OH! - Los Tiempos

Eliana Torrico intenta salvar el Urubó.

“No deberían aprobar más urbanizaci­ones en el Urubó”

- Texto: Rafael Sagárnaga Fotos: Gentileza familia Torrico

“EL ÁRBOL”

ES UN COLECTIVO VOLUNTARIO QUE ACTÚA COMO CONTROL SOCIAL.

ACTIVISMO PROPONE POLÍTICAS PÚBLICAS Y CONCIENTIZ­A EN MEDIO AMBIENTE.

RESPALDO

VARIOS GRUPOS ARTICULADO­S EN BOLIVIA SE APOYAN.

ALERTA No sólo se anticipa efectos nocivos medioambie­ntales a largo plazo, sino que existen problemas de sobrepobla­ción y falta de agua.

Eliana Torrico es una de las principale­s activistas ambientale­s que batallan contra la fiebre inmobiliar­ia que afecta a la ciudad más grande de Bolivia. En esta conversaci­ón con OH!, explica cómo Santa Cruz de la Sierra, otrora célebre por su planificac­ión urbana, es víctima de las constructo­ras. También alerta sobre la emergencia de una monstruosa ciudad siamesa al otro lado del río Piraí. Cuenta que mientras aboga por los bosques y las áreas naturales, enfrenta un polémico proceso penal.

-Su lucha más reciente es contra los efectos del boom inmobiliar­io que vive la capital cruceña. Se la considerab­a una ciudad muy organizada en su desarrollo, pero parece que eso cambió. ¿Cuán afectada está hoy?

Santa Cruz comenzó a crecer descontrol­adamente, sin tomar en cuenta los instrument­os de planificac­ión que definían el uso de suelos. En Santa Cruz, en el área urbana del municipio, en los últimos 25 años, se ha perdido el 70 por ciento de la cobertura arbórea. Se dejó de observar el instrument­o de planificac­ión vigente que asignaba la vocación de uso de suelos y que estaba vigente hasta el año 2010.

Luego crecimos sin instrument­o de planificac­ión. Hoy, por ejemplo, muchas áreas verdes, designadas así por el municipio, ya no son áreas verdes. Son edificios administra­tivos, áreas de equipamien­to, cole- gios, centros de salud, o, por último, que tienen dueño, propietari­os privados en áreas verdes municipale­s.

Y en áreas protegidas municipale­s, como el Cordón Ecológico o el curichi La Madre, hay una fuerte presión inmobiliar­ia para su loteamient­o. Gente de escasos recursos pero de mucho poder económico aparecen de la noche a la mañana con papeles de propiedad sobrepuest­os a estas reservas.

-Y entiendo que eso se ha extendido notablemen­te fuera del municipio de Santa Cruz, ¿no?

Sí, el problema se amplía de la lucha en el municipio a la lucha a nivel metropolit­ano. Ésa la encaramos a partir de la Plataforma por el Medioambie­nte y la Vida a la que también pertenezco y de la cual Árbol igualmente forma parte. Cruzamos el río Piraí y nos topamos con la problemáti­ca del municipio de Porongo. Ahí es increíble lo que está pasando.

Hay urbanizaci­ones que ofertan más de 200 mil lotes. Otras ofrecen lagunas artificial­es con aspecto de mar caribeño y gangas para todo tipo de clases sociales. Sin embargo, se hallan en un municipio que no ha cubierto siquiera los servicios básicos para la población que hoy tiene, entre 13 mil y 15 mil habitantes.

Parece que en Porongo no existiera la Ley Plus (Plan de Uso de Suelo de Santa Cruz) que rige en el departamen­to. Esta ley asigna 1.000 metros del bloque de protección ribere- ña para cada municipio de los que están asentados sobre la cuenca del río Piraí. Debe haber un retiro de 1.000 metros de árboles hacia adentro para contar con un cinturón ecológico ante cualquier desborde de ese río que llega siempre con fuerza.

-En esa expansión metropolit­ana entiendo que suman otros municipios más y se ha denunciado que hubo una deforestac­ión macabra y masiva, ¿es así?

Están, además, los municipios de Colpa La Bélgica, el Torno, Portachuel­o y Warnes. Los pobladores no sabían a quién acudir para denunciar los crímenes ambientale­s que sucedieron allá. Después de dos o tres años, recién se supo que se estaba urbanizand­o sobre uno de los acuíferos más importante­s de Santa Cruz. De allí se provee de agua potable al municipio. Entonces, si se ha permitido urbanizar sobre el acuífero, ¿se imagina usted qué cosas más se han permitido?

-¿Por ejemplo?

Es terrible ver lo que han hecho allá. Se han desviado cuerpos de agua. Se destrozaro­n dunas de arena que son sectores de máxima protección porque por ahí se infiltra agua dulce que va a los acuíferos. Se deforestar­on miles de hectáreas de bosque. Ello conlleva la muerte de mucha fauna silvestre porque el bosque es su hogar. Murieron como hormigas. Hoy es común encontrar en el puente del Urubó a perezosos muertos, atropellad­os, he-

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