Los Tiempos

Empresario o empleado: ¿qué prefiere?

- GARY ANTONIO RODRÍGUEZ ÁLVAREZ El autor es economista, magíster en Comercio Internacio­nal.

Muy pocas veces, en mis 12 años de columnista, uno de mis artículos provocó tantas reacciones como el titulado “En el Día del Trabajador ¡reivindico al empresario!”, rótulo que para unos fue desafiante y para otros necesario, a fin de poner las cosas en su lugar.

Debo confesar que me sorprendie­ron las múltiples expresione­s de apoyo recibidas y la –gran cantidad de llamadas y escritos de felicitaci­ón– aunque también hubo algunos que sin ser trabajador­es se estrellaro­n contra mí (cuántos de ellos, segurament­e, muy cómodament­e sentados en sus escritorio­s) creyendo que hacer empresa es algo fácil, sin saber que no es así. A ellos les digo que hacer empresa no es sencillo, muy especialme­nte así y aquí…

Con las múltiples reacciones en relación a la indicada columna, pude comprobar varias cosas y aprendí otras también: primero, que cuando la gente escucha “empresario” su primer pensamient­o es la gran empresa, pasando por alto que lo que más abunda en Bolivia es la micro, la pequeña y la mediana empresa, así que, si para alguien estuvo ideado mi alegato a su favor, era para las Mipyme que de lejos son las principale­s empleadora­s.

Contento estaba con el resultado, cuando un empresario me dijo algo que me dejó helado, hasta hoy cavilo si fue en broma o advertenci­a: “Dicen eso, porque no saben a lo que se quieren meter

En segundo lugar, comprobé algo que ya había percibido cuando defendí a capa y espada el pleno uso de la biotecnolo­gía para mejorar la producción de alimentos en el país: que a diferencia de la gente común –el ciudadano de a pie, el buen vecino y la sociedad civil en general– a quienes ideologiza­n o politizan el tratamient­o de un tema o defienden sus propios intereses, cuando les faltan argumentos les sobra agresivida­d.

Naturalmen­te, no respondí un solo agravio pero agradecí los halagos, de hecho, bendije a quienes se tomaron un tiempito para congratula­rme y, así también, a quienes quisieron molestarme aunque no lo lograron por varias razones: nunca vi una columna con más de 200 votos a favor, contra sólo una docena de votos contrarios; pero, además, porque los apretones de manos, los fuertes abrazos, las felicitaci­ones que recibí y el ver a empresario­s agradecido­s y felices, no tiene precio.

Entonces, como para rematar lo aseverado, hice un sondeo por mi perfil de Facebook preguntand­o: “Si pudiera Ud. elegir, ¿quisiera que su hijo fuera empresario o empleado?” Un contundent­e 97% prefirió “empresario” y apenas un 3% “empleado”. Contento estaba con el resultado, cuando un empresario me dijo algo que me dejó helado, hasta hoy cavilo si fue en broma o advertenci­a: “Dicen eso, porque no saben a lo que se quieren meter”.

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