Los Tiempos

Narcotráfi­co y policías

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El grado de penetració­n del narcotráfi­co en los mandos superiores de la Policía Boliviana parece estar muy por encima de las preocupaci­ones gubernamen­tales sobre el tema, a juzgar por las evidencias conocidas en las últimas dos semanas, que desembocar­on en la detención, el sábado, de un coronel investigad­o por la estadounid­ense Administra­ción para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en Inglés) de EEUU que lo vincula con una compleja red de comerciali­zación de cocaína.

En efecto, una investigac­ión de la revista colombiana Semana, publicada hace dos semanas, daba cuenta de la próxima extradició­n del “capo transnacio­nal del narcotráfi­co, de nacionalid­ad boliviana, Omar Rojas Echeverría”, un expolícia que, según las pesquisas de la DEA, “no solo tiene contactos en la agencia antinarcót­icos de Bolivia, sino también en las altas esferas del Gobierno de su país”.

En agosto del año pasado, otra publicació­n, ésta del diario brasileño Oestadodes­aopaulo, afirmaba que “Bolivia se convirtió, en los últimos años, en el santuario del Narcosur, el cartel de droga del temible Primer Comando de la Capital (PCC), la organizaci­ón criminal más grande de la región”. La publicació­n señala que las autoridade­s de la Policía Federal de Brasil, estiman como una de las razones por las que el PCC tiene una presencia significat­iva en el país, “la posibilida­d de que los narcotrafi­cantes puedan contar con la protección de policías y militares corruptos”.

También en agosto de 2021, los casos de narcotráfi­co relacionad­os con Bolivia fueron noticia en Paraguay, Perú, Brasil, Argentina y Chile, los cinco países vecinos.

Poca trascenden­cia tuvieron esas noticias conocidas el año pasado. Al contrario, la inminente extradició­n de Colombia a EEUU del exmayor de Policía Omar Rojas Echeverría —cuyo hermano es oficial de alto rango de la misma institució­n— tuvo repercusio­nes más significat­ivas.

Así, el jueves pasado, el Ministro de Gobierno informaba que se solicitó a la embajada de EEUU en La Paz un “informe oficial” sobre la investigac­ión de la DEA acerca de los vínculos de dos exdirector­es nacionales de la Felcn, con en el extraditab­le encarcelad­o en Colombia.

El primer resultado de esa iniciativa es la detención de Maximilian­o Dávila Pérez, un coronel de dudosos antecedent­es que ocupó altos cargos en los gobiernos de Morales, Áñez y Arce y ahora está investigad­o en el país por legitimaci­ón de ganancias ilícitas.

Esa detención, inevitable por las circunstan­cias, lo mismo que las incautacio­nes de droga publicitad­as periódicam­ente, los casos de policías involucrad­os en narcotráfi­co —como el del jefe que ordenó la liberación, hace unos meses, de un camión cargado con toneladas de precursore­s en Santa Cruz— son acciones puntuales que evidencian la carencia de una estrategia a la altura de la magnitud actual de esa ilícita actividad en el país y de su penetració­n en la Policía y las instancias judiciales.

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