TRAS 41 EDICIONES, ¿SERÁ EL FIN DE LA CARRERA?
La reducción de kilómetros, etapas, días y países participantes hacen presagiar que la competencia no sólo se aleje de Sudamérica para 2020, sino que puede dejar de disputarse
El Rally Dakar 2019 que se compite íntegramente en suelo peruano en su edición 41 podría ser el último en Sudamérica, así como también en la organización dejaron entrever que podría ser el último de su larga historia al no hallar otros lugares donde haya interés de albergar la competencia.
¿Será el fin de la competencia en Sudamérica tras 10 años? ¿Tomará otros rumbos? ¿Volverá a África? Todas estas cuestionantes surgen desde que la Amaury Sport Organisation (ASO) organizara la primera carrera de la historia en un solo país y con un recorrido notoriamente menor.
“Salir del continente depende del contexto que vamos a encontrar. Después de esta edición vamos a tocar la puerta de los países dakarianos y ver la intención de ellos y solamente después estaremos en capacidad de organizar. Pero, es verdad que desde hace varios meses intentamos buscar otras soluciones, en caso de no poder armarlo en el continente. Estamos en la incapacidad de conocer el buen término del futuro de nuestro Dakar”, indicó Etienne Lavigne, director de ASO a la cadena Fox Sports.
De África a Sudamérica
La carrera nació en 1979 gracias a la iniciativa de Thierry Sabine, quien un año antes se perdió en el desierto de Teneré, en Níger, que es parte del Sahara.
El Rally Dakar surgió como una competencia de aficionados, pero luego pasó a consolidarse como una carrera que se fue profesionalizando hasta llegar a lo que hoy se conoce, como la carrera más extrema del mundo y la que encabeza el calendario mundial de automovilismo y motociclismo deportivo anual.
En África halló su verdadera esencia: calor, arena, dunas y atravesar grandes distancias para conseguir la meta. De por sí, una carrera exigente y muy extrema.
El Rally Dakar se gestó en París, pero a lo largo de 41 años llegó a integrar a 29 naciones (tres de Europa, cinco de Sudamérica y 21 de África).
Más allá de las características y naturaleza propia, el Rally Dakar fue tremendamente cuestionado por el paso por países pobres como Níger y Chad, entre otros, según rescata el diario El Mundo de España, en su edición del pasado 5 de enero, en un alto contraste del paso de las fastuosas máquinas con las condiciones de pobreza de la población.
Su paso a Sudamérica se dio tras la cancelación de la edición de 2008, luego de la amenaza del grupo terrorista islámico Al Qaeda, que advirtió con sabotear la competencia si volvía a pasar por suelo africano.
Eso generó la migración de la carrera en 2009 a Sudamérica, aunque la polémica aún persiste y con más fuerza.
Lo cierto es que el cambio de continente mermó notoriamente la cantidad de días de competencia, de países atravesados en la misma edición y los kilómetros recorridos bajaron de más de 9.000 a 3.000 de especial para la última edición en Perú.
Polémicas del Dakar
Pero la pregunta que ronda en tiempos de la carrera es: ¿Qué dejó el Rally Dakar a los países por donde pasó?. Según los últimos datos brindados por las autoridades nacionales, la ganancia multiplica la inversión de cada país, empero no todos salen ganando, además que los accidentes y daños en cada territorio son mayormente irreversibles.
En 2018, la ministra de Culturas, Wilma Alanoca, aseguró que el país tuvo ingresos de aproximadamente 149 millones de dólares, pero eso sin contar la inversión para recibir y organizar las etapas (incluyendo el Día de Descanso) que equivale a 8 millones de dólares, además de los montos que percibe la organización.
De acá surgen más interrogantes: los sectores de hotelería y gastronomía fueron los más beneficiados, así como una parte del comercio informal. ¿Qué otros beneficios trajo la carrera al país?
En cuanto a los daños, en más de una oportunidad se generó la polémica sobre la contaminación del medio ambiente (entre ellos el río Tupiza y el salar de Uyuni en Bolivia), destrucción de zonas arqueológicas en Chile y Argentina, además de las múltiples muertes que quedaron sin respuesta ni culpables.
Según datos recopilados por los reportes de Estado y prensa, alrededor de 75 personas murieron en las últimas 40 ediciones, entre competidores, asistentes y personas del lugar, estas últimas no ligadas a la competición.
Otro de los puntos que debilita la posibilidad de que el Dakar continúe en Sudamérica es la política austera de los países que fueron parte de la competición en ediciones pasadas.
Los gobiernos de Argentina Bolivia y Chile declinaron de invertir para 2019 en la competencia, en algunos casos porque adoptaron medidas económicas austeras, promoviendo la inversión en otros asuntos de interés nacional; además, al menos en el caso boliviano, su salida en esta edición se trata de una cuestión de tiempo.
Otros países, como Ecuador, quedaron en la “lista de espera”, considerando que la ASO priorizó a sus primeros socios en el continente (Argentina y Chile). Paraguay, por la ausencia de Bolivia y Argentina, es otro que quedó rezagado y sólo organizó una edición (2017).
El futuro del Dakar, con o sin polémicas, está en manos de los Estados y la misma ASO.