Los Tiempos

Se hunde el Cerro Rico por la angurria cooperativ­a

- MAURICIO AIRA El autor es periodista

Es necesario prestar atención a la reiterada denuncia del periodista potosino Juan José Toro Montoya. Denuncia valiente que le costó tremenda paliza por desconocid­os malhechore­s al amparo de las sombras y el desamparo.

Ha vuelto a prevenir al mundo, porque de eso se trata, de un testimonio histórico, escenario de la grandeza potosina que ubicó al Cerro Rico en el centro del escudo de armas de la Nación, pero también en el pasado histórico porque los tesoros acumulados en las entrañas de la montaña de plata le dieron lustre, esplendor y riqueza sin par. Cuando el historiado­r y periodista ató cabos y estableció la verdad encontró que los minerales de la cumbre famosa eran explotados 24 horas al día y durante 365 días al año para beneficio de una cooperativ­a (en realidad una empresa minera bajo nominación forzada y errónea para burlar la ley y beneficiar­se del régimen cooperativ­o que no paga impuestos ni tiene planilla de trabajador­es.

El denunciant­e no se opone a la “extracción cooperativ­a”, pide que se cumpla una labor previa de conservaci­ón. Hoy en día, un reducido grupo se beneficia explotando

óxidos de plata que contienen alto porcentaje

de pureza argentífer­a.

El clamor de Toro Montoya debería conmover al resto de los potosinos y bolivianos que deberían poner coto a esa explotació­n que amenaza desdibujar el cono del Cerro cuya imagen figura al centro de nuestro escudo.

El denunciant­e no se opone a la “extracción cooperativ­a”, pide que se cumpla una labor previa de conservaci­ón. Hoy en día, un reducido grupo se beneficia explotando óxidos de plata ( desmontes) que contienen alto porcentaje de pureza argentífer­a y otros minerales.

En lo referente a la búsqueda y hallazgo de otras fuentes para subsidiar a los mineros que podrían quedarse sin su yacimiento, dice el historiado­r y cronista que sí, la autoridad encontró otras minas, pero los pobladores se niegan a aceptar a los “cooperativ­istas” y prefieren que las minas no se exploten por el momento.

Concluye nuestro reclamo, el de Toro Montoya que hacemos nuestro todos los potosinos de todas partes del mundo. El Cerro Rico no puede desaparece­r, con su hundimient­o se sumergiría bajo tierra, gran parte de la historia de Bolivia y el tributo que le rinde la humanidad a tan notable testimonio y esto es algo tan valioso que no lo podemos permitir ninguno de todos los bolivianos.

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