...¿Y mis butacas para cuándo?
Desde 2007 empezamos a ir al estadio sudamericano Félix Capriles para apoyar al equipo de fútbol favorito de mi hijo mayor, el Jorge Wilstermann, y con el tiempo todos nos volvimos hinchas del Rojo Aviador; al punto que podría contar con los dedos de una mano las veces que no apoyamos al “Hércules del Valle” en estos más de 10 años de asistencia incondicional. Simplemente ¡el fútbol es nuestra pasión!
Dada nuestra cotidianeidad en los partidos de fútbol, puedo afirmar sin temor a equivocarme, que el Félix Capriles sólo se llena en unos 4-5 partidos a lo largo de cada temporada , y cuando hay encuentros internacionales.
¿Saben lo que es ir tres horas antes a un estadio con niños pequeños para poder conseguir lugares buenos? ¡No se lo aconsejo a nadie! A los 30 minutos están cansados, insolados e inquietos. Peor si hace frío y es de noche, ¡ni les digo cómo es cuando llueve! Lo anterior lo vivimos el primer año de nuestro apoyo a Wilstermann, así que le pregunté a mi amigo de infancia Memo López, hincha acérrimo de nuestro equipo, qué podía hacer . Y él, sin dudarlo ni un segundo, me dijo: ¡Conviértete en socio y cómprate butacas en el sector que yo tengo!
La suerte siempre nos acompaña cuando se trata de nuestro equipo; encontré butacasdisponiblesal centrode“preferencia” en la primera fila, la que da al palco de honor, ¡el mejor lugar del estadio!
Año tras año hemos comprado esas butacas, así hemos conocido a todas las personas que también compran cerca de nosotros y nos hemos hecho amigos… normalmente son familias completas, familias que les gusta el fútbol, nuestro fútbol boliviano. Todos hemos visto crecer a los más pequeños, envejecer a los más grandes y extrañar a los que ya no están. Tantos años y el cariño por nuestro club y el amor por el fútbol sigue intacto… tan intacto que nosotros somos los que siempre estamos en el estadio, sin importar cuán bien o mal jueguen.