“No haré política; no seré una solucionadora de conflictos”
La larga era de Merkel, quien dominó la política germana y europea en los últimos años, llegó a su fin. El socialdemócrata Olaf Scholz toma la posta de Mutti (mamá en alemán), como la llaman los jóvenes de su país
Angela Merkel deja de ser canciller de Alemania después de 16 años. A sus 67 años y tras 5.860 días en el poder, cedió el relevo al socialdemócrata Olaf Scholz, que fue elegido el miércoles por el Bundestag. Por solo nueve días, la canciller no igualó el récord de longevidad de su mentor Helmut Kohl.
Merkel habla de sus mayores retos y su legado político.
-¿Qué hará después la señora Merkel? ¿Pondrá la máquina de compromisos al servicio de los intereses internacionales?
No haré política. No seré una solucionadora de conflictos políticos. Eso lo he hecho durante muchos años: 16 años como canciller federal, también con mucho gusto en la Unión Europea, a nivel internacional… siempre he defendido el multilateralismo. Aún no sé qué haré después. Ya lo he dicho en alguna ocasión: primero voy a descansar un poco y a ver entonces qué me viene a la cabeza.
-Algunas de las cosas que mencionó fue leer y dormir.
Sí, leer y dormir, en alternancia.
-Pero habrá más planes además de leer y dormir, ¿no?
Sí, y me llegarán a la cabeza. Sencillamente, durante muchos años he estado muy ocupada con la agenda que se me marcaba, y siempre tenía que estar disponible. Como jefa de gobierno es así, porque si pasa algo hay que estar en condiciones de intervenir inmediatamente. Ahora veré qué tengo ganas de hacer, y probablemente no lo sabré hasta pasados unos meses.
- Es decir: primero tomar distancia. Usted misma ya lo ha mencionado: ha gastado muchísima energía. ¿De dónde salía esa energía? O, dicho de otra forma: ¿cómo cargaba las pilas?
Bueno, siempre me ha gustado el trabajo, y siempre he sido una persona curiosa. Estuve en la conferencia sobre el clima en Glasgow. Era la vigesimosexta. Y yo pude dirigir la primera que se celebró en Bonn. En aquel momento era una ministra de Medio Ambiente muy joven. Entonces se me abrió el mundo, con toda esa multitud de Estados miembros de la Convención Marco sobre el Cambio Climático. Y esforzarse por alcanzar un compromiso, por superar los conflictos, fue un gran desafío, y siempre lo llevé conmigo. Además, me ha permitido conocer tantas cosas, tantas personas diferentes, culturas diferentes… siempre lo he percibido como un enriquecimiento. Y eso aporta energía. Obviamente, es mejor no proponerse muchas cosas más…
-¿Cuál de las crisis le supuso un mayor reto personal?
Personalmente, los dos acontecimientos que más me exigieron... En primer lugar, la gran cantidad de refugiados que llegaron, que no me gusta llamar “crisis” porque se trata de personas. La presión por salir de Siria y los países circundantes, y luego la pandemia. Quizás en estas crisis se puede ver cómo afectan directamente a la gente, cuando se trata del destino de las personas. Eso fue lo más difícil para mí. También me ha preocupado siempre otra cosa que ya casi podríamos llamar crisis: que es el cuestionamiento de muchos contra el multilateralismo. Eso siempre fue importante para mí, y siempre intenté fortalecer las organizaciones internacionales como el FMI, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio, entre otras. Los invité todos los años, 13 veces, y simplemente traté de dejar claro que en este mundo tenemos que cooperar. Y fue en mi época cuando surgió el G20, tras la crisis financiera. También una instancia, desde mi punto de vista muy importante, para sencillamente mostrar que solo juntos podemos resolver los problemas.