“Hay un montón de palacios de convención, pero sólo un museo ”
Historia. El museo funciona al lado del palacio Portales desde 1997, luego de que el predio, en la avenida América y Potosí, fue expropiado. En 2014 fue declarado patrimonio
Han pasado 24 años desde que el Museo de Historia Natural Alcide d’orbigny se creó. Su director por 18 años, Ricardo Céspedes Paz, habló con Los Tiempos sobre este lugar, la razón de su origen y las motivaciones para conducirlo.
Al iniciar el diálogo, el director se mostró decidido a reabrir el museo, aunque reparando el techo y el alero que están por ceder con sus propios medios para volver a recibir el público.
También se refirió al plan para que en el predio se construya el Palacio Municipal de Convenciones.
—¿Hace cuánto tiempo está dirigiendo el museo?
—Desde que se cambió de nombre, en 2003, a Alcide d’orbigny.
—¿Qué le interesó de un museo y la geología?
—Por la rareza de la geología y porque en mi niñez me acuerdo que en la casa de mi tía, en el barrio Basilio, al hacer una piscina se encontró mucho material arqueológico de la cultura Tiahuanaco y la llamó a Geraldine de Caballero, que fue después la directora del museo arqueológico donde trabaje. Eso me abrió un poco los ojos.
Aunque originalmente pensé estudiar Aviación, estuve en La Paz. Los azares del destino me llevaron a cambiar el rumbo cuando visite Vizcachani, donde se encontraron flechas de 6 mil años y eso me llevó a retomar toda esta idea.
—¿Cómo se formó el museo que combina pasado y actualidad e investiga?
—Se inició porque la Fundación para las Ciencias, creada en 1985, tenía como finalidad retener a los fósiles bolivianos que generalmente se iban al exterior y nuestras piezas las tendríamos que verlas en Nueva York o París.
Teníamos la necesidad de que el material paleontológico boliviano sea retenido. Ésa fue nuestra intención al crear un museo de historia natural, que sea contraparte de las investigaciones que se realizan.
Comenzamos a hacer la campaña para que se haga el museo, pero muchos alcaldes no nos oyeron; hasta llegar a esta oportunidad que tuvimos de crear entre la UMSS, la Alcaldía y la Fundación.
Cuando hicimos el museo, había mucho material paleontológico que se había rescatado y ése fue el primer patrimonio.
Luego aparecieron las otras ramas, como mineralogía y biología. Eso nos conllevó a pensar que no sólo podemos rescatar el material, sino conservarlo.
—¿Qué importancia tiene hoy salvar una especie como la rana Romeo?
—Toda especie tiene un papel importante, ya sea en el equilibrio ecológico o en cualquier fase. El conservarla es para tener un mundo sano, donde el equilibrio no se rompa.
La segunda es que las especies no han sido estudiadas y pueden tener cualidades médicas. La tercera es la concientización: el mundo no es mío o nuestro; es de nuestras generaciones.
—¿Qué representa este museo para Cochabamba?
—Aporta muchísimo, porque tenemos especialistas que pueden ayudar en todos los temas y a todas las instituciones. Aporta en la generación de conocimiento, desde la calidad del agua del río Rocha, porque el museo trabajó en eso. Se necesita una simbiosis entre los profesionales y las autoridades.
Además, somos un referente turístico, cultural y educativo. Hay un montón de palacios de convención, pero sólo hay un museo y no puede estar descuidado, porque al final no es mi patrimonio ni de los trabajan, sino de Cochabamba.
El museo fue declarado, por la Ley 593, patrimonio nacional y conserva
44 mil piezas.