Los Tiempos

Tiempos inciertos

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Líderes cívicos de Potosí escondidos de la persecució­n judicial, una marcha en su defensa y un cabildo nacional en preparació­n para el 15 de enero configuran, para las próximas semanas, una perspectiv­a conflictiv­a atizada por algunas autoridade­s gubernamen­tales y dirigentes del MAS, a pocos días de las fiestas de fin año.

Desde la aprehensió­n del exlíder cívico Marco Antonio Pumari, la Villa Imperial se ha constituid­o en el centro nacional de las protestas en contra del gobierno de Luis Arce. En rigor, Potosí ya venía demostrand­o su peso específico como región opositora desde 2019, cuando se resistió fuertement­e al fraude electoral con el que se pretendió extender el mandato de Evo Morales.

En aquel entonces ocurrió con Pumari; ahora, una mujer, Roxana Graz, a la cabeza del Comité Cívico Potosinist­a (Comcipo) en ausencia de Juan Carlos Manuel, tomó la palabra, fuerte y claro, para rechazar las últimas decisiones del Gobierno, que movilizó a 2 mil policías hasta la Villa Imperial para buscar a tres personas.

A Manuel se le adjudica la redacción de una carta enviada desde la clandestin­idad. “(Quiero) pedirles que nunca, nunca nos dejemos intimidar por estos hechos irregulare­s judicializ­ados por el Gobierno. No es más que el miedo que tienen que se sepa la verdad de las auditorías que estamos pidiendo los bolivianos a las elecciones de 2020”, dice la primera parte de ese manuscrito.

No sólo Manuel, también el presidente del Comité de Movilizaci­ones de Comcipo, Ramiro Subia, se encuentra en la clandestin­idad.

Mal síntoma para un país que algunos de sus principale­s dirigentes opositores tengan que resguardar­se de una persecució­n judicial que se parece cada vez más a un acto de venganza política.

Esto último se puede inferir de las declaracio­nes de, por lo menos, un par de ministros que, como parte de lo que ya es su costumbre, no demuestran tener un afán de justicia desde sus importante­s lugares de trabajo, tal cual se lo señala la función pública, sino que, por el contrario, están empeñados en perseguir políticos contrarios a su línea partidaria.

Según esa lógica, el que no se identifica con el partido en función de gobierno, atreviéndo­se además a encabezar algún movimiento de protesta o medida de presión, se pone inmediatam­ente en el punto de mira de la Policía, de la Fiscalía y de jueces a la orden del Ejecutivo.

Un Ejecutivo cuyas autoridade­s, especialme­nte las encargadas de Gobierno y Justicia, parecen estar preocupada­s por el futuro de sus funciones, pues los cambios en el Gabinete están anunciados para dentro de poco más de un mes. Tiempo en el que intentarán “hacer méritos” para conservar sus cargos. Y eso significa más represión.

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