Buena música a cambio de un poco de solidaridad
No pueden ver, pero la vida les ha dotado de habilidades artísticas con las cuales enfrentan la pobreza en las calles de la ciudad de Cochabamba
Solitarios, en parejas o en grupos, los ciegos deleitan con su música y canto a los transeúntes que caminan por las calles céntricas y a cambio piden un poco de solidaridad: unas cuantas monedas. Músicos autodidactas o egresados del Centro Manuela Gandarillas ( lugar donde aprenden a interpretar instrumentos), los no videntes no tiene otra opción que salir a buscarse el sustento diario.
Hay otro grupo que no interpreta música, pero sobrevive vendiendo billetes de lotería, dulces y otros objetos.
La ausencia de políticas públicas de parte de los gobernantes para acoger y ayudar a personas con discapacidad física, las obliga a buscar el sustento por sí mismas para sobrevivir arriesgando su seguridad y salud.