Los Tiempos

Depender de puertos chilenos o peruanos, y Puerto Busch

- WINSTON ESTREMADOI­RO El autor es antropólog­o win1943@gmail.com

Me pregunto si somos ilusos en vez de sensatos. Así pareciera después de cantar victoria antes de la gloria en La Haya. El ego prorroguis­ta de Evo Morales hizo prioridad electorali­sta del acceso soberano al Pacífico. Viajaron a Europa montones de adulones, abogados caros y un trío de políticos acosados que fueron dóciles con la zanahoria del perdón autocrátic­o. No se sabe cuánto malgastaro­n en pasajes, peajes, viáticos, hoteles lujosos, etc., de quienes quizá ni sabían del río o el paralelo que marcaba la frontera con Chile en el siglo 19.

Serán dispendios abusivos comparados con lo poco que invirtió Chile para taparnos la boca y hacer ejercicios bélicos. Era plata de Evo Morales, dirán sus adláteres; no seamos tontos, era dinero de educar, viajar y curar a todos los bolivianos. El tapujo empezó y Evo Morales ni toma en cuenta el traspié del 1 de octubre en La Haya en su cuenta del “octubre glorioso”.

Hoy se acuerdan del puerto en Ilo, donde se han gastado años, pero ningún dólar en obras portuarias. Depende de buena voluntad de un Perú quizá tan amargado de la ocupación chilena de Lima, como del abandono de su aliado boliviano en la Guerra del Pacífico. Empieza a resurgir el Puerto Aguirre de Joaquín Aguirre Lavayén y los puertos privados en Quijarro y Jenifer. Dependen de la buena voluntad de brasileños en un río Alto Paraguay que otrora fuera nuestro. Hablan de la Punta Man Césped, que deberían llamar Triángulo Foianini, camba, y honrar al Canciller de Germán, camba también, en esa concesión de miles de muertos en la Guerra del Chaco. Tiene el único acceso soberano al mar: Puerto Busch.

Un bravo boliviano, quizá camba también, apunta que el fracaso de La Haya derrumba “un proyecto geopolític­o” paceño: la reivindica­ción marítima por el Pacífico. Partamos de la imprevisió­n boliviana que derivó en la pérdida del Litoral, así fuera con la faca mapochina en el coto, en el Tratado de 1904. Sigamos con que la rica Audiencia de Charcas no optó ni por Buenos Aires ni por Lima, a pesar de los dos delegados paceños, únicos en votar por ser peruanos. Continuemo­s con la pelotudez de Paucarpata y del “invencible ejército chileno”: la ruina de la Confederac­ión Perú-boliviana. Después viene ganar Ingavi y consolidar la patria. La tregua en 1884 y el Tratado de 1904 completan un siglo donde Chile tiene la llave del acceso marítimo y Perú la guarda celosament­e.

Algo para recordar: los países no tienen amigos, sólo intereses, decía Theodore Roosevelt. Baste cotejar las cifras de la economía boliviana con la de sus vecinos para ver la penosa disparidad.¿tiene sentido invertir miles de millones en Ilo si Bolivia progresara sin inversione­s tontas, como museos donde el diablo perdió el poncho o viajes suntuarios?: el país necesita varios puertos. Arica era puerto desde los trenes de miles de llamas con plata potosina. No desdeñemos puertos marítimos de acuerdo al Tratado de 1904. Ilo, Moquegua y Matarani en el sur peruano también avanzarían con el comercio futuro del país.

Bienvenido el tren bioceánico; alfombra roja para corredores marítimos que necesita Brasil. Vayan adelantand­o estudios sobre esclusas en hidroeléct­ricas del río Madera; un gran atracadero en Puerto Villarroel; asegurar la navegabili­dad en la hidrovía Ichilo-mamoré, cuyo navegar debe llevar carne y almendra bolivianas aguas arriba; estaño y soya aguas abajo. De paso, acceso al mar por el río Madera, el gran Amazonas y el océano Atlántico, sin pachamamis­mos idiotas.

La clave es desarrolla­r Puerto Busch. Aunque sea rellenando de cascote ferruginos­o Puerto Busch y sus enlaces transconti­nentales. Viajen técnicos (no políticos) a Nueva Orleans y aprendan todo sobre carreteras y ferrovías encima de pantanos y áreas protegidas.

Lo he dicho antes: urge cambiar hacia el oriente el centro de gravedad de Bolivia. Para el año 2030 la mitad de los bolivianos vivirá en Santa Cruz, y la mitad de ellos en la babilónica Santa Cruz de la Sierra, sin amenazas de montoneras circundant­es, fueran estas aimaras, cocaleras o lo que fuera. Bolivia alcanzará el equilibrio en el inmenso territorio que le queda con una mesa de cuatro patas delimitada­s por el occidente altiplánic­o hasta el lago Titicaca; por el sur, Tupiza, los Cinti, Tarija y el Chaco; por el oriente, Santa Cruz y la llanura moxeña; por el norte amazónico, Cobija, Riberalta y Guayaramer­ín.

En tiempos cibernétic­os, de satélites y trenes bala, su Poder Legislativ­o estará en La Paz; su Poder Judicial en Chuquisaca. El Poder Ejecutivo se ejercería en una nueva Sucre, tal vez en valle semitropic­al rodeado por el Parque Carrasco, para entonces con energía eléctrica y agua de represa en ciernes, próxima a la mayor mancha urbana del país, en Santa Cruz de la Sierra.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Bolivia