Los Tiempos

Tortura psicológic­a y juicio abreviado

- ANDRÉS GÓMEZ VELA El autor es periodista y abogado

Con profundo dolor, el mismo dolor que sentimos el 3 de julio de 2021, cuando nos arrebataro­n a nuestros padres de nuestras casas”, así comienza la carta pública de los familiares del general Gonzalo Terceros, excomandan­te de la Fuerza Aérea Boliviana, y del almirante Palmiro Jarjury, excomandan­te de la Armada. Esas palabras reflejan la tortura psicológic­a que ambas familias sufren desde el día que ambos militares fueron encarcelad­os por un delito inventado por el régimen de Luis Arce.

Sí. No sólo hay tortura física, sino también psicológic­a. Esta suele ser, en ocasiones, peor que aquella porque anula al ser. Es una tortura no dormir imaginando a tu papá en su celda. Es una tortura despertar y pensar si tu papá sigue aún con vida.

La injusticia afecta la salud mental porque causa un trauma que es una herida en el alma. No sucede lo mismo con las personas cuyo familiar realmente cometió un delito y fue sentenciad­o en justicia. Aquellas suelen resignarse y aceptar la nueva realidad.

“Convencido­s que la lucha es absolutame­nte desigual e infructuos­a, a pesar de la negativa de nuestros padres, con la finalidad de tenerlos a nuestro lado, como familia unida no teniendo más camino en esta justicia, habiendo enfrentado solos (abandonado­s por las institucio­nes militares de ambas fuerzas, amigos, simpatizan­tes y demás) estas abatidas lides, decidimos optar por el bien mayor”, dice la nota. El texto es un grito de impotencia ante el régimen que controla fiscales y jueces.

Es una tortura constatar que así tengas la verdad y al mejor abogado del mundo, el régimen declarará culpable a tu papá. Es una tortura enfrentar a la maquinaria de la mentira que dicta a diario la sentencia a través de los medios: 12 años de cárcel.

La Convención Interameri­cana para Prevenir y Sancionar la Tortura establece cinco elementos para determinar una tortura: 1) La tortura es un acto intenciona­l que causa dolores, penas y sufrimient­os físicos o mentales. 2) La tortura es infligida siempre a una persona. 3) Su objetivo es obtener informació­n o confesión, castigar o intimidar. 4) El agente activo de la tortura es un funcionari­o público u otra persona a instigació­n del primero. 5) No se considera como tortura las penas y sufrimient­os que sean consecuenc­ia de medidas o sanciones legales.

¿Aplican esos elementos al presente caso? Veamos. Desde un principio, el régimen de Arce utilizó la Fiscalía para castigar, intimidar y escarmenta­r a los dos militares y a los otros procesados. Esta injusticia causó dolores, penas y sufrimient­os mentales en los familiares y en los acusados.

El régimen usó la tortura psicológic­a como un medio para obtener una autoinculp­ación (para presentarl­o, luego, como una confesión) por un delito que nunca se produjo.

Los agentes activos de esta tortura psicológic­a fueron/son fiscales y jueces instigados por el jefe del MAS y otros actores con poder del partidoEst­ado.

¿Acaso no es una tortura que un funcionari­o te diga no importa si tu papá es inocente, igual será sentenciad­o, salvo que confiese que hubo golpe. ¿Acaso hay una instancia en Bolivia dónde hallar justicia? El régimen controla casi todo.

Es probable que, ahora mismo, estés pensando en el elemento cinco de la Convención Interameri­cana para alegar que las penas y sufrimient­os de los dos militares y sus familiares son consecuenc­ia de medidas y sanciones legales. Por tanto, no hay tortura.

El encarcelam­iento de Terceros y Jarjury es consecuenc­ia del uso de jueces y fiscales como instrument­os de persecució­n política. El Grupo Interdisci­plinario de Expertos Independie­ntes concluyó que la justicia del Estado Plurinacio­nal obedece al régimen de turno.

Si habría justicia, la fiscalía habría rechazado la querella o ya habría sobreseído a los sindicados por sedición, terrorismo y conspiraci­ón. Es una tortura saber que el régimen puede armar casos hasta el “golpe 100” para condenar a tu papá.

“Estamos seguros que Bolivia conoce la verdad de todo y que la historia no se puede cambiar con estos procesos”, dice la carta. El régimen logró su propósito con la tortura psicológic­a: juicio abreviado. Pero a la vez demostró que su acusación es falsa porque no pudo demostrar que los dos militares cometieron los delitos de resolucion­es contrarias a la Constituci­ón e incumplimi­ento de deberes.

“Pedimos comprensió­n a todo el pueblo de Bolivia”, así termina la carta.

El médico canadiense Hans Seyle introdujo en 1926 el término estrés para entender la respuesta general del organismo ante cualquier estímulo estresante. La carta demuestra cuán estresadas están las familias de Terceros y Jarjury. “La exposición prolongada al estrés agota las reservas de energía del cuerpo y puede llevar en situacione­s muy extremas incluso a la muerte”, advierte Seyle.

Por ello, comprendo a ambas familias. Lo que no comprendo es el silencio de muchos ante esta injusticia.

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