Varios países de la región ya han reconocido la importancia de las artes en el desarrollo humano, tomando medidas para mitigar la emergencia
La cultura es un dispositivo fundamental en tiempos de cuarentena. En la mayor crisis de salud de esta generación, ésta se convierte en un dispositivo sanador, rehabilitador y transformador permanente. La música ha despuntado como el movimiento más activo, presentando un sin fin de manifestaciones y estilos musicales que, a diferencia de las demás expresiones artísticas, logra mayor cobertura en todos los contextos sociales a través de plataformas y redes digitales.
Por otro lado, el cine también tiene mucha vinculación con la gente por diferentes medios. Varias productoras audiovisuales y plataformas de cine decidieron liberar sus licencias de derechos de autor. Lo mismo sucede con las bibliotecas virtuales y las galerías de artes visuales que ponen a disposición exposiciones virtuales. Las artes escénicas, sobre todo la danza, ha ido generando propuestas interesantes con ofertas y muestras como fragmentos de obras, talleres virtuales, entre otros, logrando mostrar el trabajo de reconocidos artistas y docentes de danza en el mundo. Así otras áreas del arte y la cultura reestructuran y recrean las formas de poder llegar a la gente mostrando, desde la sensibilidad, su mejor expresión.
Columna vertebral
La cultura posicionada como la columna vertebral de la sociedad. En su esencia, manifiesta sensibilidad para expresar sentimientos que hacen que las personas encuentren contención, empatía, entre otras sensaciones. Acceder a ella es un beneficio muy grande sobre todo para aquellos que tienen posibilidades de contar con una buena conexión a internet.
Es preciso expresar algunas provocaciones y reflexionar sobre el sector, su rol e impacto, dentro las sociedades del mundo y cuestionar la puesta en valor de las manifestaciones artísticas y culturales. La cultura al igual que otros oficios, merece un tratamiento pertinente para desarrollarse dignamente, esto no sólo en tiempos de crisis, como ahora, sino como un principio fundamental de desarrollo de estado. Es necesario considerar proyectos y programas permanentes que protejan y salvaguarden el quehacer cultural.
Pero ¿qué pasa con los artistas y actores culturales que viven de la producción artística y cultural, ¿cómo generan ingresos económicos en tiempos de esta crisis sanitaria?, ¿cómo sustentan su sobrevivencia?, ¿cuáles son las estrategias y programas que se desarrollan desde los gobiernos nacionales y estatales de cada país? y ¿cómo se pretende hacer frente a la sostenibilidad y sustentabilidad de los artistas, productores, gestores y agentes culturales en estos tiempos y poscrisis?
Gran parte de los actores culturales independientes vive de facilitar formación, generación de taquilla de presentaciones, festivales y producciones, permitiendo crear espacios de interacción con público reducido y masivo. Al no contar ahora con esa posibilidad se hace mayor la angustia, pues no se pueden proyectar actividades con público ni a corto ni a mediano plazo. En muchos casos, no se cuenta con planes de mitigación y sostenibilidad y la pérdida económica es muy grande e irreparable en la mayoría de las áreas del sector independiente.
Los creadores y gestores del movimiento cultural padecen no solamente la parálisis de muestras, funciones, recitales y presentaciones en general, sino también situaciones complejas, como la distribución de arte de forma gratuita en las plataformas digitales, entre otros. Las actividades, muestras, conferencias y clases virtuales pueden ayudar a fortalecer el quehacer cultural, pero no resuelven el problema económico y social para nada. Esta es y seguirá siendo una tarea común.
La pandemia y la emergencia hicieron que en algunos países se implementen, de forma coyuntural, programas y proyectos de mitigación y fortalecimiento para el sector, sistemas de contención y apoyo para artistas, gestión y producción cultural, etc. Por otro lado, hay muchos países con Estados ausentes, carentes de planes de mitigación para las culturas. Muchas de las propuestas independientes proponen dialogar con gobiernos nacionales y locales, como también con organismos parlamentarios, a fin de construir soluciones reales ante la emergencia de la Covid-19, considerando la protección de los derechos culturales y de los trabajadores.
Sin duda uno de los planes de mitigación más destacados durante la emergencia sanitaria es el de Alemania, ya que es el país que incluye a la cultura entre los “bienes de primera necesidad”. La industria cultural podrá acceder a la línea de liquidez ilimitada prevista por el Gobierno de Angela Merkel. Incluye a la cultura en el rescate financiero que, entre otras medidas, prevé 120.000 millones de euros para el sostenimiento del empleo y una línea de liquidez ilimitada a la que podrán acceder desde grandes teatros, hasta pymes y profesionales afectados por la cuarentena. Se creó un fondo específico de 50 mil millones de euros en ayuda para profesionales independientes y pequeñas empresas creativas, préstamos que también estarán disponibles para ayudar a empresas productoras, incluyendo medios de comunicación.
En Paraguay, la Secretaría Nacional de Culturas, tiene como propuesta reinvertir fondos para implementar nueve medidas de contingencia para el sector artístico y cultural. Se han trasladado prácticamente todas las iniciativas y fondos para la gestión digital, impulsando festivales desde las casas de los propios artistas y generando fuentes de trabajo. En este sentido, también han anunciado medidas los gobiernos de otros países como Perú, Chile, Colombia, Estados Unidos, entre algunos más.
¿Qué queda ahora para países como Bolivia?, fortalecer las redes colaborativas y articulaciones para el trabajo conjunto desde la suma de la inteligencia colectiva, centrando el foco en el sector, considerando lineamientos como la generación de estrategias, el diseño de acciones operativas que puedan ayudar a mitigar los impactos y las secuelas de la cuarentena. Para esto será fundamental la puesta en valor de la cultura y todas sus expresiones artísticas y, por otro lado, será preciso trabajar en el relevamiento de datos que permitan constatar necesidades urgentes, mapear actores y áreas artísticas y posteriormente intercambiar buenas prácticas entre agentes culturales públicos y privados.