Los Tiempos

Persisten con la planta de polipropil­eno

- HUGO DEL GRANADO COSIO El autor es ingeniero químico y petroquími­co

El proyecto de la planta de polipropil­eno sería la mayor inversión del Gobierno en el rubro de hidrocarbu­ros, ya que se trata de 2.200 millones de dólares. La inversión será mayor a la sumatoria de lo invertido en las plantas de licuefacci­ón de gas, en la separadora de Gran Chaco y en la de fertilizan­tes incluido su ferrocarri­l.

Sin embargo, el proyecto tiene problemas de concepción y de diseño que no han sido resueltos. No obstante, el Gobierno insiste en su ejecución.

Después de anular la adjudicaci­ón de construcci­ón al consorcio Tecni-mont–técnicas Reunidas, el 2017, el proyecto está siendo considerad­o como uno de los retos del sector hidrocarbu­ros para el año 2019, sin subsanar sus deficienci­as y con una situación menos favorable del sector hidrocarbu­ros y del país.

En los primeros meses de este año se licitaría nuevamente los estudios de ingeniería y el último trimestre la procura y construcci­ón de la planta bajo la modalidad de llave en mano.

Los argumentos del Gobierno para retomar la idea de la planta son:

– Que se utilizará nuevas tecnología­s para producir mejores productos. Las licencias recomendad­as por Tecnimont, de UOP para producir propileno y de Sheripol para producir polipropil­eno, (cuyas patentes están en custodia de YPFB), ya no se utilizaría­n porque resultaron obsoletas en menos de dos años.

– Que ahora, “(…) como siempre”, se debe tener un mercado asegurado para hacer las inversione­s porque hay una nueva coyuntura de mercados cambiantes. Para el efecto se estaría haciendo un estudio sobre la comerciali­zación de los productos.

– Que la planta de polipropil­eno será la madre de todas las industrias porque con ella se consolidar­á la in- dustrializ­ación de los hidrocarbu­ros.

La planta de polipropil­eno tendrá una capacidad de 250.000 Tons/año con un consumo de 906 Tons/día de propano. Para suministra­r esta cantidad de propano, se necesita fraccionar 1.489 Tons/día de GLP a fin de separar el propano del butano porque este último no es insumo para la producción de polipropil­eno.

La separadora de Gran Chaco fue construida para procesar 32,19 MMM3/D de gas húmedo de la corriente de exportació­n a Argentina para extraer 2.247 TM/ D de GLP, para proveer a la planta de polipropil­eno y para exportació­n. El gas seco resultante debía continuar con su transporte a Argentina.

Sin embargo, estas condicione­s han sufrido cambios, veamos:

– El deterioro de la economía boliviana respecto al 2014, aconseja postergar inversione­s en proyectos tan caros y de dudosa rentabilid­ad.

– El abandono, por parte de Argentina, de la ampliación del ducto de transporte de gas en su territorio (GNEA) limitará la exportació­n boliviana de gas (a alrededor de 20 MMM3/D, que es la capacidad actual del gasoducto). Si Bolivia tuviera gas para alimentar la planta de Gran Chaco con 30 MMM3/D, se quedaría con 10 MMM3/D de gas sobrante que tendría que ser enviado a otro destino.

– La caída continua desde el año 2014, de l a pro- ducción de hidrocarbu­ros en Bolivia. La producción de gas cayó de 61,3 MMM3/D ese año, hasta 51,81 MMM3/D en octubre pasado y la de líquidos bajó de 63 MBLS/D a 50,18 MBLS/D en el mismo período.

– La bajada de la nominación argentina de gas, que el mes de diciembre pasado disminuyó a 8,8 MMM3/D, en lugar del mínimo de 17,2 MMM3/D que debía recibir. Bajo estas condicione­s, es técnicamen­te imposible que Gran Chaco tenga el gas suficiente para extraer las 1,489 Tons/día de GLP necesarias para la planta de polipropil­eno.

– La cantidad de GLP producida por la planta de Gran Chaco, es menos de la mitad de la cantidad requerida por la planta de polipropil­eno. La máxima producción de GLP del año 2018, fue de 666.8 Tons/d en agosto. Esta cantidad habrá caído aún más en los meses posteriore­s por la baja nominación argentina de gas.

En varias oportunida­des se han mencionado los problemas del proyecto y sin embargo se mantienen inalterabl­es:

– La industrial­ización monopólica de YPFB, sin socios, agiganta los riesgos de cualquier proyecto.

– Los estudios de mercados son deficiente­s, sólo existen estimacion­es que mencionan que hasta el 90 % de la producción se destinará a la exportació­n a países vecinos e incluso China, el resto sería absorbido por el mercado interno.

– No existen gestiones del Gobierno para acceder a mercados. Sólo se pretende atraer inversioni­stas para que el mercado del polipropil­eno sea la fabricació­n local de productos de uso final.

– La localizaci­ón de la planta es mala, al igual que la de los otros proyectos de industrial­ización. Agrega costos adicionale­s a las operacione­s y pierde competitiv­idad ante productore­s como Brasil o Argentina.

Por los antecedent­es expuestos, la idea de la planta de polipropil­eno, al igual que la planta de LNG que se proyecta en Ilo y la exploració­n ultra eficiente, no resisten la menor crítica.

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