El “Autorretrato” como fragmento de una vida
El autor cruceño escribe su historia a su manera, un libro de “no ficción”, llegando al punto de no saber si fue o no real
Dicen que todas las personas tenemos ciertas manías, fetiches y/ o secretos que reservamos y escondemos ante la sociedad, y aquellas personas que se dedican a contar historias los revelan poco a poco, jugando y conectando con elementos que hacen una ficción, y sólo el autor es quien puede determinar qué es y no es.
En “Autorretrato” de Saúl Montaño ( editorial Nuevo Milenio, 2017) encontramos una narración en la que el autor derriba los márgenes de aquello que reservamos y escondemos dentro el historial que cada persona trae consigo. Con el epígrafe de Sófocles, “Puede que me equivoque, pero sigo siendo yo”, Montaño experimenta una notable autopsia, una sensata forma de mirarse al espejo, rememora el pasado, captura frustraciones, logros, descripciones sin orden alguno, punteo de consumo cultural, citas de cotidianidades desde lo más banal hasta lo más escabroso.
“Una exnovia me dijo que yo nunca escribiera mi autobiografía porque no me han ocurrido cosas importantes”, es una de las líneas que compone el autorretrato de Saúl Montaño, que además tuvo las agallas de subtitular éste, su tercer libro, con el término de “no ficción”, aceptar todo lo que supone y conlleva este género dentro la literatura y/ o el periodismo. Se aventura a correr desnudo por las calles, por las escuelas, por las parroquias, detenerse frente a su casa, frente a sus amigos y mostrarse tal cual es, dejando desconcertados a los lectores, dejando confundidos a aquellos que creían que conocen al autor y más aún a la citada exnovia, que se atrevió a juzgar a la voz omnisciente de esta atrapante narración.
Ya lo anotan en el prólogo de “Conductas erráticas”: “la gente tiene hambre por lo verídico (…) por la confesión…” y “Autorretrato” puede que responda a es- tas demandas, el testimonio y la confesión puede que sacie al lector, que harte el morbo del que busca libros a partir de hechos reales, y sea y no, un espejo de aquello que usualmente escondemos ante los ojos y prejuicios de la sociedad.
“Autorretrato” es un aporte sugestivo dentro lo recientemente publicado, un título que puede que engrose las filas de la “no ficción” dentro la literatura boliviana. En la contratapa del libro, Maximiliano Barrientos lo sugiere como “un potente artefacto narrativo”, un libro que desde la ilustración de la tapa convoca a la lectura y nos deja perplejos, más aun cuando finaliza su narración con la siguiente línea “este autorretrato es un fragmento de un libro en construcción”.