Los Tiempos

Chapare en expansión

- CARLOS PABLO KLINSKY El autor es senador por los demócratas

El Chapare ya no se restringe al trópico de Cochabamba. Es un imperio en expansión que año tras año devora nuevos territorio­s, donde impone su modelo de sindicalis­mo autoritari­o, economía ilícita y devastació­n ambiental.

Días atrás, veíamos l as imágenes de TV sobre un brutal l i nchamiento en San Julián, zona “cocaleriza­da” a la que se han trasladado prácticas que, bajo el nombre equívoco de justicia comunitari­a, en realidad encubren un sistema de opresión violenta y organizada, totalmente al margen de la legalidad.

Es sólo uno de los tantos bolsones territoria­les conquistad­os en el departamen­to de Santa Cruz por los colonos chapareños, integrante­s de las bases “duras” del presidente Evo Morales y quienes actúan con la participac­ión –u omisión interesada, según los casos– de un INRA cada vez más parcializa­do y

Los avasallami­entos también están poniendo en riesgo el patrimonio cultural, histórico y arqueológi­co, como sucede en territorio­s colindante­s con el Fuerte de Samaipata, muestra de la prodigiosa cultura arawak, amazónica y preincaica

desprofesi­onalizado.

Las incursione­s de los cocaleros en nuevas zonas de ocupación son particular­mente agresivas hacia el patrimonio natural, cebándose en áreas como el valle de Tucabaca en Roboré o el Parque Amboró, enclaves de buena parte de la biodiversi­dad regional.

Los avasallami­entos también están poniendo en riesgo el patrimonio cultural, histórico y arqueológi­co, como sucede en territorio­s colindante­s con el Fuerte de Samaipata, muestra de la prodigiosa cultura arawak, amazónica y preincaica.

Junto a este movimiento de ocupación hacia el oriente, el Chapare realiza otro hacia el norte, en dirección al Beni, más concretame­nte en el Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure ( Tipnis), configuran­do la ampliación de la frontera de la coca un serio riesgo de etnocidio y ecocidio.

Junto a las motivacion­es de tipo económico, este expansioni­smo tiene además razones de orden político: se trata de asegurar nuevos feudos o bastiones a los cuales replegarse con ventaja, en caso de que una catástrofe electoral barra con el oficialism­o del Palacio de Gobierno en 2019.

Algo de esto se puede entrever en declaracio­nes del primer mandatario que no llegaron a ser editadas por los asesores gubernamen­tales, con instruccio­nes a las bases en caso de que “deje de ser presidente”. Pero, claro, el costo de este plan de repliegue es altísimo para la seguridad jurídica agraria, los equilibrio­s demográfic­os y la protección ambiental en demasiadas zonas del país.

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