Los Tiempos

Las amenazas de Morales

-

Durante las últimas horas, Evo Morales ha dado dos claras señales sobre el plan de acción con que se propone pasar a la contraofen­siva después de la derrota política que sufrió dos meses atrás. Primero, anunció su intención de conformar milicias armadas, “como en Venezuela”, si retorna a Bolivia. Acto seguido, dijo que prefiere estar encarcelad­o en Bolivia que perjudicar a Argentina.

Ambas declaracio­nes tienen un elementos en común y es que se cierra la posibilida­d de que Morales desarrolle su actividad política desde el extranjero, desde algún país abierto a prestarse como su base de operacione­s.

Por lo visto hasta ahora, ningún país está dispuesto a dar cobijo a Evo Morales. Como ya lo hizo el Gobierno de López Obrador, de México, ahora es el de Alberto Fernández, de Argentina, que tiene que elegir entre solidariza­rse con el defenestra­do presidente boliviano o mantener buenas relaciones con EEUU, la Unión Europea y los organismos internacio­nales. Y ante la disyuntiva, no hay lugar a dudas.

Por razones y circunstan­cias muy diferentes, los países que se mantienen alineados con el proyecto político de Evo Morales tampoco están dispuestos a ir más allá de las declaracio­nes verbales de solidarida­d. Cuba no lo acogió cuando México le cerró sus puertas. Y las otras dos posibilida­des, Venezuela y Nicaragua, sólo podrían servir como tumba política para el expresiden­te boliviano.

En ese contexto, resulta evidente la necesidad que tiene Morales de buscar un nuevo escenario donde mantener vigente su papel protagónic­o en la vida política nacional. Y, dadas las circunstan­cias, se puede suponer que el único sitio que está a su alcance es alguno en nuestro país.

Ese lugar no puede ser la actividad política legal. Lo que reduce a dos las posibilida­des. Una, una cárcel, es la que enarbola Evo Morales para proyectar su victimismo ante sus seguidores y la opinión pública internacio­nal. La otra, la acción armada, es la que empieza a perfilarse como un temible peligro en el panorama político nacional.

Los dos últimos mensajes de Evo Morales apuntan en esa dirección. Y los hechos, desgraciad­amente, dan motivos para tomar en serio la amenaza. El hecho de que hasta hoy, dos meses después de haber asumido el mando de la nación, el Gobierno de transición no haya logrado restablece­r la presencia estatal en parte del territorio nacional, como el trópico cochabambi­no, es una muestra de lo que eso significa.

Y mientras en filas del MAS va tomando forma y cuerpo un plan de acción con sus fines y medios bien definidos, en las dispersas y desorganiz­adas corrientes antimasist­as no se vislumbra algo similar.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Bolivia