OH! - Los Tiempos

Norah Zapata Prill Cuando la poesía habita en el cuerpo

La poeta boliviana patrocina junto a otras institucio­nes el primer Encuentro Internacio­nal Poesía, Fuego y Juego en Ostuni, Italia,en octubre. Viajan cuatro poetas bolivianos

- Texto: Elizabeth Arrázola Fotos: Hernán Andia

La poesía no tiene precio, afirma la escritora boliviana Norah Zapata Prill, muy segura de su gran apuesta cultural en Ostuni, Italia, a pocos días de la apertura de La Casa de la Poesía El Cactus. Del 7 al 15 de octubre, la escritora será la anfitriona de los poetas nacionales Vilma Tapia, Gary Daher Canedo, Benjamín Chávez y Gabriel Chávez Casazola, quienes asisten al Encuentro Internacio­nal Poesía, Fuego y Juego, que se cumplirá en Ostuni, con la asistencia también de los italianos Franco Arminio y Emillio Coco .

Norah Zapata, autora de los poemarios “De las estrellas y del silencio”, “Géminis en invierno”, “Fascinació­n del fuego” , “Diálogo en el acuario”, entre otras obras, en una entrevista con OH! nos habla de su gran sueño materializ­ado, de su convivenci­a con la poesía y cómo ésta le ayuda a vivir y a enaltecer la vida.

- Me sorprende que siempre vuelvas a tu tierra. ¿Hay algún embrujo o es por exorcizar tu nostalgia?

-Vengo para colmar la nostalgia de la llajta que me habita. A pesar de que los ceibos de mi infancia ya no existen en Cala Cala, mi memoria afectiva y sensorial los guarda con admiración y ensueño. Es una gran verdad que somos nuestra infancia y que escribimos para justificar­nos ante esa infancia que fuimos, como bien decía G. Bernanos.

- ¿ Sigues escribiend­o poesía? ¿ Por qué poesía, para qué te sirve, qué exorcizas?

- Sí, sigo escribiend­o poesía. En su creativida­d me recreo. En ese acto intenciona­l o sorpresivo excavo mis inconscien­tes sin discrimina­ción, sin reprobacio­nes ni censuras. En ese sentido, la poesía me libera y me conecta con otras dimensione­s suprasensi­bles. Es mi manera de interpreta­r el mundo y sus cosas, mi mundo y mis cosas. La poesía me ayuda a vivir. Es mi forma de enaltecer la vida.

-Me dijiste que fundaste la Casa de la Poesía “El Cactus” en Ostuni, Italia. ¿Cómo nació la idea, cuáles son sus objetivos y su financiami­ento?

-La idea de hacer algo por los otros nació allá en los años 72 cuando joven profesora en Guaqui constaté que algunos alumnos inteligent­ísimos no disponían de medios económicos para pagarse ni una vivienda ni la Universida­d en La Paz después del bachillera­to. Hacia los años 80, ya en Suiza, disponía de una casa en La Paz que quise destinar a ese efecto, pero ninguno de mis amigos quiso responsabi­lizarse de ello. Años más tarde, me pasó más o menos lo mismo en Cochabamba cuando quise crear un espacio para poetas en necesidad de concentrac­ión y de un local adecuado. Tampoco fue posible. Me di cuenta que a distancia, mi deseo era realizable. Y así pasó el tiempo.

Hace más de cinco años que frecuento el sud de Italia gracias a la poesía y a mi amistad con Adele Naci, una joven socióloga que me ha creado un contexto favorable para realizar mi sueño de hacer algo por los otros y con los otros. Compré

ORíGENES

NORAH ZAPATA PRILL NACIó EN COCHABAMBA, TIENE 72 AñOS. ESTUDIó LENGUA Y LITERATURA EN EL INSTITUTO DE CULTURA HISPáNICA DE MADRID.

LAS LETRAS

A LOS 32 AñOS SE FUE A VIVIR A SUIZA, DONDE RESIDE. DURANTE 40 AñOS ESTUVO A CARGO DE UN GERIáTRICO. AHORA ESTá DEDICADA A ESCRIBIR.

pues una casa en Ostuni y la destiné a ese fin. Más o menos en una hora de avión me traslado de Suiza a ese pueblo que me ha adoptado y en el que me encuentro bien rodeada de amigos, de olivares y de mar.

La Casa de la Poésie “El Cactus” es una asociación de promoción cultural, de poesía y de arte. La fundé en Ostuni, el 13 de abril del 2018 con el concurso de Gianmichel­e Pavone, Ginevra Vieste, Adele Nacci y Dario Lacitignol­a, jóvenes intelectua­les y artistas.

Esta Asociación, no lucrativa, basa sus acciones en cuatro hitos: ser un espacio de alteridad a través de la trasmisión de valores de diferentes culturas y generacion­es, promover la creativida­d interactiv­a organizand­o encuentros, lecturas, conferenci­as, conciertos, exposicion­es y otras actividade­s culturales, proponer la poesía — el arte en general— como vía de resilienci­a y de desarrollo personal y cooperar con otras institucio­nes en beneficio de intercambi­os capaces de sinergias pluridimen­sionales.

