Cristina declara ante juez a días de jurar como vicepresidenta
La expresidenta argentina Cristina Fernández afirmó que la historia ya la absolvió y la absolverá
Por primera vez en Argentina, una vicepresidenta electa, Cristina Fernández, se ha sentado en el banquillo de los acusados para declarar en su primer juicio por presunta corrupción, en el que volvió a acusar al Gobierno saliente de Mauricio Macri de impulsar una persecución judicial contra ella.
La expectación que rodea siempre la llegada a los tribunales de la líder kirchnerista, que está procesada en varias causas por presuntos delitos durante su mandato como presidenta ( 2007- 2015), se acrecentó ayer al ser la primera vez que acude tras ganar el 27 de octubre las elecciones junto a su candidato a presidente, el también peronista
Alberto Fernández.
“Esta causa no tiene sustento”, dijo la imputada ante los magistrados del Tribunal Oral Federal 2 de Buenos Aires, en una exposición que duró más de tres horas y que contó entre el público con simpatizantes como algunas Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
En el juicio, que comenzó el 21 de mayo pasado - apenas tres días después de que Cristina anunciara su candidatura electoral- y en el que la exmandataria no había sido citada a declarar hasta ayer, Fernández hizo una férrea defensa de su gestión y la de su difunto marido, el expresidente Néstor Kirchner (2003-2007).
Ambos están acusados, junto a otros imputados, de encabezar una asociación ilícita y de fraude en la concesión de obras, por supuestamente direccionar contratos a un amigo de Kirchner, el constructor Lázaro Báez, ya detenido desde 2016, para “apoderarse ilegítimamente” de millonarios fondos mediante licitaciones irregulares.
La vicepresidenta electa, que asumirá el cargo junto a Fernández el próximo 10 de diciembre, refutó las acusaciones y reiteró que en múltiples audiencias y escritos ha pedido que se audite toda la obra pública del país, algo que se le denegó “sistemáticamente”.
La causa que la sentó ayer en el banquillo tiene como origen una denuncia en 2008 de la entonces diputada opositora y aliada de Macri Elisa Carrió.