Por caso pedofilia renuncian 34 obispos en Chile
Treinta y cuatro obispos chilenos renunciaron por los casos de abusos sexuales en una decisión histórica
La Iglesia chilena atraviesa por su peor crisis tras décadas de impunidad y protección a sacerdotes por abusos sexuales. Luego de una reunión con el papa Francisco y las llamadas de atención de éste, los miembros de la Conferencia Episcopal dejaron sus cargos.
Los abusos sexuales cometidos por sacerdotes y la impunidad en que se mantuvieron durante décadas han arrastrado a la Iglesia católica chilena a la peor crisis de su historia, puesta en evidencia ayer con la renuncia masiva de los miembros de la Conferencia Episcopal.
Después de tres días de reuniones con el papa Francisco, que los convocó para abordar la situación, 34 obispos chilenos anunciaron que han puesto sus cargos a disposición del Pontífice, quien les entregó un documento reservado, filtrado por la prensa, con duras palabras sobre los vergonzosos comportamientos de los prelados en el llamado “caso Barros”.
Barros, nombrado en 2015 obispo de Osorno por Francisco, fue acusado de encubridor por las víctimas de Fernando Karadima, un influyente párroco condenado por la justicia canónica, pero nadie les escuchó durante varios años, incluido el mismo Papa, que en su visita a Chile el pasado enero calificó de “calumnias” las acusaciones.
No obstante, Francisco envió después a Chile al arzobispo Charles Scicluna para hablar con las víctimas y tras conocer su informe, citó a los obispos a Roma. Previamente invitó a tres víctimas emblemáticas de Karadima al Vaticano.
El Pontífice conversó largamente con Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, los alojó en su casa y les pidió perdón.
Cruz dijo ayer a medios locales sentirse reconfortado por haber apreciado en el documento de Francisco a los obispos, parte importante del contenido de esas conversaciones.
“Me impresiona haber visto nuestras conversaciones impresas en el documento (...), me ha gustado ver que terminó en la renuncia de toda esta lacra”, sostuvo.
Los obispos anunciaron su renuncia en una declaración leída ante la prensa en el Vaticano por el secretario general de la Conferencia Episcopal, Fernando Ramos, y el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, señalando que “ponían sus cargos en manos del Santo Padre para que libremente decida con respeto a cada uno de nosotros”.
Los prelados también pidie- ron “perdón por el dolor causado a las víctimas, al pueblo de Dios y al país por nuestros graves errores y omisiones”.
“Me alegra t remendamente para empezar a sanar esta Iglesia que no se merece a estos verdaderos corruptos y criminales”, afirmó Juan Carlos Cruz, abusado en su adolescencia por Fernando Karadima.
“La Iglesia no podía estar liderada por hombres que se han dejado corromper”, sostuvo.
José Andrés Murillo, otra víctima de Karadima, difundió en las redes sociales el siguiente mensaje: “Por dignidad, justicia y verdad: váyanse todos l os obispos. Delincuentes. No supieron proteger a los más débiles, los expusieron a abusos y luego impidieron justicia. Por eso, sólo merecen irse”.
Benito Baranda, presidente ejecutivo de la Fundación América Solidaria, consideró que los cardenales Francisco Javier Errázuriz, arzobispo emérito de Santiago, y Ricardo Ezzati, actual titular de la archidiócesis, debieran haber dado “un paso al costado” hace mucho tiempo.