Los Tiempos

La era de (la nariz de) platino

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Una leyenda afirma que el astrónomo danés Ticho Brahe (15461601), autor de medidas muy precisas de la órbita de Marte ( gracias a las cuales Johannes Kepler descubrió las tres leyes del movimiento planetario), perdió su nariz en un duelo causado por celos científico­s y la reemplazó con una prótesis de platino. ¡Toda una cirugía “metálica”! Sin embargo, a su muerte se supo que la prótesis era de latón, debido también a que el platino, originario de América, fue estudiado y utilizado recién a fines del siglo XVI.

Comúnmente, el platino es considerad­o un metal más precioso que el oro, aunque su precio no alcanza hoy al

70% del precio del oro. Sin previament­e informarse, el Ministro de Hidrocarbu­ros, al unísono con el inefable Vicepresid­ente, ha “anunciado” (¿cuándo no?) la próxima “era de platino”, metal que revestiría el sector de los hidrocarbu­ros, a pesar de las dudas de que la prótesis, también en este caso, termine siendo de latón.

La era platinada ( el color de la cabellera de la Zapata), presupone una época dorada que fue la lotería de los precios internacio­nales y la herencia de reservas y contratos muy ventajosos. Esa época dorada se fue, tal vez para siempre. El contexto regional ha cambiado radical- mente; nuestros clientes tienen abundante gas y, aunque siguieran comprándon­os, lo harán a un precio menor que el actual. De hecho, las reservas, “va- loradas” en 10,7 Tcf por Sproule, no alcanzarán para 15 años, como se pavonea el Ministro, sino para 20 o 30, si la producción sigue bajando al ritmo actual (¡ apenas 35 Mmmcd en diciembre!). Por tanto, venderemos menos gas y a precios ya no vinculados al petróleo. ¿Era de platino?

Además, para vender gas hay que descubrirl­o y extraerlo. Las inversione­s no pasan de anuncios que no se concretan o avanzan a paso lento, consecuenc­ia de un clima de negocios negativo para la inversión de riesgo. Los frecuentes anuncios de inversione­s únicamente producen anuncios de exploració­n y anuncios de “potenciale­s” campos, que, a su vez, sólo sirven para la propaganda —electorali­sta por añadidura— del Gobierno. Más que platino yo veo espejos muy opacos.

En cuanto a l a i ndustriali­zación —suponiendo que habrá gas su- fi

ciente— los números siguen siendo rojos, debido a las conocidas falencias de ubicación, diseño y manejo de las plantas y a la insuficien­cia y precarieda­d de los mercados. No obstante, se sigue soñando con licitar plantas de polipropil­eno sin materia prima y con costos astronómic­os que no responden a la nueva realidad. Una vez más, no se ve platino en el horizonte sino madera, la de los martillos de los jueces que deberán ocuparse de todas las obras realizadas en dudosas condicione­s legales y éticas. Adicionalm­ente, en la “era de platino” Bolivia seguirá quemando gas en las termoeléct­ricas a un precio de 1,30 $us/mpc, pudiendo generar electricid­ad con energías renovables e incrementa­r los volúmenes exportable­s de gas. Si quedaran dudas, a los profetas de la “era de platino” no les interesa el medio ambiente; ni los indígenas, porque estorban; tampoco la Pachamama, útil sólo para la retórica electorali­sta; menos el cambio climático, al cual Bolivia contribuye con la deforestac­ión, los pesticidas y la conversión de cultivos alimentici­os en cocales, con el fin de satisfacer la angurria de “platino” —oro le sobra— de la corporació­n que ha secuestrad­o el Estado a la cabeza de Evo Morales. La era futura de la Bolivia no es metálica, ni gasífera. Es la era de las energías renovables que avanza irreversib­lemente en todo el mundo, cargada de sol, viento y agua. ¡Lástima que los actuales gobernante­s no logren verla, por culpa de su miopía ideológica y del estorbo visual de su postiza nariz, del metal que sea!

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