Rabia y dolor en Venezuela tras la muerte de 68 reos
El Gobierno venezolano reaccionó con indiferencia y señaló que investigarán las causas
La cólera y el dolor se apoderaron ayer de los familiares de las 68 personas muertas durante un motín en los calabozos policiales de la ciudad de Valencia (norte), una de las peores tragedias carcelarias de Venezuela.
Decenas de personas permanecían frente a la comandancia de policía del estado Carabobo esperando noticias de sus parientes o de la documentación necesaria para sepultarlos, un día después de la tragedia.
“No puedo pasar a ver si está muerto o no”, gritaba desesperada María, una anciana que tenía un hijo preso en el lugar, mientras una mujer policía leía la lista de sobrevivientes.
“Ayer (por el miércoles) me dieron el cuerpo de mi sobrino y hoy estoy aquí (…) esperando la cédula de identidad para poder enterrarlo”, declaró Carmen Varela.
Indiferencia
El fiscal general, Tarek William Saab, confirmó ayer a la AFP que la cifra de fallecidos se mantiene en 68 y que la causa fue un posible incendio.
La ONG Una Ventana a la Libertad —que defiende los derechos de los presos— asegura que las llamas fueron iniciadas por un grupo de detenidos que planeaba fugarse.
“Los reclusos intentaron secuestrar a dos policías. Al no lograrlo, armaron un motín y decidieron quemar los colchones pensando que de esa forma les iban a abrir la puerta”, dijo el director de la ONG, Carlos Nieto.
Fue necesario que los bomberos abrieran un boquete en la parte posterior para evacuarlos.
“Unos fallecieron calcinados y otros por asfixia”, añadió, indicando que en el lugar había alrededor de 200 internos.