Por qué se debe frenar el plagio en el ámbito educativo.
NUEVAS NORMAS Las nuevas tecnologías aportan en el desarrollo de la educación, pero también enfrentan a la sociedad con problemáticas aún en discusión. Hacerles frente es el desafío de todos ACADEMIA EL EXTENDIDO PLAGIO EN LA ERA DIGITAL
Vi v imos en un mundo donde la tecnología avanza vertiginosamente, y es que hoy en día y a la velocidad de un clic podemos tener acceso a un vasto universo de información sobre cualquier ámbito que queramos conocer. Las nuevas tecnologías han venido a revolucionar los antiguos paradigmas de la sociedad, y a situarnos frente a una nueva era digital, donde la comunicación es cada vez más veloz y los espacios geográficos se convierten en virtuales.
Toda esta revolución informática ha determinado un cambio radical y a todo nivel en el ámbito académico. La creación de portales universitarios, de enciclopedias virtuales y las bases de datos de fácil acceso sólo son una pequeña muestra del mundo virtual puesto al servicio de lo académico. De acuerdo a Alberto Libera, reconocido experto en educación, las nuevas tecnologías juegan un papel determinante en esta nueva concepción de la educación. “El estudiante de la era digital se encuentra frente a una gama muy grande y variada de información, lo cual le permite tener acceso a diferentes fuentes, confrontar distintas opiniones de una manera muy rápida y ágil; también le da la posibilidad de interactuar con otras personas de manera más amplia, cosa que antes sólo se podía lograr participando de congresos o seminarios de acceso restringido para la mayoría”. Vale decir que, antes, tener acceso a la información conllevaba un presupuesto económico no menor y a esto se sumaba la dificultad de conseguir lo que se requería; problemas que, hoy, gracias a los avances tecnológicos, han desaparecido. A nivel académico, uno de los problemas que se evidencia es el plagio, el cual es definido por el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española como: “Copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”. Si partimos de este significado, plagiar es una labor que va en contra de una persona que es creadora de su obra.
El fenómeno no es nuevo; sin embargo, para muchos ya es considerado como una acción normal, y niños van creciendo con esta práctica incorporada. La consecuencia salta a la vista, se produce conocimiento de menor calidad y con deficiencias.
Una investigación conducida por la empresa de tecnología educativa Turnitin realizada a maestros y estudiantes en EEUU, reafirma que el plagio no es sólo un problema de falta de honestidad, sino que además es el resultado de la carencia de las habilidades fundamentales para el éxito académico como pensamiento crítico, creatividad y habilidades de comunicación. Asimismo, se determinó la clasificación de las 10 formas de plagio más comunes en cuanto a ética en la investigación, siendo las más frecuentes la clonación, entendiéndose como presentación de un trabajo como propio; en segunda, el copiado y pegado, y en tercera, el plagio mosaico, que viene a ser el material copiado de múltiples fuentes.
De acuerdo a la revista Colombiana de Educación y Cultura AZ, se estima que en Latinoamérica los docentes pueden recibir más de 100 millones de trabajos no originales al año, manejando un 12 por ciento en general de plagio, pero el estrecho margen de con-
tenido no original que existe en los distintos países muestra que el plagio no es un problema regional o nacional, sino global.
En lo que se refiere a Bolivia, en teoría, existe una ley sobre Derecho de Autor (Antiplagio), la N° 1322. Sin embargo, la aplicación de la misma es básicamente nula. El único artículo relativo no ha sido cumplido efectivamente, sobre todo por parte de la población estudiantil”, expresó el abogado Francisco Bueno Ayala, especialista en derechos de autor, marcas y patentes.
Cabe destacar que instituciones como el Instituto Nacional de Estadística (INE) o el Servicio Nacional de Propiedad Intelectual (Senapi) no cuentan aún con estudios estadísticos sobre esta problemática en Bolivia.
De acuerdo a un pequeño sondeo realizado en el eje troncal del país a estudiantes universitarios de diferentes carreras, tanto de universidades estatales y privadas, se preguntó a los estudiantes si consideran que el hecho de robar es malo. Todos respondieron que sí. Pero cuando se les preguntó si bajar música, películas o información académica de Internet y presentarla como suya está bien, no le pareció una acción grave, es más, muchos de ellos no son conscientes de que están cometiendo plagio.
También se constató que existen universidades que ya están trabajando en bajar los niveles de plagio en los proyectos de los que presentan los estudiantes, pero existen otras instituciones en que pocos catedráticos se toman el tiempo para revisar si un trabajo es o no plagiado.
Eso plantea una pregunta para el sistema educativo boliviano: ¿Estamos preparados para la responsabilidad que las nuevas tecnologías nos exigen y estamos formando al estudiante para saber que el plagio es un delito y por consecuencia una falta de ética?
Para el Educador Alberto Libera, el problema no solamente se encuentra en el sentido ético del estudiante, sino también del docente y la institución donde estudia. “Los docentes muchas veces son conscientes de que existe plagio y si no controlan, no lo sancionan ni corrigen al alumno, el hecho de plagiar se convierte en algo relativamente permitido. Esto a la larga trae consigo consecuencias tales como que las instituciones pierdan el nivel académico, cognitivo y sus valores”.
El educador también acotó que si bien a nivel de educación superior en el país se están implementando cada vez más códigos de control para afrontar esta problemática, a nivel de educación secundaria falta un largo camino por recorrer.
Martín Díaz, comunicador y docente de la Universidad Católica, señala al respecto que “esta tendencia se puede revertir siendo más rigurosos en las revisiones y en los filtros académicos, pero, ante todo, siendo éticos en cada investigación que se lleve a cabo”. También durante su participación en el Foro de Integridad Académica realizado en la ciudad de La Paz destacó lo siguiente: “Estoy convencido de que la creatividad es la herramienta que nos permite educar para el cambio. Debemos reivindicar el aprendizaje como acto creativo y si queremos estudiantes íntegros debemos predicar con el
ejemplo, de esa manera quizás tendremos menos graduados pero mejores”, finalizó Diaz.
TECNOLOGÍA Y PLAGIO
Actualmente existen software que permiten rastrear patrones verbales con diferentes bases de datos. Al hacerlo, genera un reporte que muestra coincidencia con otros textos.
Una de estas empresas reconocidas a nivel mundial es Turnitin que trabaja en la mitigación de riesgo institucional y del plagio académico y profesional. En su sistema la empresa atesora 640 millones de ensayos estudiantiles, 160 millones de publicaciones y artículos científicos, además de 61.000 millones de páginas web indexadas.
En Bolivia, por el momento sólo una Universidad cuenta con esta tecnología. Se trata de la Universidad Privada de Bolivia (UPB), quienes hace cuatro años han implementado con mucho éxito el Sistema Turnitin.
De acuerdo a Alberto Sanjinés, vicerrector académico de la UPB, al contar con un sistema anti plagio de documentos tan efectivo, se controla la problemática del plagio. “En un inicio se detectó que el nivel de citaciones erradas y similitudes de texto era alto, y con la utilización de este sistema el porcentaje bajó considerablemente mejorando la práctica de citaciones y bajando en los estudiantes el deseo de cometer fraude académico”.
“Nuestro desafío en el campo académico es ver cómo desarrollar el conocimiento en los estudiantes utilizando nuevas tecnologías y elevando el perfil de cada alumno”, reflexionó Sanjinés.