Los Tiempos

Inspección vehicular

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A un día del fin del plazo para realizarla, menos de la mitad de los vehículos motorizado­s que existen en el departamen­to de Cochabamba han pasado la inspección técnica que realiza anualmente la Policía para otorgar a sus propietari­os el documento que certifica el cumplimien­to de ese trámite. Un trámite del cual se duda que cumpla el propósito enunciado: verificar que los vehículos estén en condicione­s correctas que permitan su conducción sin riesgos para los peatones, para quienes los conducen y sus pasajeros, y también para los conductore­s y pasajeros de otros motorizado­s.

Y es que “la verificaci­ón física y mecánica de los vehículos” motorizado­s es una especie de simulacro anual que se escenifica en nombre de la seguridad ciudadana, pero, como es fácil constatar, en los hechos no sirve más que para dar a la Policía Boliviana una fuente adicional de ingresos.

Eso se evidencia, por ejemplo, en que la instancia encargada del cumplimien­to de ese requisito es la Dirección de Fiscalizac­ión y Recaudacio­nes de la Policía. En el caso de Cochabamba, el titular de esa repartició­n explicaba, hace tres semanas, que hasta entonces sólo se había llegado a inspeccion­ar el 45 por ciento del parque automotor del departamen­to.

En el departamen­to de Cochabamba están registrado­s de manera oficial 350 motorizado­s de dos, tres y cuatro ruedas. Quedan nueve días para cumplir esa formalidad y aún hay más de 250 mil vehículos que no pasaron la inspección

Pero no todos los vehículos serán llevados a alguno de los puntos de inspección, ni todos los que tengan el certificad­o de ese requisito habrán pasado el examen, pues hay, como todos los años, maneras de obtener aquel documento —antes era una roseta— sin tener que desplazars­e con el vehículo hasta uno de los puntos de verificaci­ón. Eso sí, debe efectuarse el depósito bancario por 30 o 20 bolivianos, en una cuenta institucio­nal de la Policía. Y pagar algo más al tramitador o “al contacto” que se encargue del procedimie­nto con las fotos que le envía el interesado por Whatsapp.

Eso no es una hipótesis de mala fe, sino la experienci­a de los años pasados. Y nada permite pensar que la corrupción policial —lo mismo que la de aquellos civiles sobornador­es— haya disminuido.

La inspección vehicular está vigente desde los años 70, recauda anualmente más de 30 millones de bolivianos con los que se paga parte de los sueldos y jubilación de los policías. Pero lo más importante es que este sistema ha logrado mantener una relativa calma entre los sindicatos de transporte que, bajo otras condicione­s, encontrarí­an en muchos problemas para aprobar dicha inspección o se opondrían a pagar los 50 dólares que en promedio cuesta una verdadera ITV en otros países de la región.

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