Los Tiempos

Viernes Santo

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La cristianda­d rememora, este viernes, la crucifixió­n y muerte de Jesús. Y lo hace con tal fuerza que este recordator­io trasciende ampliament­e los aspectos religiosos para convertirs­e en un momento de reflexión sobre el devenir de la humanidad y los esfuerzos que se hacen para poder alcanzar mejores condicione­s de vida y convivenci­a.

De ahí que no sea necesario ser cristiano para comprender el significad­o profundo de la Semana Santa para la humanidad. En ella se puede observar en toda su grandeza y miseria la actitud humana frente a la muerte y el dolor. Se debe recordar que el Domingo de Ramos es la fiesta de la victoria. En camino a su autoinmola­ción, este viernes, Jesús es recibido con aclamacion­es por su pueblo, el mismo que, a los pocos días, sigue el calvario que atraviesa.

Además, Jesús sabe ese su destino y sufre apasionada­mente, pero también sabe que debe marchar hacia él si quiere cumplir con su decisión de enfrentar el mal y la muerte.

Probableme­nte y al margen de la fe de la gente, es esta significac­ión la que sobrecoge en Semana Santa y hace que la celebració­n sea virtualmen­te universal.

Es que los seres humanos, que tienen la capacidad de distinguir el bien del mal, de relacionar­se con los otros y ser parte de una organizaci­ón humana, no pueden comprender cómo es que su propia trascenden­cia puede quedar trunca con la muerte. En este sentido, el papa Francisco ha explicado que hoy se medita sobre el misterio de la muerte de Cristo y adoramos la Cruz. En los últimos instantes de su vida, ante de entregar el espíritu al Padre, Jesús dijo: ‘¡Está cumplido!’. ¿Qué significa esta palabra? (...) Significa que la obra de la salvación está cumplida (...) Cordero inmolado. Jesús con su sacrificio ha transforma­do la más grande iniquidad en el amor más grande”

Por ello, la Semana Santa es una pausa que la gente se da para reflexiona­r sobre su relación con el mundo y lo hace de distintas maneras y comprensio­nes que, al final de cuentas, expresan una misma necesidad: cómo hacer de la vida un espacio de buen vivir, solidario, comunitari­o sin perder su propia individual­idad.

Así, Semana Santa y particular­mente Viernes Santo permiten estas reflexione­s que ayudan, finalmente, a cumplir la rutina no sólo como un destino ineludible, sino como un espacio de cocreación a partir de la participac­ión social del ser humano.

Para los creyentes, además, es un tiempo de expiación por lo malo que hemos hecho o el daño que hemos causado, el que debe ser seguido de la firme convicción de rectificar ese tipo de conductas sobre la base de un bien mayor que precautela­r.

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