OH! - Los Tiempos

¿Dónde quedó el espíritu?

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Es de malos juristas eso de ceñirse a la letra y no buscar el espíritu de las leyes.

Uno de los mayores ejemplos de ese error, delito, pecado, será que se gaste 27 millones de bolivianos en las elecciones primarias que se llevan adelante en nuestro país próximamen­te y llevan un binomio al frente.

Se gastará insulsamen­te casi 4 millones de dólares en un país donde hay más de dos millones de personas en pobreza extrema. Dos millones y más que apenas sobreviven diariament­e y tienen escasas posibilida­des de superar los 50 años bajo un mínimo de condicione­s de salud.

Pero la decisión parece tomada por los polémicos tribunos y avalada por los no menos polémicos parlamenta­rios que en varios casos presumen de ser respetuoso­s de un sistema socialista. Sistema socialista que según los estudiosos se entiende como un “ordenamien­to político, social y económico que se basa en la propiedad y en una administra­ción colectiva, o en su defecto estatal, de los medios de producción, y, por otro lado, promueve una progresiva desaparici­ón de las clases sociales”.

Más allá de las cifras, no conmueven ni las noticias y fotografía­s sobre el lamentable estado de decenas de hospitales públicos que funcionan en condicione­s de- plorables. Lugares colmados de ciudadanos que no tienen sillas para sentarse ni camas para reposar y se suman los asilos , orfanatos, comedores populares y otros que hacen las veces de paliativos para una sociedad en crisis.

Pero detengámon­os en la salud. Dicen que la salud global mejora, pero el progreso no es universal. Y aunque pudiera pensarse que se trata de un asunto de desarrollo, no siempre es así.

Estar sanos y tener una vida feliz y larga es uno de los mayores deseos del ser humano. Se convierte casi en algo esencial en nuestra vida cuando falla cualquier otra cosa ¿ verdad?. Tener disponibil­idad inmediata de los servicios de salud cuando enfermamos, poder acceder a tratamient­os médicos y ser atendidos de urgencia, son los pilares básicos de nuestro sistema de salud en nuestro país pero sin embargo en muchas zonas rurales, estos pilares se tambalean e incluso desaparece­n.

Así como este de los 27 millones, se suman varios otros casos de apego literal a las leyes y hasta actitudes peores, propias de los más bajos instintos humanos. Para esto bastará recordar el caso de la jueza Patricia Pacajes y el médico Jhiery Fernández.

Y tribunos, fiscales y jueces, así de fríos no podrán llegar a semejantes excesos sin la venia del sistema y de la propia sociedad.

¿ Dónde quedaron la fuerza y la indignació­n social? Al parecer, la lapidaria fuerza de la respuesta llegará cuando esos 27 millones se derrochen en el absurdo dentro de unas semanas.

Claro, no está demás recordar que semejante descriteri­o coincidirá con los cariñosos y dulces mensajes de Navidad. ¡Vaya fin de año!

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PAULA MUÑOZ ENCINAS Editora OH!

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