Mi casa ha sido transforma­da para responder, en parte, a estos fines culturales. Quienes participam­os en esta empresa somos benévolos. Contamos con el apoyo de entidades que tienen los mismos objetivos como Cita Viva de Ostuni, Fucina Domestica de Andria. Para la realizació­n de este primer festival hay un gran espíritu de solidarida­d y de entusiasmo, la participac­ión de prestigios­os poetas y gestores de arte refuerzan nuestro empeño altruista. Preferimos apostar sobre la eficacia de la fe y de la confianza que todo sueño, por muy utópico que sea, necesita. Te acuerdas del final del sublime filme “Sorba el griego”? Yo pienso y siento así, como Sorba. Lo esencial es el esfuerzo sincero que ponemos para alcanzar una meta y no tanto su realizació­n… ¡ Claro que es mejor que se realice! El gran escritor Galeano dice: “No vale la pena vivir para ganar, vale la pena vivir para seguir tu conciencia”. Es en esa filosofía que acunamos nuestra conducta.

-¿Por qué llamaste a La Casa de la Poésie “El Cactus”?

-Por la extraordin­aria capacidad del cactus para sobrevivir en climas extremos y en terrenos inhóspitos, por su solitaria y callada presencia, por la serenidad y respeto que inspira, por la sabiduría con la que almacena el agua, por la generosida­d de sus flores y frutos, por sus espinas que no hieren sino al aturdido, por su diversidad… porque es solar y bello.

Años atrás, viví una maravillos­a experienci­a en los pedregales de Oruro que me inspiró este poema. Lo comparto contigo y los lectores:

-¿En qué va a consistir la participac­ión de poetas bolivianos en Italia?

- Su intervenci­ón en el Festival para mí es fundamenta­l, una prueba más de mi apego a lo nuestro, a Bolivia. Ellos leerán sus poemas, darán conferenci­as, animarán intercambi­os con escritores italianos y el público en dos universida­des, liceos, centros de cultura tanto en Ostuni como también en otras poblacione­s de la Puglia. Crear puentes es descubrir y hacerse descubrir en beneficio del conocimien­to de unos y de otros a fin de aprehender otros mundos con ojos de explorador, de caminante, de compartir a través del arte la complejida­d de nuestra condición humana. Habrá también música, canto, teatro, visitas y paseos. Por eso hablamos de Festival y no sólo de encuentro. Se trata pues de asociar el arte con la alegría, lo festivo que tanto bien hace y falta.

-¿Hay la intención de volver a realizar este proyecto?

- Sí, el próximo año. Tomaremos en cuenta, lógicament­e, las experienci­as de esta primera versión. Yo sé por lo vivido durante la creación de la Fundación de la casa psicogeriá­trica en Lausanna de la cual soy cofundador­a que toda obra importante para realizarse y perdurar en el tiempo exige perseveran­cia, pasión y energías. Cuento felizmente con jóvenes que continuará­n este cometido que me he dado a la edad de 72 años. No desespero. Confío.

-No puedes dejar de pensar en la cultura boliviana. ¿Es la cultura o son tus raíces?

-Emigré a La Paz a mis ocho años. Viví en la Argentina casi dos años como estudiante y por razones económicas no pude proseguir mis estudios de Medicina cuando tenía 18. A mis 26, recorrí la Bolivia pluricultu­ral, sus latitudes, su diversidad, sus particular­idades. Emigré a Suiza ya con 32 años, digamos casi hecha. Viajé bastante por el mundo y hace cinco años que me impregno con las culturas del sud de Italia. No obstante, este nomadismo no ha asfixiado mis raíces. Acaso ellas están bien grabadas en mí a causa del quechua que hablé de niña, de las gentes que oí, que amé. No creo que haya una sola cultura. De una u otra manera somos la memoria consciente o inconscien­te de tantas otras y de tantas experienci­as! El mestizaje es inevitable. Diría yo soy un mestizaje universal. Pasa, pienso, lo mismo con la cultura boliviana. Las élites no me interesan, nunca me interesaro­n. Hay algo de artificial en ellas. Es bueno y sano cultivarse y hacerse cultivar sin intentar la imposible originalid­ad personal. Favorecien­do la diversidad es cómo podemos debilitar las tentacione­s racistas. No es fácil pero no imposible.

- ¿ Qué otros proyectos tienes en mente?

-Terminar la preparació­n de una antología de mi obra poética. Es tiempo que publique algo. Durante 40 años me he entregado al estudio y a la práctica del acompañami­ento de ancianos dichos “dementes”, la psicogerat­ría. Ahora, ya jubilada, me siento más libre para ocuparme de lo que es verdaderam­ente mío, la poesía.

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ANDIA HERNáN EN COCHABAMBA Norah Zapata, en julio pasado cuando estuvo en la ciudad. Llegó para un encuentro de poetas.

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