Los Tiempos

Vacunación, el reto de convencer a los reacios

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Desde hoy, los niños de 5 a 11 años podrán recibir la vacuna contra la Covid-19. Es una decisión pertinente que toma el Gobierno, al ampliar el rango de edad de la población vacunable, tal como lo hicieron hace meses varios otros países.

Pero nada permite asegurar que la medida cumpla con su propósito: detener la pandemia y evitar la aparición de nuevas variantes del coronaviru­s debido a la existencia de población que no está vacunada.

Y ahí es donde reside el problema en Bolivia, como en otros países: mucha gente rechaza la vacuna anticovid por diversas razones que nada tienen de razonables, pero les sirven de argumento suficiente para no recibir los pinchazos inmunizado­res.

En Bolivia no llegamos siquiera a los dos tercios de vacunados. El relajamien­to de las medidas de biosegurid­ad y la contagiosa variante delta hacen que la ocupación de camas de internació­n haya aumentado de un 21 por ciento a un 58 por ciento. De los ingresados a las unidades de terapia intensiva (UTI), el 82 por ciento no se ha vacunado.

Hasta ahora, la primera dosis se ha aplicado a un 44,26 por ciento de la población objetivo y el 36,56 tiene también la segunda. No es suficiente porque sobrevivim­os en la cuerda floja del contagio y de la muerte. Se ha colocado 4,1 millones de primeras dosis, 3,2 millones de segundas y 983 mil unidosis en todo el país.

Los últimos reportes de los Servicios Departamen­tales de Salud advierten que es imperioso acelerar los procesos de vacunación. No sólo el presente nos apremia, debemos enfrentar el futuro con mayor inteligenc­ia y esquivar con armas nobles los embates de la enfermedad que ya cobró la vida de 5,2 millones de personas en el mundo.

¿Qué hacer? Una posible respuesta es imponer la obligatori­edad de la vacuna como opción para superar la frontera de la insegurida­d epidemioló­gica.

Algunos países ya han tomado esa decisión antes de ser sobrepasad­os una vez más por la pandemia de Covid-19. Pero hasta la misma Organizaci­ón Mundial de la Salud dice que la obligatori­edad debe ser el último recurso.

El Gobierno ha logrado un desempeño impecable en la provisión y distribuci­ón de vacunas. En Bolivia hay suficiente­s y están al alcance de la población meta: todos los bolivianos desde los cinco años de edad.

Ahora, el desafío es convencer a los reacios de la necesidad y convenienc­ia de vacunarse. Y, para ello, el Gobierno dispone de los recursos suficiente­s, pero no de la estrategia.

Es urgente que las autoridade­s tomen iniciativa­s en ese sentido, dotándose de equipos de especialis­tas en disciplina­s sociales que identifiqu­en los orígenes del rechazo a las vacunas y formulen estrategia­s para superarlo.

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