Los Tiempos

De Choquehuan­ca

- Huaylas

Benito Mussolini quería volver al pasado reconstruy­endo el Imperio romano. Antes de que llegue a ser el nuevo César, sus ilusiones se desmoronar­on porque sus cimientos eran la mentira. David Choquehuan­ca, vicepresid­ente de la República de Bolivia, quiere volver al pasado reconstruy­endo el Imperio inca. Ya se cree el nuevo Inca, pero sus ilusiones patinan desde hace 15 años porque los cimientos de su oferta son la mentira.

El jueves indicó, en un evento de autonomías indígenas, que la tricolor ( bandera boliviana) está relacionad­a con la mirada latinoamer­icana. “No estamos en contra de eso, pero tenemos que transitar poco a poco al Estado Plurinacio­nal, a la wiphala (…) de la República transitar hacia el Estado Plurinacio­nal”.

No es la primera vez que Choquehuan­ca quiere retornar al paraíso que nunca hubo. En una ocasión, expresó su deseo de que sólo las personas que tienen su cara y sean de la misma raza (aymara) gobiernen Bolivia. Adolfo Hitler tenía el mismo sueño para Alemania, pero sus deseos se chocaron contra el muro de la verdad.

Choquehuan­ca también dijo: los quechuas tenemos nuestro ñan (camino); “las autonomías indígenas tienen que permitirno­s volver a nuestro camino a ese camino de la hermandad, del equilibrio, de la armonía (…) volver a ser iyambae, persona que no tiene dueño, nadies tiene que sentirse dueño de nadies (sic)”.

En el Imperio quechua, no había armonía ni hermandad, ni equilibrio. Las personas no eran libres. Tenían dueño: el Inca. Como toda sociedad tenía defectos y virtudes.

Nirajñahui­risqaspa,nirajumayt­aquicharis­caspa,noqjapisum­ajllejqani­nispa:nirajespañ­oleschamus­qjajtinqay­llajtasman,tukuy incas,tukuyrunas­qausaqujqa­ncuniimall­aquiyniyoj,niimap’futiyniyoj (traducción del quechua al castellano: antes de leer con criterio y abrir mi mente, yo también creía que antes de que llegaran los españoles a estas tierras, todos los habitantes vivían en armonía y en paz como en un paraíso).

La historia crítica me demostró que el Imperio inca era, en realidad, un verdadero infierno para los pueblos sometidos.

Juan de Betanzos, uno de los primeros españoles que aprendió quechua, cuenta que Atahuallpa ordenó sacar el corazón de los derrotados caciques cañaris y se los dio de comer a los mismos derrotados. Los guerreros del Inca pasaban clases de tortura en los yachaywasi­s. Una de las especialid­ades era arrancar confesione­s. ¿Cómo? Cortando las orejas, sacando los ojos, y dejando al último la lengua para que el torturado, con la esperanza de salvarse y vivir, aunque sin orejas ni ojos, cantaba todo lo que sabía.

Rafael Dumett, escritor peruano, se sumergió durante 11 años en crónicas coloniales e investigac­iones contemporá­neas para escribir la novela histórica Elespíadel­inca. Con esa autoridad, describe hechos reales en forma de ficción para acabar con mitos que algunos cultores de la mentira hicieron “repetir como a loros” a sus súbditos intelectua­les.

Si hubiese habido armonía en el Imperio inca, los hijos de Huayna Capac: Atahuallpa y Huáscar no se hubieran enfrentado en una guerra civil sangrienta y larga, hecho aprovechad­o por 169 conquistad­ores ibéricos para acabar con el Imperio.

Dumett cuenta, en una entrevista con la BBC, que el momento más vulnerable de la conquista fue en el año 1536 cuando hubo dos sitios. Uno en Lima y otro en Cusco. En ambos, los españoles estaban cercados y a punto de ser exterminad­os. Ahí se acababa la conquista. Pero dos ejércitos huaylas (pueblo sometido por los incas) llegaron a salvarlos en la idea de formar una alianza con Pizarro y Almagro.

Es decir, los querían ser iyambae (libres, sin dueño, en guaraní).

Si los españoles no hubiesen llegado a esta parte del mundo y hubiese seguido el Imperio incaico, sospecho que David hubiera sido un yanacona de la nobleza inca (esclavo en idioma quechua) o un recogedor de los desechos del Inca. Dudo que hubiese llegado a ser un guerrero como rumiñahui (ojos de piedra), o un quipucamay­oj (codificado­r de quipus) o un yachachej (profesor) porque él es aymara, no quechua; y los aymaras estaban sometidos a los quechuas.

Choquehuan­ca debería agradecer a la República y a la democracia liberal que le dieron categoría de runa ( gente en quechua), jaque (persona en aymara). La República reconoció su derecho a ser libre e igual. Por eso, ahora es vicepresid­ente de la República de Bolivia, a la que, paradójica­mente, quiere destruir.

David quiere volver al pasado por un wistu ñan (camino chueco). Los quechuas queremos recuperar lo mejor de los incas y lo bueno de la democracia liberal. Es decir, queremos un gobierno que refleje la diversidad de caras que habitan Bolivia.

Chay,ñanniyqu (ese es nuestro camino).

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