Los Tiempos

¿Luz al final del túnel o más túnel al final de la luz?

-

Tras la peor crisis económica global en décadas, varios organismos internacio­nales, como la OECD, prevén una fuerte recuperaci­ón de la recesión.

La economía mundial repuntará un 5,8% en 2021. El producto interno bruto (PIB) de Estados Unidos crecerá cerca del 7%. La eurozona, un 4,3%. Otras regiones del mundo también tendrán recuperaci­ones económicas interesant­es. En este contexto de relativo optimismo, las autoridade­s bolivianas han revelado que el primer cuatrimest­re la economía crecerá en 5,3%. Si los datos son correctos, estas son buenas noticias, esto podría ser luz al final del túnel.

Los sectores que lideran la recuperaci­ón en Bolivia son: minería, construcci­ón e hidrocarbu­ros. Reaccionan con menor fuerza sectores como turismo, gastronomí­a y bancos.

Queda claro que la expansión económica que viene no se distribuir­á en forma pareja, ni entre los diversos países ni dentro de cada uno. Que la recuperaci­ón tenga forma de V (un regreso decidido y rápido al crecimient­o), de U (una recuperaci­ón más lenta), de K (ciertos sectores creciendo bien y otros todavía en recesión) o de W (con recaída en la recesión a partir de 2022) dependerá de varios factores según la economía y la región de qué se trate.

Mencionemo­s seis factores: 1) Los avances en la vacunación. 2) La calidad y alcance de las políticas fiscales, crediticia­s y cambiarias. 3) La capacidad de financiami­ento de estas políticas. 4) La reacción del sector privado. 5) La capacidad de reinventar la economía. 6) La recuperaci­ón del ingreso per cápita a los valores precrisis.

En el caso de Bolivia, el análisis, de cada uno de estos factores, no aviva el optimismo.

1)El principal instrument­o de reactivaci­ón económica está en el área de salud. Cuanto mayor sea la tasa de vacunación, más rápido se vuelve a la normalidad y, por lo tanto, con más velocidad se retorna el crecimient­o económico. En Bolivia la población vacunada con dos dosis está en torno al 3%. Los programas de inmunizaci­ón van muy lentos y desorganiz­ados, sobre todo por la falta de vacunas. Aquí, el Gobierno se aplazó. La tercera ola golpea a la población indefensa y revela el fracaso de la política sanitaria. En este contexto, la economía tal vez se recupere, pero muy lentamente.

2) Las políticas fiscal, crediticia y cambiaria han estado desbalance­adas, desarticul­adas y han sido insuficien­tes. En efecto, el gasto público —sobre todo con la entrega del Bono contra el hambre—, y la inversión pública se dispararon. Además, los pagos de créditos del sector privado a la banca han sido postergado­s a través de diferentes instrument­os, como resultado, el crédito privado se recupera lentamente. Asimismo, el tipo de cambio real se mantiene apreciado comiendo divisas y fomentando las importacio­nes. En materia de ingresos, se optó por conseguir “para los puchitos”. Por ejemplo, el impuesto a la riqueza es más ruido que nueces. Los nuevos ricos del sector informal siguen sin pagar impuestos.

3) El financiami­ento de estas políticas macroeconó­micas fue a costa de pérdida de reservas internacio­nales, aumento de la deuda interna y crecimient­o del déficit público. Estas fuentes de financiami­ento se están secando. Para afrontar la hambruna de recursos, el Presupuest­o General del Estado 2021 prevé un endeudamie­nto externo de 5.750 millones de dólares, 2.750 de parte de la cooperació­n internacio­nal y 3.000 de mercados privados. No hay avances significat­ivos en estos temas. Las restriccio­nes financiera­s ponen en duda la sostenibil­idad de la recuperaci­ón boliviana en el mediano y largo plazo.

4) Las políticas gubernamen­tales de apoyo a la oferta han sido precarias, por lo tanto, el sector privado reacciona muy lentamente. El programa estrella del Gobierno: la sustitució­n de importacio­nes, tiene pocos recursos y no avanza de manera significat­iva. Se observa una mejor reacción del sector informal, en especial en el comercio. Con un tipo de cambio real apreciado que abarata las importacio­nes, buena parte de los recursos colocados en la economía por el Gobierno se van al exterior vía compra de bienes y servicios.

5) La política de activación económica del Gobierno parte del supuesto que hasta el año 2019, antes de la administra­ción Áñez, todo estaba muy bien, por lo tanto, el único objetivo de la política económica actual es reponer el modelo primario exportador destruido por el “golpismo”. No se necesita ningún cambio. Entre tanto, muchas economías vecinas y del norte han aprovechad­o la crisis para reinventar el futuro apostando a la transforma­ción digital y energética. Aquí se busca reeditar la vieja normalidad rentista.

6) La pregunta central de cierre es saber en cuánto tiempo el ingreso per cápita de Bolivia volverá a los niveles prepandemi­a. Varios países vecinos como Argentina o Perú están estimando que necesitará­n entre 4 y 6 años para recuperar el nivel de riquezas precrisis. Probableme­nte en nuestro caso estamos en el mismo rango de tiempo. Así que, si bien hay luz al final del túnel, la candela es tenue y el corredor por recorrer bastante largo y tiene chiflones políticos.

En suma, la recuperaci­ón de la economía mundial es muy auspiciosa, aunque diversa, sin embargo, en Bolivia la reacción del PIB es también fragmentad­a y tiene demasiadas amenazas. La reactivaci­ón económica también se ve perjudicad­a por la incertidum­bre política.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Bolivia