El coronavirus pasa facturas a las elecciones y a todos los partidos
Con encuestadoras y campañas enmudecidas, las tácticas de los candidatos suman polémicas aristas. Una nueva agenda reta al país a nueve semanas de la presunta cita electoral
A nueve semanas del plazo en que teóricamente deben realizarse los comicios, las encuestas y campañas son escasas; sólo dos frentes irrumpen en el escenario y, según expertos, ninguno de los partidos que participan en la justa electoral quedará indemne ante la pandemia.
Formalmente faltan escasas nueve semanas para las elecciones generales y no hay campañas proselitistas salvo algunas sombras que se les parecen. De los ocho candidatos habilitados apenas dos aparecen regularmente en los medios, otro de vez en cuando y el resto nada. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) prácticamente también desapareció de escena. Y todo da a pensar que al grueso de la gente no le importa.
Probablemente, estas elecciones, que hasta hace 10 semanas eran consideradas como las más importantes de los últimos 15 años, se posterguen unos meses. Sin embargo, su proximidad resulta tan innegable como su marcada pérdida de protagonismo a costa de una causa mayor: la pandemia que azota al planeta.
Tampoco se tiene una idea sobre favoritos. La Covid-19 impuso tal frenazo a los candidatos que a la hora de las primeras evaluaciones no se sabe quién perdió o ganó posibilidades de mayor votación.
Sin encuestas de opinión y sin que los candidatos aticen expresamente la campaña, los analistas advierten pros y contras de los más visibles.
“Ningún frente quedará indemne porque el sistema electoral boliviano no estaba preparado para algo así”, advierte el sociólogo Mauricio Sánchez.
El estudioso afirma que hay quienes dicen que la candidatura de Jeanine Áñez, en un primer momento se benefició y cobró popularidad. “Pero luego la prolongación de la cuarentena le ha traído problemas, especialmente, por las características de la economía boliviana y la dependencia de muchas personas de su trabajo diario. Eso tiene un efecto político en contra, por coherente que sanitariamente pueda ser la cuarentena”.
Mesa y el MAS
Sánchez advierte que el MAS, bajo la candidatura de Luis Arce, mostró fuerza de principio y detenta una sólida “feligresía”, pero perdió al acentuarse la pandemia, porque sus manifestaciones tocaron la fibra de la salud.
Añade que en el juego de opciones pervive la de Comunidad Ciudadana y su candidato Carlos Mesa en el caso de que la tendencia a polarizar posturas decaiga. Algo que tampoco descarta.
“La expectativa que acarició el Gobierno de que administrar una cuarentena sería su mejor oportunidad para promocionar la candidatura que se inventaron no está funcionando”, dice por su parte el analista Roger Cortez.
Esto se debe a la complejidad que supone enfrentar un reto sanitario de las dimensiones y características del actual. Además, asegura, hacerlo desde condiciones de una precariedad económica de base se torna muy desgastante para cualquier administración. “Es peor aún para una administración que, en poco tiempo, se está comportando como émula y competidora del régimen desplazado del MAS”, dijo.
Cortez considera más difícil de valorar la fidelidad favorable al MAS que mostraban las encuestas previas a la cuarentena.
“Supuestamente no tendría cambios mayores, pero surgen dudas desde el momento en que una de las líneas argumentales del MAS es desacreditar que exista una pandemia y que, por lo tanto, hay que romper la cuarentena”, explica.
“Cuánto le va a funcionar electoralmente eso al MAS es un enigma. La fidelidad elec
toral pareció haber funcionado cuando había decenas y cientos de contagiados, pero ahora es más difícil”, indica.
El analista cita también la opción de bajo perfil y hasta invisibilidad eventual asumida por Mesa, pero, añade: “Eso no asegura a nadie que gane puntaje en intención de voto”.
Otros analistas, como el sociólogo Franco Gamboa, coinciden con lo señalado por Cortez y Sánchez. Así, el juego de los candidatos más visibles se ahoga en medio de la crisis global causada por el coronavirus y la consecuente cuarentena.
Un golpe que, además, cambió los temas del debate electoral y el escenario que esperará al nuevo gobierno. Hasta febrero se discutía sobre la amenaza de una crisis económica, el polémico legado del MAS y las cualidades de los contendientes. La crisis del coronavirus subrayó una agenda mucho más crítica.
Nueva agenda
“El peso del debate caía esencialmente sobre lo que había dejado el Gobierno de Evo Morales —dice Franco Gamboa—. A eso hoy se suman los graves daños que deja la Covid-19”.
Estos daños se traducen en cuatro retos centrales: un verdadero sistema de atención en salud, pues el actual es insosteniblemente desastroso; la reconstrucción económica frente a la caída de los ingresos de gas y minerales, cuyas cotizaciones tuvieron bajas brutales; la recuperación del capital humano, afectado con mayores riesgos laborales, productivos, educativos, etc., y, el cuarto reto, la reforma estatal a partir del gobierno electrónico y la ciudadanía digital, frente a las estructuras arcaicas que ha desnudado la crisis, explicó Gamboa.
Cortez añade un elemento a la agenda: “Todos suponen que tienen un lapso de 10 a 20 años para continuar ordeñando gas, minería y soya transgénica, como pilares de la economía, el mismo plazo que había señalado García Linera”.
Pero indicó que “esto se está acabando y las repuestas de autoridades y candidatos han sido fútiles o de la peor calidad intelectual. Tiene que hacerse de un modo distinto. Ya no podemos hacer un país al estilo MAS: con ciudades cada vez más repletas, consumismo desbordante, con la justificación de malls y shoping centers, incluida ‘la Casa del Pueblo’, y promoviendo obras gigantescas, destructoras de la naturaleza”.
Los analistas consultados confluyen en una conclusión sobre el desafío que espera a Bolivia: el debate de fondo consistirá en empezar un proceso de cambio de la matriz productiva, de la forma en cómo se vive en la sociedad y de cómo ésta se relaciona con el medioambiente. Por ahora, la Covid-19 abstrae a políticos y sociedad de esa reflexión.