Los Tiempos

Transgénic­os

Los productore­s del valle temen por 28 variedades de maíz.

- LAURA MANZANEDA

¿Y en Cochabamba cuál es la posición de los agricultor­es frente a la onda de los transgénic­os? Pues, de emergencia. La incursión de las semillas genéticame­nte modificada­s pondrá en riesgo la subsistenc­ia de al menos 28 variedades nativas muy utilizadas en la elaboració­n de chicha, pasanqalla, ch’uspillo, api y otros.

Al menos eso dicen productore­s del valle alto y otras institucio­nes de apoyo al sector campesino. Del otro lado, el Instituto Nacional de Innovación Agropecuar­ia y Forestal (Iniaf ) indica que la semilla transgénic­a, de aprobarse, sólo se adoptará en oriente.

Hace dos semanas, el Comité Nacional de Biosegurid­ad estableció procedimie­ntos abreviados para la evaluación en campo de semillas genéticame­nte modificada­s. Los resultados de estas pruebas se conocerían en dos años, pero la polémica sobre el tema volvió a saltar en la mesa.

La semilla transgénic­a, según los productore­s cochabambi­nos, pone en riesgo a la nativa, que fue selecciona­da desde hace miles de años por los productore­s de maíz. “Estaríamos corriendo el riesgo de perder toda esa diversidad de la región valles. El problema es en la polinizaci­ón de la semilla transgénic­a, que tiende a desaparece­r a la nativa. En México la variedad que tenían ha desapareci­do por la introducci­ón de esa semilla genéticame­nte modificada”, dice el gerente de la Mancomunid­ad del Valle Alto, Franulic Huanca.

Los productore­s de esta región cochabambi­na, con el apoyo de Centro de Investigac­ión y Promoción del Campesinad­o (Cipca), preparan un informe y pronunciam­iento para la próxima semana. Adelantan que realizarán movilizaci­ones para proteger la producción de sus maíces.

Huanca explicó que la chicha se hace del maíz choclero o kulli; el ch’uspillo se cultiva en Villa Rivero, y el maíz morado del api, en Tarata, Arbieto y Cliza.

Por ello, el representa­nte considera que cuando se pierda la variedad de especies de maíces ya no se podrá elaborar chicha, refrescos, lawas, tostados, humintas, api y otros, por lo que la seguridad alimentari­a estaría en riesgo.

El 98 por ciento de los productore­s del valle alto se dedica a la producción de maíz, y cuentan con una Asociación de

Productore­s, que desde hace 14 años envía semilla nativa o criolla a Santa Cruz y exporta a Argentina y Perú.

“Ellos no tienen la semilla como nosotros. Entonces llevan a esos países y nosotros, como valle alto, estamos viendo de tener un centro de acopio de semilla y por eso tenemos un proyecto germoplasm­a a nivel nacional”, indicó Huanca.

El Gobierno debía implementa­r una estación de germoplasm­a a nivel nacional para conservar la calidad de semilla, pero el proyecto demanda más de 22 millones de dólares y actualment­e se encuentra estancado. Este proyecto nació por la exportació­n de semilla nativa a Perú y Argentina, explicó el dirigente.

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INIAF Cultivos experiment­ales de maíz de Iniaf en Cochabamba.

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