Cocha 2018: ¿los Juegos de la frustración?
A10 días de los Juegos Sudamericanos “Cocha 2018”, el panorama logístico, deportivo, en infraestructura e incluso económico de los involucrados en este magno evento es poco alentador.
La población —acostumbrada a la improvisación— espera que, a minutos de la inauguración, se pulan los detalles y se alcance la meta de haber concluido cada escenario, entregado los uniformes y que los yerros se hagan invisibles para quedar escritos entre las anécdotas del evento.
Lo preocupante va desde los contratos directos que revelan irregularidades hasta el abandono a los protagonistas de estos juegos: los deportistas y entrenadores del equipo Bolivia.
Con una inversión que supera los $us 500 millones —invertidos entre escenarios, equipamiento y otros— parece inverosímil el descuido y la poca coordinación que se muestra en el trato a los anfitriones de los Juegos.
La caridad empieza por casa y aspectos como ver a los deportistas a la deriva, sin viáticos, sin alojamiento ni transporte; a jugadores sin agua en los escenarios para hidratarse; a boxeadores desayunando pan con té y alimentándose en la calle, cuando necesitan de una dieta especializada, derrumban la moral de los competidores.
A ello se suman inconvenientes como la seria lesión del medallista Bruno Rojas ( por no entrenar en una superficie adecuada), la caída del equipo de remo (en aguas de La Angostura al estrenar su canoa) y otros ejemplos que se vieron coronados, ayer, por la renuncia del judoka Martín Michel a participar de los Juegos Suramericanos en señal de reclamo por la falta de apoyo.
Y luego la paradoja: el ofrecimiento de hasta 30 mil dólares a los medallistas nacionales. Un récord de la ironía.