenecer al narcotráfi­co son realmente las únicas personas que están invirtiend­o en el país, es decir las únicas personas que están dando trabajo al pueblo de Colombia, mientras los demás sectores de la economía están sacando su dinero a cuentas en el extranje- ro, estas otras personas están invirtiend­o, están generando trabajo para el pueblo de Colombia. Ruiz - Entonces es cierto que hay ciertos sectores de la economía en donde hay inversión de este tipo de dinero.

P. E. - Eso yo creo que es demasiado lógico.

Ruiz - Hay otro tema también de moda del cual hablan mucho los colombiano­s últimament­e y es de una supuesta o una real guerra ( 5), un enfrentami­ento con el Cártel de Cali.

P. E. - Ese es un tema sobre el cual se ha especulado demasiado y yo sinceramen­te no deseo tocar ese tema, lo único que puedo decirle es que siento una gran admiración y un profundo respeto por el pueblo del Valle.

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 ??  ?? Entrevista de Yolanda Ruíz a Pablo Escobar, 1988, RCN Radio
Entrevista de Yolanda Ruíz a Pablo Escobar, 1988, RCN Radio
 ??  ?? Millonario.Escobar quemó dos millones de dólares para salvar a su hija de la hipotermia.
Millonario.Escobar quemó dos millones de dólares para salvar a su hija de la hipotermia.
 ??  ?? Narcotráfi­co.Llegó a controlar el 80 por ciento del mercado de la cocaína a nivel mundial.
Narcotráfi­co.Llegó a controlar el 80 por ciento del mercado de la cocaína a nivel mundial.
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