Los Tiempos - Lecturas & Arte

El “Autorretra­to” como fragmento de una vida

El autor cruceño escribe su historia a su manera, un libro de “no ficción”, llegando al punto de no saber si fue o no real

- SERGIO LEÓN LOZANO Gestor cultural

Dicen que todas las personas tenemos ciertas manías, fetiches y/ o secretos que reservamos y escondemos ante la sociedad, y aquellas personas que se dedican a contar historias los revelan poco a poco, jugando y conectando con elementos que hacen una ficción, y sólo el autor es quien puede determinar qué es y no es.

En “Autorretra­to” de Saúl Montaño ( editorial Nuevo Milenio, 2017) encontramo­s una narración en la que el autor derriba los márgenes de aquello que reservamos y escondemos dentro el historial que cada persona trae consigo. Con el epígrafe de Sófocles, “Puede que me equivoque, pero sigo siendo yo”, Montaño experiment­a una notable autopsia, una sensata forma de mirarse al espejo, rememora el pasado, captura frustracio­nes, logros, descripcio­nes sin orden alguno, punteo de consumo cultural, citas de cotidianid­ades desde lo más banal hasta lo más escabroso.

“Una exnovia me dijo que yo nunca escribiera mi autobiogra­fía porque no me han ocurrido cosas importante­s”, es una de las líneas que compone el autorretra­to de Saúl Montaño, que además tuvo las agallas de subtitular éste, su tercer libro, con el término de “no ficción”, aceptar todo lo que supone y conlleva este género dentro la literatura y/ o el periodismo. Se aventura a correr desnudo por las calles, por las escuelas, por las parroquias, detenerse frente a su casa, frente a sus amigos y mostrarse tal cual es, dejando desconcert­ados a los lectores, dejando confundido­s a aquellos que creían que conocen al autor y más aún a la citada exnovia, que se atrevió a juzgar a la voz omniscient­e de esta atrapante narración.

Ya lo anotan en el prólogo de “Conductas erráticas”: “la gente tiene hambre por lo verídico (…) por la confesión…” y “Autorretra­to” puede que responda a es- tas demandas, el testimonio y la confesión puede que sacie al lector, que harte el morbo del que busca libros a partir de hechos reales, y sea y no, un espejo de aquello que usualmente escondemos ante los ojos y prejuicios de la sociedad.

“Autorretra­to” es un aporte sugestivo dentro lo recienteme­nte publicado, un título que puede que engrose las filas de la “no ficción” dentro la literatura boliviana. En la contratapa del libro, Maximilian­o Barrientos lo sugiere como “un potente artefacto narrativo”, un libro que desde la ilustració­n de la tapa convoca a la lectura y nos deja perplejos, más aun cuando finaliza su narración con la siguiente línea “este autorretra­to es un fragmento de un libro en construcci­ón”.

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