OH! - Los Tiempos

“ENTROPÍA FAMILIAR…”

- JEAN CARLA SABA DE ALISS Pedagoga social / Life coaching ethos.capacitaci­ones@gmail.com

La palabra entropía en la física hace referencia al desorden molecular de un sistema, se dice que la entropía es un patrón de medida entre el desorden y el equilibrio, significa transforma­ción y también se la entiende como un nivel de caos. Para que lo razonemos mejor, pensemos en el momento de servirnos nuestro café en la mañana y vertemos el agua hirviendo de la caldera a nuestra taza, el primer chorro tiende a saltar, pero esto no dura mucho, son sólo segundos hasta que nuevamente se equilibre el caos que se provocó adentro por el ingreso de un elemento externo (oxígeno) en un sistema que estaba cerrado y conteniend­o un conjunto de moléculas (el agua dentro de la caldera). La familia –como la caldera – contiene un conjunto de personas adentro de ella que están interrelac­ionas e interconec­tadas entre sí (como las moléculas) y cuando ingresa un poco de oxígeno –cualquier factor externo– se desequilib­ra y se provoca un caos, entendido éste como desbarajus­tes, desconcier­tos o desórdenes. Estos factores externos pueden ir desde enfermedad­es, muertes o quiebras; pasando por visitas inesperada­s o mudanzas, hasta situacione­s agra- dables, como un nacimiento, la partida al extranjero para estudiar o el matrimonio de una hija. Sea cual sea el agente externo y el nivel de desequilib­rio, lo importante es siempre tratar de reencauzar­se lo antes posible y buscar la estabilida­d/equilibrio/orden; ya que el hallazgo de esto conlleva paz y seguridad. Entonces, metafórica­mente hablando, empezamos a disfrutar el café.

Pero, ¿qué pasa cuando en una familia ya no se toma un cafecito en paz? ¿Qué pasa cuando las estructura­s familiares se han consolida- do de tal manera que un grito ya es una reacción “normal”? ¿Qué pasa cuando nuestro sistema familiar lo cerramos tanto que no puede ingresar ningún agente externo para desequilib­rarnos y desafiarno­s a buscar nuevamente el orden? Respuesta: nos hemos entumecido, nos hemos acostumbra­do a vivir así, nos hemos enfermado.

Si bien sabemos desde niños que la familia es el núcleo de la sociedad, ahora que somos adultos nos damos cuenta que la sociedad no está muy bien, por no decir, está entumecida y enferma. Nos hemos acostumbra­do a vivir así y “casualment­e”, entre comillas: “casualment­e”; ¿o será mejor decir “causalment­e”?, la sociedad es el reflejo de las familias ¿o no? Lo que vemos en las calles, es justamente lo que vivimos en las casas... violencia, abusos, maltratos, injusticia­s, griteríos y ¿qué más?

La familia y la sociedad tienen una relación dialéctica; es decir, la familia aporta a la sociedad – con algo bueno o algo malo– y la sociedad también aporta a la familia – con algo bueno o algo malo–. Hablemos desde costumbres, valores, principios, cosmovisio­nes hasta unos simples buenos días y que descanses bien ( normas básicas de las relaciones humanas: saludar, despedir, agradecer, decir por favor, salud cuando alguien estornuda o pedir perdón). Nuestras familias necesitan “oxigenarse”, dejar ingresar agentes externos que nos rompan las estructura­s, que nos desordenen, que nos desequilib­ren, que nos provoquen caos para que nos muevan a ordenarnos, nos saquen de la cotidianei­dad, nos abran los ojos y nos ayuden a darnos cuenta que no está bien como estamos viviendo, que necesitamo­s volvernos a inventar en nuestras relaciones, que requerimos volvernos a construir como individuos para luego constituir­nos como aporte y sostén dentro de nuestras familias. La suma de las partes hacen un todo y ese todo es la familia que tenemos... ¿Habrá algo más lindo que tomar un café juntos?

EQUILIBRIO

NUESTRAS FAMILIAS NECESITAN OXIGENARSE, DEJAR INGRESAR A AGENTES EXTERNOS.

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