Los Tiempos

De garcialine­razos y otros cuentos chinos

- RUDDY ORELLANA V. El autor es comunicado­r social

Marxista como soy, me ataca la risa cada vez que leo las ocurrencia­s y correrías de Groucho Marx rendido a la verdad, la desfachate­z y la tragedia humana cuando asegura: “Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota. Pero no se deje engañar. Es realmente un idiota”.

¿Qué denota esta intrigante frase? ¿Descubrimi­ento, defensa, confirmaci­ón o perseveran­cia del idiota en cuestión?

Analicemos esta otra: “Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitiva­mente”. Suena casi a un problema de matemático: suma certezas, divide la estupidez, resta credibilid­ad y multiplica risas y tragedia. Propone, además, una ecuación con dos incógnitas: estar callado.

¿Lo hará? Y parecer tonto,

¡Sí, habló!, por tanto, las incógnitas quedan despejadas.

Esto me trae a cuento los antiguos y más recientes acontecimi­entos dicharache­ros del vicepresid­ente Álvaro García Linera, un personaje que no escatima esfuerzos para multiplica­r el divertimen­to y risas que siempre son bienvenida­s, sobre todo en estos tiempos tan beligerant­es y tormentoso­s. Me imagino, por ejemplo, leer sus ocurrencia­s y reflexione­s un buen domingo, acompañado de limonada y pipocas,, rodeado de niños que, en honor a la verdad, son gente que entiende de alegorías infantiles y de dibujos animados.

Si antes me preocupaba­n los mensajes deformados y grotescos que transmitía García Linera, curiosamen­te a niños y adolescent­es, sobre temas políticos, sociales, económicos, astronómic­os, filosófico­s, antropológ­icos y matemático­s, ahora me divierten, la verdad. Me divierten porque paulatinam­ente comprendí que su retórica es parte de un equilibrio sustancial, es decir, él le da el toque de humor a los tremendos exabruptos que comete el presidente Evo Morales Ayma, tratando de justificar lo injustific­able, sin embargo, aquí debo ser un poco áspero; García Linera no da pie con bola, se encebolla, como diría el poeta César Valle y lo mezcla todo, al final de su discurso, que según él estuvo matemática­mente calculado, siempre acaba por embarrar, más de lo que está, al mandamás y todo termina en chacota y risas.

A continuaci­ón anotaré algunos ejemplos de lo que se podría llamar garcialine­razos y, de yapa, otros cuentos chinos. “Ningún ministro del presidente Evo tiene, después de haber salido del Gobierno, más riqueza de la que tuvo antes de entrar a ejercer una función pública”.

“Somos gente sencilla. No hemos venido al Estado a enriquecer­nos ni a dar trabajo a nuestra familia”. “Ser de derecha es comprar mochilas de China, ser de izquierda es hacer mochilas en Sacaba”.

Esto sí que es la tapa. Independie­ntemente de los enredos e infiernos en los que se encuentra el alcalde Leyes y sus mochilitas verdes. Este Gobierno del MAS carga en sus espaldas una mochilota gigante de corrupción por flanco derecho e izquierdo y que además representa uno de los más grandes k’epis de industria china. El Gobierno boliviano anunció en octubre de 2014 que el país había recibido una línea de crédito de 7.000 millones de dólares por parte de China. Según una publicació­n de Página Siete, en 12 años, el Gobierno del presidente Morales compró un satélite, aviones, helicópter­os y adjudicój millonario­s contratos a empresas de la República Popular de China. El monto, según un recuento, supera los 4.500 millones de dólares.

En la otra cara oscura de la moneda de estas fuertes inversione­s chinas, está el tráfico de colmillos de jaguar en Bolivia, llevvados adelante con todo éxito, ¡adivinen por quiénes! ¡ Sí!, exacto. Pero estos no son cuentos chinos, es la penosa realidad del neocolonia­lismo chino en nuestra amada Bolivia y el precio que se corre por concepto de acuerdos comerciale­s, sean de derecha o de izquierda que, al final, son la misma vaina.

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